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Hay ocasiones en que una fotografía puede sorprender hasta al que la ha realizado…. esto es lo que me ha sucedido a mi hace unos días, pero además dicha sorpresa resultó ser, al menos para mí, muy agradable ya que sin pretender que la mencionada fotografía tuviera un determinado mensaje, en este caso estacional, al final puede perfectamente decirse que sí lo tiene.
El domingo 23 de septiembre, es decir apenas hace una semana, pasamos unas horas en París antes de tomar nuestro vuelo de regreso a Barcelona tras cuatro días por Normandía... y es que aunque ya hemos estado en diferentes ocasiones en la capital francesa, dado lo mucho que nos gusta esta ciudad, siempre que se tercia, no desaprovechamos la ocasión para hacerle una visita aunque esta sea a contrarreloj, como en este caso.
Dada la escasez de tiempo, uno de los puntos que escogimos para deambular un rato, fue el "Campo de Marte" al pie de la archiconocida Torre. Hice fotos, por supuesto, del legado de Eiffel, pero evidentemente a estas alturas ese monumento está más que fotografiado desde todos los ángulos habidos y por haber… por eso, con el rabillo del ojo siempre intento buscar algún elemento que me permita capturar una imagen diferente.
Los que saben ya de mis gustos fotográficos centrados sobre todo en el mundo del paisaje, saben también de mi gusto por fotografiar de manera indirecta, es decir, sobre todo a través de reflejos ya sea en cristales, un trozo de metal pulido, etc, y por supuesto como primer aliado siempre intento que el reflejo se produzca en el líquido elemento y así conseguir esos, para mí, anhelados "reflejos".
Así fue, ya nos íbamos hacia el coche cuando pegado a una acera vi un charquito y claro... estando donde estaba, no pude resistirme a ver si era posible captar algún elemento de la torre reflejada en el mismo y.... ¡si!, pero no solamente un trocito sino casi su totalidad. El caso es que me agaché, busqué el encuadre que me pareció mejor y decidí "disparar"; me di cuenta de diferentes manchas de grasa que había sobre el agua y que seguramente corresponden bien a combustible o aceite de los muchos autocares que diariamente estacionan allí cerca, transportando a esa ingente muchedumbre de turistas ávidos de conocer y observar de cerca el icono de la Ciudad de la Luz.
Hice la foto, me gustó y la cosa se quedó ahí, pero mi pequeña "sorpresa" fue cuando al descargar las imágenes de la cámara y al contemplarlas en el ordenador observé que en ese charco había otros elementos además de la grasa y el reflejo... una gran hoja seca y otras mucho más pequeñas. En ningún momento reparé en esas hojas que realmente a mi modo de entender le quedan de fábula o al menos a mí me gustan por ese toque otoñal y romántico que le concede a la imagen.
Contrariamente a lo que pueda parecer, esas hojas estaban ahí y doy esta explicación ya que hay fotógrafos que cual pintores que preparan un "escenario" para realizar bellos cuadros de bodegones, tambien se preparan la escena añadiendo elementos que desean aparezca en la toma realizada con su cámara.
Eso no tiene nada de malo, lo que pasa es que estas técnicas de "preparar" un poco el terreno no van conmigo ya que yo me autocalificaría como un fotógrafo "realista" y es que no me gusta en ningún caso desvirtuar lo que veo a través de la cámara ya sea para añadir o quitar cosas.
Y esta es la pequeña historia de esta instantánea, espero os guste. ¡¡¡ Bienvenido Otoño !!!
Besos y Abrazos.
ISO 100 20 mm f/11
París - 2012 |