Sábado 23
Las previsiones para el primer día de vacaciones por tierras asturianas no eran demasiado halagüeñas y más cuando nos levantamos y comprobamos el estado del cielo, se presagiaba lo peor… por suerte y al mismo tiempo por desgracia, fue tan solo en la playa de “La Franca ” donde nos hizo relativamente malo y ahora lo entenderéis cuando veáis la siguiente foto.
Amanacer negro, negro, negro |
Tras un comienzo de día titubeante la cosa empezó a animarse y pronto pudimos ver el azul en el cielo y un sol que calentaba de justicia; calor, empezaba a hacer mucho calor.
Primera parada en Llanes, un pequeño pueblo lleno de encantos por todas partes, desde sus casas indianas al puerto con ese dique de colores obra de Agustín Ibarrola o pasando por su conjunto medieval en el casco antiguo del pueblo.
Puerto de Llanes |
Después de Llanes nos dirigimos hacia Ribadesella donde el sol seguía dándonos su mejor cara y así paseamos hasta poner rumbo a Villaviciosa y a continuación al bonito pueblo de Tazones.
Desde aquí nos fuimos a Gijón, ciudad que por cierto he de decir que me decepcionó bastante… ha resultado no ser nada del otro mundo y es más en algunos momentos lo mejor era no ver.
De aquí a Oviedo pudimos volver a observar el contraste azul del mar con los verdes de los pastos, de las montañas, etc….
Bueno, mañana veremos si el tiempo quiere acompañarnos o se cumple la previsión de que hará malo y las excursiones y lugares que teníamos previsto ver y hacer… pasan a mejor vida.
Domingo 24
Pues más o menos como estaba previsto el día amaneció nublado pero al menos la lluvia nos dejó tranquilos y no hizo acto de presencia.
Puerto de Ribadesella |
El día empezaba en el siguiente tramo de costa donde lo habíamos dejado el día anterior y así pues nuestro primer destino era Candás en cuya localidad se encuentra otro de los faros que forman parte de la red de faros de la cornisa cantábrica (os he dicho ya que somos unos enamorados de los faros y a allá donde sabemos que hay uno allí vamos). Llegamos a Candás y gracias a las indicaciones de un guardia urbano conseguimos encontrar la mini carretera que nos debía llegar a lo alto donde estaba el faro. Desde lo alto se podía contemplar parte del litoral costero que hicimos el día anterior y el espigón más largo del puerto de Gijón. Una leve llovizna apareció durante unos segundo haciendo presagiar lo peor pero a los pocos minutos desapareció ante mi alivio y es que una cosa es que el sol no luzca para poder plasmar mejor si cabe toda la belleza de la costa pero ya si llueve “apaga y vámonos…”.
El siguiente destino era Cabo Peñas y su faro; es este cabo el que sirve de frontera natural entre la costa occidental y oriental de Asturias además de ser el punto más al norte de todo el litoral Astur.
En la actualidad la casa faro presenta una muestra del entorno y sirve como lugar de concentración y protección de todo el ecosistema de una reserva natural que comprende cientos de hectáreas.
El accidente geográfico de Cabo Peñas es un lugar espectacular que puede apreciarse desde el pie del faro, desde una senda paralela al precipicios o incluso para los más intrépidos sorteando rocas, irse hasta el límite del cabo. Lógicamente yo fui de los que treparon algunas rocas y se alejaron mar adentro como si esta clase de estos sitios tuviera sobre mí el mismo efecto que un imán sobre los objetos metálicos. Vosotros os podéis aprovechar también de estas excursiones mías cual si fuera una cabra montesa (ja,ja,ja) para ver a través de las fotografías lo espectacular y bello del paraje.
Cabo Peñas |
Proseguimos contorneando la costa por carreteras estrechas y muy a menudo de categoría comarcal o local para llegar a San Juan de Nieva donde está el faro de la ría de Avilés.
Se trata de un faro no muy grande pero si bonito y coqueto con el que “jugué” haciéndoles varias fotografías interponiendo entre él y yo, algunas plantas y flores que se mecían por la brisa que desde el mar lo zarandeaba todo.
Avilés |
En este punto pensé que acabaría por hoy la “aventura” costera porque divisé como un frente de lluvia venía hacia mi desde el siguiente punto del itinerario Punta Vidrias; aún así me decidí a ir al encuentro del que sería nuestro último trocito de costa antes de volver nuevamente a Oviedo, ese lugar era Punta Vidrias; lo cierto es que por esas pistas de asfalto que no pueden llegar a considerarse carreteras me armé un lío y no llegué a donde quería sino más adelante pero la verdad es que mereció la pena.
Fui a parar justo frente a la isla más grande de todo el litoral asturiano, la isla de Deva, una isla de unos 500 mts de largo por 300 de ancho. Pues frente a esta isla se alzan unos imponentes acantilados que en gran parte pueden ser recorridos por su parte superior gracias a unas rutas señalizadas que discurren por unas sendas bien señalizadas y adaptadas para caminar o ir en bicicleta. Por unos instantes volvió a mi pensamiento esos paseos similares, que es posible hacer en mi querida y añorada Normandía.
Finalmente hoy también dormimos en Oviedo y esperamos poder darnos un homenaje en un lugar de ensueño gastronómicamente hablando y que ayer nos fue imposible por ir tarde y desistir pues nos dijeron que debíamos esperar hora y media para una mesa para dos. Ya os contaré como fue la experiencia culinaria.
Aquí van unas imágenes....
El puerto deportivo de Llanes, todavía por estrenar |
Paseo sobre el mar |
Playa de Llanes |
Iglesia en el casco antiguo |
Ribadesella |
Tazones |
Elogio del horizonte (Chillida) en Gijón |
Candás (Faro) |
Hermoso Cabo Peñas |
Precipicio en Cabo Peñas |
Costa con sus aguas cristalinas |
Faro de Cabo Pañas desde el final del cabo |
Faro de Avilés sobre verde |
Jugando con hierbas y el Faro |
La brisa lo agita todo |
Mar y Tierra desde lo alto del acantilado |
Pequeño barco faenando entre la isla de Deva y los acantilados |