Llevábamos trazado en la ruta parar a ver unos de los
castillos más famosos de Irlanda, y como no teníamos que alejarnos demasiado
del recorrido de ese día, decidimos hacerle una visita.
Por supuesto la visita mereció muy mucho la pena, se trata
de un lugar pintoresco este castillo de Dunguaire y aunque la hora era buena para haber tenido un cielo
lleno de colores en pleno crepúsculo, la cambiante climatología nos privó de
dicho espectáculo, pero al menos nos conformamos con que no lloviera.
No hubo cielo con tonos naranjas, rojos, etc…. pero lo
compensó un hermoso Cisne que como si hubiese sido contratado como parte del
atrezzo para una postal, llegó a la orilla justo cuando también nosotros nos
acercamos al castillo y se fue justo después de que yo levantara el trípode y
disparara mi última fotografía.
De movimientos elegantes y con una presencia maravillosa, la
hermosa ave ponía un contrapunto poético a las piedras llenas de historia del
soberbio edificio medieval.
Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.
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