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"Un entorno para enmarcar" |
En muchas ocasiones el azar, el instinto, la casualidad o como queramos
llamarlo, nos depara grandes sorpresas que acabamos adoptando para que se
conviertan en experiencias, sino cotidianas, si al menos repetitivas en el
tiempo. Hoy os vengo a sugerir un sitio para comer, un lugar en un
entorno precioso y donde, como comentaba al principio, nos llevó un buen día el
instinto, y al que ahora volvemos siempre que se tercia.
La armonía es un aspecto intangible en la vida pero de enorme importancia
pues es lo que marca la diferencia en muchas ocasiones; da igual que hablemos de un lugar, un hecho, o una circunstancia… la diferencia entre lo que es “normal” y lo
excepcional lo marcan infinidad de factores y la armonía es uno de ellos.
En un lugar donde te dan de comer, lo que debe primar siempre es desde
luego la materia prima, y por supuesto el buen uso que se haga de la misma con
el fin de complacer a los comensales, pero si además se conjugan otros aspectos,
la experiencia se enriquece de manera sobresaliente.
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"La pequeña playa donde se ubica Fiego" |
Imaginaros una pequeña cala en plena Costa Brava, para ser más exactos en
el que quizás sea el pueblo o uno de los pueblos con más encanto de la misma,
Calella de Palafruguell; su disposición frente al mar la componen pequeñas
playas con denominación propia y separadas por elementos naturales y alguna que
otra construcción humana; de todas esas pequeñas playitas la que nos interesa es la que se encuentra en
el denominado "Port Pelegrí". Ahí un buen día descubrimos sobre la
arena una terraza bien pertrechada y con un gran ambiente, de lo que parecía el
típico chiringuito de playa por lo que nos acercamos a verlo más de
cerca y comprobar el aspecto del mismo. En cuanto estuvimos delante comprobamos
que no se trataba de un "chiringuito" al uso, ni mucho menos, sino de un restaurante no muy grande en su
interior, pero que además tenía un gran carpa en su exterior perfectamente
acondicionada aunque personalmente debo confesar que no soy yo muy amigo de comer al aire libre
salvo cuando me planteo hacer picnic en la montaña o incluso en la misma playa,
pero si tengo que sentarme a mesa y mantel, prefiero hacerlo al cobijo de un
techo buscando algo más de tranquilidad.
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"Las deliciosas croquetas" |
Y aquel día solicitamos mesa para comer en el interior y supongo que por
aquello de la suerte del principiante o
primerizo, resultó que quedaba una mesa libre. Entramos, nos sentamos y.......
esa fue nuestra perdición, ahora no hay ocasión en la que a propósito o porque
nos pilla de camino, aprovechemos para dejarnos caer por el restaurante
"Fiego" que es así como se llama este templo gastronómico
especializado sobre todo en delicias del mar y de manera excepcional en
arroces.
No es Fiego un restaurante caracterizado por lujos ni en lo que se refiere
a su decoración ni tampoco en la
presentación de sus platos, es austero y con unas pocas mesas pero sin embargo su
cocina es otra cosa. La cocina, encabezada por un joven chef afable y
encantador, con la que ya he tenido alguna conversación, hace auténticas
filigranas con una materia prima de primerísima calidad. El servicio es
francamente bueno, y desde luego no
falto de paciencia todo hay que decirlo, sobre todo cuando en la temporada alta veraniega la afluencia de
comensales, turistas de playa y sol, y muchos niños, se acercan a degustar
algunas de sus delicias, originando una pequeña marabunta en un local que sin
embargo, con muchísimo dinamismo consigue complacer a todo el mundo.
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"Calamares a la andaluza" |
Entre todo ese personal de verdaderos profesionales tengo una mención muy
especial para uno de sus más que eficientes camareros, me estoy refiriendo a Susana,
una encantadora mujer con la que ya tenemos algo más que una simple relación de
cliente y así cada visita nuestra se convierte en intercambio de besos y
abrazos con nosotros, algo que por otro lado a la mayoría no os extrañará supongo, a sabiendas de mi gusto por el contacto
con los demás; gracias y muchas felicidades por ser tan encantadora y tan buena profesional, Susana.
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"Susana en acción" |
Reconozco que a la hora de comer no soy muy dado a la experimentación, y
así como me gusta asumir ciertos riesgos en determinadas facetas de la vida, en
lo que se refiere a la ingesta de alimentos no lo soy en absoluto, si algo me
gusta repito antes de probar algo nuevo que acabe por estropearme el momento gastronómico. Con este comentario ya sabéis el porqué no me considero par nada
un refinado “gourmet”, soy tremendamente práctico y por ello en Fiego casi
siempre repito lo mismo, os diré de qué se trata.
Para empezar siempre suelen “caer” unas croquetas caseras de pollo y donde la forma irregular de las mismas te dejan bien a
las claras que no son ni congeladas ni compradas sino fruto de la propia
elaboración con un rebozado crujiente y fino además de un relleno sabroso,
intenso pero al mismo tiempo suave.
A esas croquetas solemos unir también calamares en diferentes variedades de
elaboración, siendo a la "andaluza" la modalidad que más nos gusta.
La próxima vez tengo que pedir también una
ración de chipirones, que en alguna ocasión he visto como sobrevolaban en
bandejas, cerca de nuestra mesa para ir a la de otros comensales y realmente tienen un aspecto de lo más apetecible.
Y tras estos entrantes llega el plato fuerte, el arroz, que en nuestro caso
siempre es en forma de paella de pescado. Simplemente delicioso, con ese sabor inequívoco
que le dan los pequeños manjares que provienen del mar, y donde degustar esos
granos de arroz en la boca conforman una experiencia extraordinaria. Tienen
además las paellas en Fiego un componente que personalmente agradezco y mucho,
y es que el arroz brilla sobre todo lo demás, ya que es el ingrediente
principal y no como sucede en muchas ocasiones en los que los
"tropezones" apenas dejan sitio para el preciado cereal. Aquí los
guisantes, mejillones, cigalas, gambas, almejas, calamares están
proporcionalmente justificados para dar sabor, color, texturas y por supuesto
un punto y aparte en el saboreo del arroz; son arroces sumamente jugosos, aunque
sin llegar al extremo de otra de las especialidades de la casa, los arroces
caldosos.
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"Así quedó la paellera" |
Resumiendo, estamos ante un restaurante sencillo, sin grandes alardes en
"la puesta en escena" pero donde TODO lo que es digno de paladear es
de primerísima calidad y con una elaboración esmerada donde se mima el
producto.
El servicio está acorde en cuanto a rapidez, atenciones y todo tipo de
cuidados hacia el cliente, el lugar maravilloso, prácticamente idílico, con lo
que la experiencia de un buen "yantar" en este pequeño local acaba
siendo toda una experiencia digna de disfrutar y como en este caso, de sugerir
a otros. Todo ello además con una relación calidad/precio muy buena y sin los abusos a los que en ocasiones todos
nos vemos atropellados.
Un apunte para finalizar, este restaurante tiene la particularidad propia
de muchos lugares que se ubican en zonas de turismo estacional, abre
normalmente en Semana Santa y finaliza su temporada a mediados o finales de
Octubre, el resto del año permanece cerrado. En los meses fuertes de verano os sugiero
llamar para reservar mesa o de lo contrario es bastante probable que os quedéis
con las ganas de sentaros en una de sus mesas.
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"La ubicación" |
Besos y abrazos.
Ger.
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