A estas alturas de nuestra historia resulta, para profanos como yo, difícilmente entendible el motivo por el cual se decide construir un castillo en un lugar tan inhóspito.
Sí antepongo mi afición fotográfica a cualquier otro
pensamiento, he de reconocer que el lugar tanto por simplicidad como por la
configuración de la construcción es de una enorme fotogenia.
Esta Semana Santa del 2.024 me acerqué por primera vez
al lugar y desde luego pensar en cómo debía ser el vivir aquí en épocas
pasadas se hace un tanto cuesta arriba. A día de hoy el asentamiento más
cercano, la pequeña localidad de Campillo de Dueñas está a más de 6 kilómetros
e imagino que siglos atrás esa distancia parecería mucho mayor.
Sí dejamos de lado estos aspectos, muy subjetivos por
mi parte, el castillo es hermoso y parece como si estuviera puesto ahí como
parte de un decorado; y algo de cierto hay en ello ya que el castillo se hizo
popular años atrás al aparecer el mismo, en una conocida y afamada serie
de televisión.
Poco más puede decirse, salvo que su belleza únicamente puede
apreciarse desde el exterior ya que se trata de una propiedad privada y no se
permite su visita al interior.