martes, 29 de marzo de 2016

"Zorita de los Canes"

Zorita de los canes,  es un diminuto municipio "La Alcarria" y en cuyo último censo se contabilizaron únicamente 103 habitantes.  Marcada por los vestigios de su enorme castillo del siglo IX perteneciente a la orden militar de Calatrava, hoy en día recibe las visitas de curiosos que desean ver en primera persona,  algunos de los atractivos de esta pequeña población a orillas del Tajo.



Vista de Zorita con su imponente Castillo en lo alto

martes, 22 de marzo de 2016

"Cielos de Guadalajara"

Un bosque otoñal en la sierra de Guadalajara en pleno  cambio cromático junto con un cielo espectacular donde las nubes se intercalan con los diferentes azules dejan como resultado esta imagen. 



lunes, 21 de marzo de 2016

"Síndrome de Stendhal"




Era un día de verano de calor sofocante y las últimas luces de la tarde dejaban una atmósfera cálida y también temperaturas más suaves. Fue en ese crepúsculo cuando aproveché para retratar esta joya arquitectónica que es Santa María del Fiore en pleno corazón de Florencia.

La verdad es que tomar esta imagen me llevó algo de tiempo, casi media hora…. así es; santa paciencia la que tiene mi mujer conmigo, las cámaras y mi afición fotográfica.


Lo de esa media hora tiene una explicación y los aficionados a la fotografía la entenderán perfectamente. La tarde estaba tocando a su fin pero todavía los rayos del sol incidían en lo alto del “Campanile” de la catedral así como en parte de esa maravilla que es la cúpula de Brunelleschi, eso lo que producía era mucho contraste de esas zonas con el resto del edificio por lo que tenía que esperar para que la luz fuera más homogénea. Desde luego no me arrepiento de la espera, me gusta el resultado y esa luz amarillenta y cálida que dejó el rey sol en cuanto desapareció.


Como para no entender al bueno de Stendhal al contemplar tanta belleza, es para entrar en éxtasis.



viernes, 4 de marzo de 2016

"Sobrevolando el Carança"

El paisaje y el entorno son realmente espectaculares
A poco más de dos horas de coche desde Barcelona uno tiene a tiro de piedra, diferentes rutas por la cordillera pirenaica; en esta ocasión os llevo un poquito más allá para adentrarnos en territorio francés y así hablaros de una ruta que descubrí el año pasado en Semana Santa.

Con lo que vi entonces,  decidí de manera premeditada que esta ruta tenía que repetirla en época otoñal, y así lo hice a mediados de Octubre para que el colorido y la vegetación le acabaran de dar una última pincelada,  a un lugar ya de por si espectacular.
Al comienzo de la ruta

Vengo a explicaros cosas acerca  de la ruta de las Gorges de Carança y que debe su nombre precisamente a ese río,  el Carança, que discurre por un valle entre desfiladeros y paredes vertiginosas.

Existe una ruta circular de unos 12 km aproximadamente,  perfectamente señalizada y sin opción de pérdida, donde además del atractivo natural propio del lugar, se unen otros aspectos más lúdicos y divertidos como son el paso por un conjunto de puentes colgantes y pasarelas, dispuestas sobre el río en zonas por las cuales sería imposible el acceso.

Para iniciar la ruta debemos acercarnos a la diminuta localidad de Thues-entre-valls, pueblecito situado en pleno Pirineo francés y a unos 36 kilómetros de la localidad gerundense de Puigcerdá.

Mientras accedemos con el coche al pequeño  pueblo y una vez pasada la frontera francesa, el espectáculo en la estación otoñal es inenarrable con la ingente masa de árboles, repletos de color, que pueden verse y apreciarse allá donde se dirija nuestra mirada.

Otoño la mejor época para conocer la ruta
Nada más llegar al cruce que nos adentra en Thues-entre-valls, ya tenemos perfectamente señalizado donde debemos ir para aparcar nuestro vehículo y a partir de ahí comenzar la excursión caminando. La ruta al ser circular permite la posibilidad de hacerla en ambos sentidos, si bien yo soy más partidario de llevarla a cabo siguiendo el sentido de las agujas del reloj.

A pesar de esos 12 km de los que os hablaba, no es ni mucho menos, una caminata dura ni por la longitud ni por el desnivel que presentan determinadas rampas, sobre todo en el primer tramo donde caminamos en continua ascensión; en función de la época del año en la que se visite el río Carança,  este tendrá más o menos caudal de agua pero como mínimo siempre tendremos una buena cantidad del líquido elemento  que pone ese toque de frescor  y belleza al paisaje.

Como decía al principio de esta crónica, he realizado esta ruta en dos ocasiones y por eso os aseguro que sin duda  la mejor época para visitar este lugar es el otoño dado que el ochenta  por ciento de la vegetación son árboles de hoja caduca que en esta estación adoptan todos los colores imaginables.

Parte de la ruta es un sendero excavado en la roca

La primera parte de la ruta es prácticamente de continua ascensión para ir tomando altura; nos acompaña casi siempre el murmullo del río Carança que con sus aguas rápidas y alegres deja un rumor permanente en el ambiente y cuyo cauce va cambiando a medida que atravesamos diferentes zonas. 

Se asciende entre árboles y rocas para enseguida divisar al otro lado del desfiladero, la ruta aérea excavada en la roca de la montaña y por la que realizaremos el camino de vuelta, esta zona es la que más "quebraderos" de cabeza puede dar a la gente con pánico a las alturas o vértigos; aun así todo este tramo tiene a modo de quitamiedos, un cable de acero  anclado a la pared que permite a los más indecisos, asirse en caso de temor. No es un paso estrecho pues en las partes más pequeñas de anchura, el camino mide al menos un metro; desde este lugar tenemos las vistas privilegiadas de la primera parte de la ruta y resulta sorprendente la de arboles que nacen entre las rocas y que hacen que las mismas ganen en vistosidad y belleza.
El agua nos acompaña durante el recorrido

Al final del primer tramo y antes de meternos en esa zona de excavación en la montaña, tenemos el aliciente divertido de seguir ascendiendo por el curso del río pero en este caso a unos pocos metros de altura sobre el mismo. Se trata de  unos pequeños puentes colgantes y pasarelas de hierro que harán la delicias sobre todo de los más pequeños y al mismo tiempo nos ayudará a rememorar nuestras facetas más aventureras. 


Lo dicho, una ruta muy bonita tanto para hacer en solitario como en familia y para el que puedo daros más detalles de manera particular si alguno se anima a llevarla a cabo y quiere más información.

A continuación os dejo una muestra de algunas imágenes de esta ruta maravillosa, pinchar encima de las fotos para verlas en tamaño más grande.

Besos y abrazos.
Ger.




Cualquier lugar era bueno para disparar las cámaras




Uno de los puentes colgantes para cruzar el paso del río





Pasarelas y puente colgante





Otro paso aéreo






Exuberancia




Lugares inaccesibles de no ser por las pasarelas





Un recuerdo de una tejedora





Seguimos






Un grupo pasando por una zona casi sombría





Dejamos las pasarelas y nos metemos en las entrañas de la montaña





Puente entre colores





El carança ahí abajo





Agua, vida





Un grupo que nos lleva delantera



Pensando en el Amor

E n mi día a día, uno de los momentos en que mi cerebro se evade y en el mismo afloran pensamientos y recuerdos de todo tipo es cuando condu...