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El paisaje y el entorno son realmente espectaculares |
A poco más de dos horas de coche desde Barcelona uno tiene a tiro de piedra,
diferentes rutas por la cordillera pirenaica; en esta ocasión os llevo un
poquito más allá para adentrarnos en territorio francés y así hablaros de una
ruta que descubrí el año pasado en Semana Santa.
Con lo que vi entonces, decidí de
manera premeditada que esta ruta tenía que repetirla en época otoñal, y así lo
hice a mediados de Octubre para que el colorido y la vegetación le acabaran de
dar una última pincelada, a un lugar ya
de por si espectacular.
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Al comienzo de la ruta |
Vengo a explicaros cosas acerca de la ruta de las Gorges de Carança y que debe su nombre
precisamente a ese río, el Carança, que discurre por un valle entre
desfiladeros y paredes vertiginosas.
Existe una ruta circular de unos 12 km aproximadamente, perfectamente señalizada y sin opción
de pérdida, donde además del atractivo natural propio del lugar, se unen otros
aspectos más lúdicos y divertidos como son el paso por un conjunto de puentes
colgantes y pasarelas, dispuestas sobre el río en zonas por las cuales sería
imposible el acceso.
Para iniciar la ruta debemos acercarnos a la diminuta localidad de
Thues-entre-valls, pueblecito situado en pleno Pirineo francés y a unos 36
kilómetros de la localidad gerundense de Puigcerdá.
Mientras accedemos con el coche al pequeño pueblo y una vez pasada la frontera francesa,
el espectáculo en la estación otoñal es inenarrable con la ingente masa de
árboles, repletos de color, que pueden verse y apreciarse allá donde se dirija
nuestra mirada.
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Otoño la mejor época para conocer la ruta |
Nada más llegar al cruce que nos adentra en Thues-entre-valls, ya tenemos perfectamente
señalizado donde debemos ir para aparcar nuestro vehículo y a partir de ahí
comenzar la excursión caminando. La ruta al ser circular permite la posibilidad
de hacerla en ambos sentidos, si bien yo soy más partidario de llevarla a cabo
siguiendo el sentido de las agujas del reloj.
A pesar de esos 12 km de los que os hablaba, no es ni mucho menos, una
caminata dura ni por la longitud ni por el desnivel que presentan determinadas
rampas, sobre todo en el primer tramo donde caminamos en continua ascensión; en
función de la época del año en la que se visite el río Carança, este tendrá más o menos caudal de agua pero
como mínimo siempre tendremos una buena cantidad del líquido elemento que
pone ese toque de frescor y belleza al
paisaje.
Como decía al principio de esta crónica, he realizado esta ruta en dos
ocasiones y por eso os aseguro que sin duda la mejor época para visitar
este lugar es el otoño dado que el ochenta por ciento de la vegetación son árboles de
hoja caduca que en esta estación adoptan todos los colores imaginables.
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Parte de la ruta es un sendero excavado en la roca
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La primera parte de la ruta es prácticamente de
continua ascensión para ir tomando altura; nos acompaña casi siempre el
murmullo del río Carança que con sus aguas rápidas y alegres deja un rumor permanente
en el ambiente y cuyo cauce va cambiando a medida que atravesamos diferentes
zonas.
Se asciende entre árboles y rocas para enseguida divisar al otro lado
del desfiladero, la ruta aérea excavada en la roca de la montaña y por la que
realizaremos el camino de vuelta, esta zona es la que más
"quebraderos" de cabeza puede dar a la gente con pánico a las alturas
o vértigos; aun así todo este tramo tiene a modo de quitamiedos, un cable de
acero anclado a la pared que permite a
los más indecisos, asirse en caso de temor. No es un paso estrecho pues en las
partes más pequeñas de anchura, el camino mide al menos un metro; desde este
lugar tenemos las vistas privilegiadas de la primera parte de la ruta y resulta
sorprendente la de arboles que nacen entre las rocas y que hacen que las mismas
ganen en vistosidad y belleza.
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El agua nos acompaña durante el recorrido |
Al final del primer tramo y antes de meternos en esa zona de excavación en
la montaña, tenemos el aliciente divertido de seguir ascendiendo por el curso
del río pero en este caso a unos pocos metros de altura sobre el mismo. Se trata
de unos pequeños puentes colgantes y
pasarelas de hierro que harán la delicias sobre todo de los más pequeños y al
mismo tiempo nos ayudará a rememorar nuestras facetas más aventureras.
Lo dicho, una ruta muy bonita tanto para hacer en solitario como en familia
y para el que puedo daros más detalles de manera particular si alguno se anima
a llevarla a cabo y quiere más información.
A continuación os dejo una muestra de algunas imágenes de esta ruta maravillosa, pinchar encima de las fotos para verlas en tamaño más grande.
Besos y abrazos.
Ger.
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Cualquier lugar era bueno para disparar las cámaras |
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Uno de los puentes colgantes para cruzar el paso del río |
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Pasarelas y puente colgante |
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Otro paso aéreo |
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Exuberancia |
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Lugares inaccesibles de no ser por las pasarelas |
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Un recuerdo de una tejedora |
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Seguimos |
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Un grupo pasando por una zona casi sombría |
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Dejamos las pasarelas y nos metemos en las entrañas de la montaña |
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Puente entre colores |
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El carança ahí abajo |
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Agua, vida |
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Un grupo que nos lleva delantera |