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Comenzamos nuestro viaje |
Son muchas las maneras
en las que uno puede adentrarse en el conocimiento de un territorio, en el mío
es casi siempre (en el supuesto de que la tenga, claro) a partir de la costa y
de todos los accidentes geográficos que en la misma puedan darse. Explico esto
porque hace unos meses realicé mi primer viaje a un lugar al que le tenía ganas
desde hacía mucho tiempo, Irlanda.
Fue una excursión de
sólo seis días, pero lo tenía claro, jalonaría en esas jornadas buena parte de
la costa este de Irlanda, sin duda la más agreste.
Ahora que lo conozco,
aunque sólo sea ligeramente, puedo decir que Irlanda guarda varias similitudes
con Galicia: el clima húmedo y bastante lluvioso, el color verde que todo lo
domina, en Irlanda además con unas gama de tonos que no había visto nunca por
más que conozca todo nuestro territorio norte (Asturias, Cantabria, País Vasco)
realmente espectacular; y la costa guarda similitudes igualmente por el hecho
de estar escalonada con diferentes rías lo cual hace que en un espacio
relativamente pequeño se han de hacer muchos kilómetros para recorrer toda esa
franja litoral. Una costa que se reparten
por igual hermosas y solitarias playas, con espectaculares acantilados que lo
empequeñecen a uno ante semejantes formaciones rocosas frente al bravo Atlántico.
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El verde que no falte |
Había preparado las
etapas para hacer una media de 200 km diarios contando con ese contorneado relieve
de la isla y la verdad es que me cundieron cada uno de los kilómetros que hacía
diariamente, ya lo creo. A pesar de esa climatología “complicada” que tiene
Irlanda, tuve la gran fortuna de que tan solo una mañana, la niebla y una
intensa lluvia me impidiera hacer todo lo que tenía planificado, aunque la fatalidad quiso que precisamente aquella
mañana fuera la que en mi guión particular tocaba disfrutar de uno de los
iconos del turismo de Irlanda, los célebre acantilados de Moher.
Por si no la tuviera
ya, tengo una excusa más que suficiente para volver a Irlanda, disfrutar Moher
como se merece.
Pese a ese pequeño
contratiempo, me resarcí los días siguientes sobre todo en el denominado
"Anillo de Kerry" donde unos majestuosos acantilados rodeados de praderas
verdes y aguas turquesas dejaron el mejor recuerdo de todos los que me traje de
este viaje. Aquí os dejo como muestra de esos acantilados, una fotografía
panorámica para ver la belleza del lugar, como corresponde.
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Acantilados de Kerry |
Aunque todo el viaje
estaba orientado a recorrer exclusivamente zona costera el primer día hice una
pequeña incursión para visitar un lugar de interior, llevado por mi afición al
cine; iba a estar relativamente cerca del lugar donde se rodó una de mis
películas favoritas y un clásico por excelencia, “El hombre tranquilo”; esa
comedia costumbrista que dirigió John Ford y con un reparto de protagonistas
estelares como eran John Wayne y la pelirroja Maureen O`Hara.
Y así fue como me acerque
hasta un pequeño puente de piedra en medio de la nada y que puede verse al
comienzo de la película cuando el hijo pródigo que vuelve a casa, se para a contemplar
la nada desdeñable estampa que como vosotros podéis ver, resulta muy hermosa y
evocadora.
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Sobre el célebre puente donde rodó John Wayne |
Cuando preparaba el
viaje en las semanas precedentes, sin haberlo sabido y totalmente ajeno a ello,
resultó que el itinerario que me estaba marcando transcurría por una de las
rutas más recomendadas para la gente, que como yo, buscamos viajar con el único
afán de recorrer terreno lo más virgen posible para disfrutar de paisajes y
parajes solitarios; dicha ruta es la llamada "WildAtlanticWay", de lo
más recomendable para hacer alquilando un coche o una moto.
Cuando decides
recorrer como en mi caso distancias considerables y estar alejado de poblados
importantes, la mejor fórmula es la de escoger los Bed & Breakfast donde
pasar la noche y que en general resultan muy agradables por los dueños que los
regentan, siempre atentos y enormemente amables para atenderte y facilitarte
desde información a cualquier cosa que uno necesite.
En resumen, esta ha
sido una primera toma de contacto con el país “esmeralda” pero volveré, seguro.
Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.
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Dublín |
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Glendalough |
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Los castillos o sus ruinas son una constante |
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El castillo de Dublín |
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Puestas de sol maravillosas |
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Esmeraldas en el mar... |
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Cielos para pintar y... fotografiar |
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Las dueñas de la campiña |
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Siempre los acantilados |
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El lado religioso |
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Embriones de arboles centenarios |
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Cielo y tierra |