domingo, 19 de junio de 2016

"Comer, con los cinco sentidos..."

"Un entorno para enmarcar"


En muchas ocasiones el azar, el instinto, la casualidad o como queramos llamarlo, nos depara grandes sorpresas que acabamos adoptando para que se conviertan en experiencias, sino cotidianas, si al menos repetitivas en el tiempo. Hoy os vengo a sugerir un sitio para comer, un lugar en un entorno precioso y donde, como comentaba al principio, nos llevó un buen día el instinto, y al que ahora volvemos  siempre que se tercia.

La armonía es un aspecto intangible en la vida pero de enorme importancia pues es lo que marca la diferencia en muchas ocasiones; da igual que hablemos  de un lugar, un hecho, o una circunstancia…  la diferencia entre lo que es “normal” y lo excepcional lo marcan infinidad de factores y la armonía es uno de ellos.

En un lugar donde te dan de comer, lo que debe primar siempre es desde luego la materia prima, y por supuesto el buen uso que se haga de la misma con el fin de complacer a los comensales, pero si además se conjugan otros aspectos, la experiencia se enriquece de manera sobresaliente.

"La pequeña playa donde se ubica Fiego"
Imaginaros una pequeña cala en plena Costa Brava, para ser más exactos en el que quizás sea el pueblo o uno de los pueblos con más encanto de la misma, Calella de Palafruguell; su disposición frente al mar la componen pequeñas playas con denominación propia y separadas por elementos naturales y alguna que otra construcción humana; de todas esas pequeñas playitas  la que nos interesa es la que se encuentra en el denominado "Port Pelegrí". Ahí un buen día descubrimos sobre la arena una terraza bien pertrechada y con un gran ambiente, de lo que parecía el típico chiringuito de playa por lo que nos acercamos a verlo más de cerca y comprobar el aspecto del mismo. En cuanto estuvimos delante comprobamos que no se trataba de un "chiringuito" al uso,  ni mucho menos,  sino de un restaurante no muy grande en su interior, pero que además tenía un gran carpa en su exterior perfectamente acondicionada aunque personalmente debo confesar que  no soy yo muy amigo de comer al aire libre salvo cuando me planteo hacer picnic en la montaña o incluso en la misma playa, pero si tengo que sentarme a mesa y mantel, prefiero hacerlo al cobijo de un techo buscando algo más de tranquilidad.



"Las deliciosas croquetas"
Y aquel día solicitamos mesa para comer en el interior y supongo que por aquello de la suerte del principiante  o primerizo, resultó que quedaba una mesa libre. Entramos, nos sentamos y....... esa fue nuestra perdición, ahora no hay ocasión en la que a propósito o porque nos pilla de camino, aprovechemos para dejarnos caer por el restaurante "Fiego" que es así como se llama este templo gastronómico especializado sobre todo en delicias del mar y de manera excepcional en arroces.

No es Fiego un restaurante caracterizado por lujos ni en lo que se refiere a su decoración  ni tampoco en la presentación de sus platos, es austero y  con unas pocas mesas pero sin embargo su cocina es otra cosa. La cocina, encabezada por un joven chef afable y encantador, con la que ya he tenido alguna conversación, hace auténticas filigranas con una materia prima de primerísima calidad. El servicio es francamente bueno,  y desde luego no falto de paciencia todo hay que decirlo, sobre todo cuando  en la temporada alta veraniega la afluencia de comensales, turistas de playa y sol, y muchos niños, se acercan a degustar algunas de sus delicias, originando una pequeña marabunta en un local que sin embargo, con muchísimo dinamismo consigue complacer a todo el mundo.
"Calamares a la andaluza"
Entre todo ese personal de verdaderos profesionales tengo una mención muy especial para uno de sus más que eficientes camareros, me estoy refiriendo a Susana, una encantadora mujer con la que ya tenemos algo más que una simple relación de cliente y así cada visita nuestra se convierte en intercambio de besos y abrazos con nosotros, algo que por otro lado a la mayoría no os extrañará supongo,  a sabiendas de mi gusto por el contacto con los demás; gracias y muchas felicidades por ser tan encantadora y tan buena profesional, Susana.


"Susana en acción"




Reconozco que a la hora de comer no soy muy dado a la experimentación, y así como me gusta asumir ciertos riesgos en determinadas facetas de la vida, en lo que se refiere a la ingesta de alimentos no lo soy en absoluto, si algo me gusta repito antes de probar algo nuevo que acabe por estropearme el momento  gastronómico. Con este comentario ya sabéis el porqué no me considero par nada un refinado “gourmet”, soy tremendamente práctico y por ello en Fiego casi siempre repito lo mismo, os diré de qué se trata.

Para empezar siempre suelen “caer” unas croquetas caseras de pollo y donde la forma irregular de las mismas te dejan bien a las claras que no son ni congeladas ni compradas sino fruto de la propia elaboración con un rebozado crujiente y fino además de un relleno sabroso, intenso pero al mismo tiempo suave.
A esas croquetas solemos unir también calamares en diferentes variedades de elaboración, siendo a la "andaluza" la modalidad que más nos gusta. La próxima vez tengo que pedir también una  ración de chipirones, que en alguna ocasión he visto como sobrevolaban en bandejas, cerca de nuestra mesa para ir a la de otros comensales y realmente  tienen un aspecto de lo más apetecible.

Y tras estos entrantes llega el plato fuerte, el arroz, que en nuestro caso siempre es en forma de paella de pescado. Simplemente delicioso, con ese sabor inequívoco que le dan los pequeños manjares que provienen del mar, y donde degustar esos granos de arroz en la boca conforman una experiencia extraordinaria. Tienen además las paellas en Fiego un componente que personalmente agradezco y mucho, y es que el arroz brilla sobre todo lo demás, ya que es el ingrediente principal y no como sucede en muchas ocasiones en los que los "tropezones" apenas dejan sitio para el preciado cereal. Aquí los guisantes, mejillones, cigalas, gambas, almejas, calamares están proporcionalmente justificados para dar sabor, color, texturas y por supuesto un punto y aparte en el saboreo del arroz; son arroces sumamente jugosos, aunque sin llegar al extremo de otra de las especialidades de la casa, los arroces caldosos.

"Así quedó la paellera"
Resumiendo, estamos ante un restaurante sencillo, sin grandes alardes en "la puesta en escena" pero donde TODO lo que es digno de paladear es de primerísima calidad y con una elaboración esmerada donde se mima el producto.
El servicio está acorde en cuanto a rapidez, atenciones y todo tipo de cuidados hacia el cliente, el lugar maravilloso, prácticamente idílico, con lo que la experiencia de un buen "yantar" en este pequeño local acaba siendo toda una experiencia digna de disfrutar y como en este caso, de sugerir a otros. Todo ello además con una relación calidad/precio muy buena y  sin los abusos a los que en ocasiones todos nos vemos atropellados.


Un apunte para finalizar, este restaurante tiene la particularidad propia de muchos lugares que se ubican en zonas de turismo estacional, abre normalmente en Semana Santa y finaliza su temporada a mediados o finales de Octubre, el resto del año permanece cerrado. En los meses fuertes de verano os sugiero llamar para reservar mesa o de lo contrario es bastante probable que os quedéis con las ganas de sentaros en una de sus mesas.

"La ubicación"
Besos y abrazos.
Ger.


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3 comentarios:

  1. Caro mio... me regalo muchíssimo con su relato ...en playa y gastronomia.
    Lo sinto bien satisfecho... con todo!!!
    Besos y abrazos
    Paulo

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    Respuestas
    1. Obrigado Paulo. La verdad es que se trata de un lugar muy bonito este pueblo de la costa Mediterranea y donde las playas son pequeñas pero llenas de muchísimo encanto y con aguas trasparentes de color azul y turquesa.
      Un abrazo.

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  2. Hola socio:

    Buena crónica y buenas fotos. Veo que te va gustando esto del macro-gastronómico.

    Si te invitan por la criba y necesitas acompañantes por mí, si hay que ir se va.

    Un abrazo.

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