La mayoría de las veces, me guío por lo que el sentido de la vista me demanda..... Mar, paisajes campestres, descubrir un pueblo, etc... pero alguna vez me dejo llevar también por el sentido del olfato y ese fue el caso de cuando decidimos ir "en busca" de la Provenza.
Campos de lavanda |
Esta bella región tiene dos vertientes, la costera y otra de interior; en condiciones normales y dado nuestro gusto por el mar, las playas, los faros... habríamos priorizado el conocimiento de la Provenza costera donde los azules, añiles o aguamarinas forman un mosaico de tonos azulados para disfrutarlos en vivo.
Sin embargo, esta costa quedará para conocerla en otra ocasión, lo que queríamos era ir al descubrimiento de las plantaciones kilométricas de plantas de lavanda que en todo el interior de la región es el cultivo predominante. Ni que deciros de la industria del perfume y la cosmética que gira en torno a estas bellas plantas aromáticas, de hecho antes de iniciar el viaje reservamos una visita guiada y que además es totalmente gratuita, a la fábrica de una conocida marca, L'occitane.
Adentrarse en el interior de la Provenza es hacerlo en infinidad de pueblos, unos más grandes que otros y donde parece que el tiempo se hubiera quedado anclado apenas dos siglos atrás. En muchos casos se tratan de minúsculos asentamientos formados apenas por una docena de casas. Raro es el lugar donde no hay un establecimiento en el que poder adquirir las esencias destiladas desde sabe dios cuando y con una tradición que desconozco a donde se remonta.
El caso es que el olor embriagador de la lavanda está permanentemente en el ambiente, en jabones, semillas para infusiones, aceites, velas, etc...
Pero si el olor resulta embriagador no lo es menos las diferentes tonalidades que presentan los campos, en función del tamaño, la madurez, o la tierra donde está plantada esta planta. Desde los morados intensos hasta otros más apagados; esos tonos azulados combinados con los verdes de las platas o de la hierba que a veces crece entre el matorral de lavanda, ofrece una combinación de ambos colores (verde y morado) que resultan de una belleza extraordinaria.
Podría enumeraros cantidad de pueblos, pero para qué, lo suyo es ir allí a descubrirlos sin embargo haré una excepción, uno de los pueblecitos que más me gustaron fue St. Remy de Provence.
Otros imperdonables de no visitar serían Nimes, Arlés, Avignon o Aix-en-Provence todos estos ya más con la categoría de ciudad y no tanto de pequeño pueblo.
Aquí os dejo un par de imágenes para que todo el mundo pueda hacerse una idea de esos colores y esencias de la que os he hablado, espero que sean de vuestro gusto.
Ger.
ISO 100 195 mm f/ 16 1/50 seg. Sin flash Sin trípode |
Preciosas imágenes, como siempre. Un saludo.
ResponderEliminarMucha gracias amigo, eso intento al menos.
EliminarUn saludo.
Bonitos colores. La conjunción de morado y verde es preciosa, hasta para unas equipaciones de un club de fútbol, básquet, parchís...
ResponderEliminarRealmente bonitas.