La música ensoñadora de Debussy para este post, aquí.
Un sueño, una idea, un tributo alrededor de algo muy
concreto; quien sabe cuáles fueron los pensamientos que pasaron por la cabeza de Antoni Gaudí
cuando parió una obra faraónica como el templo expiatorio de la Sagrada Familia.
A caballo entre tres siglos, parece ser que el proyecto está
ya en su parte final, entendiendo como tal, que “sólo” le quedan un par de
décadas para estar concluido aproximadamente o eso al menos es lo último que he
oído.
En estos quince años que llevo residiendo en Barcelona, he
visto el modo espectacular en que las obras han avanzado pero aun así están
condicionadas a lo complejo y majestuosidad de esta enorme obra arquitectónica.
Seguramente Gaudí cuando proyectó la obra era consciente de
que sus ojos nunca podrían verla concluida debido a esa complejidad y
grandiosidad. Tuvo que conformarse con ver tan solo una de las fachadas, la del
nacimiento.
Cuando hoy uno alza la vista en torno al templo y ve esas grúas
descomunales, el trabajo de encofrado previo al revestimiento de la piedra, valora muchísimo más lo que se
consiguió con aquella primera fachada levantada casi de manera artesanal, en la
que entonces eran las “afueras” de
Barcelona y donde lo que únicamente podían verse era campos, muchos de ellos con rebaños
de ovejas.
La ciudad se expandió y creció pero lo hizo además de un
modo racional y ordenado siguiendo las directrices del plan Cerdá. Pronto, la
obra cumbre de Gaudí quedó engullida por una urbe en pleno desarrollo
industrial como era la Barcelona de finales del siglo XIX y principios del XX.
Que imaginación, que mente la de este CREADOR, que como
todos los genios tiene un sentido de la estética diferente a los simples
mortales. Hoy en día si tuviéramos que pensar en un icono, en un símbolo para
la ciudad de Barcelona seguro que la gran mayoría pensarían en esas agujas
alargadas apuntando al cielo y que se reparten en forma de torres en las diferentes
fachadas que conforman el templo.
Este jueves Santo me di un paseo por las inmediaciones de
este coloso y me quedé admirando, una vez más, de sus formas y en general de
toda su BELLEZA. Me detuve especialmente
en la fachada de la Pasión supongo por ver lo que aquellas esculturas plasman
de uno de los momentos históricos de la cristiandad y que por esta época se
encargan de recordarnos en todos los lugares del mundo, con representaciones de
esa pasión, con procesiones, misas, etc.
Hacía una tarde hermosa, con un cielo blanquiazul y me
pareció un fondo bonito para captar una pequeña porción de este gigante, dos de
las torres de la mencionada fachada de la pasión, concretamente las que lindan
con la calle provenza.
Confío en que dentro de quince, veinte o los que sean, pueda
ver con mis propios ojos esta maravilla totalmente acabada. Mientras, cualquier
momento es bueno para pasear a su lado y observarla con admiración y asombro.
A ver si os gusta la imagen.
Besos y abrazos.
Ger.
ISO 100 50 mm f/ 6,7 1/180 seg. Sin flash Sin trípode |
Muy bonita!! Me recuerda una foto de Marc Llimargas, un interesante fotógrafo que capta la obra de Gaudí de manera especial... Justo hice un reportaje de una expo en el Museu de la Música que incluye fotos suyas. Te paso el link!
ResponderEliminarhttps://vimeo.com/61528511
Un beso!!
Ro
Hola Ro:
EliminarMuchas gracias por el comentario así como por el link, seguro que yo y los que se pasen por aquí disfrutaremos de este trabajo tuyo.
Un beso guapa
¿ con un 50mm ?, ¿ o es un recorte ?. Te ha quedado de lujo el contraste de la piedra ocre con el azul del cielo. El toque de algodón es la guinda.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola amigo:
EliminarSi la foto está hecha con un 50mm, de focal fija. Me acerqué a esa zona en busca de hacer algún retrato pero la luz no me convencía. La foto está sacaa tal cual salvo un fínisimo recorte por la parte derecha para eliminar unos toldos de los que pueden verse todavía las cuerdas que salen de una de las torres.
Coincido contigo en que el contraste del color de la piedra con ese cielo quedó bonito.
Un beso, guapo.