Era un día de verano de calor sofocante y las últimas luces de la tarde dejaban una atmósfera cálida y también temperaturas más suaves. Fue en ese crepúsculo cuando aproveché para retratar esta joya arquitectónica que es Santa María del Fiore en pleno corazón de Florencia.
La verdad es que tomar esta imagen me llevó algo de tiempo, casi media hora…. así es; santa paciencia la que tiene mi mujer conmigo, las cámaras y mi afición fotográfica.
Lo de esa media hora tiene una explicación y los aficionados a la fotografía la entenderán perfectamente. La tarde estaba tocando a su fin pero todavía los rayos del sol incidían en lo alto del “Campanile” de la catedral así como en parte de esa maravilla que es la cúpula de Brunelleschi, eso lo que producía era mucho contraste de esas zonas con el resto del edificio por lo que tenía que esperar para que la luz fuera más homogénea. Desde luego no me arrepiento de la espera, me gusta el resultado y esa luz amarillenta y cálida que dejó el rey sol en cuanto desapareció.
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