Mi afición y gusto por madrugar me permite captar y
empaparme de esos momentos mágicos entre el día y la noche en los diferentes
lugares por los que paso.
Miami no fue una excepción y así un par de días me levanté
de noche para recorrer algunas de sus calles y también para acercarme a la
playa y ver un amanecer desde el otro lado del Atlántico.
Hasta ahora siempre tenía el continente americano a mis
espaldas cada vez que salía a fotografiar la salida del sol; en esta ocasión
eran Europa y África los continentes que intentaban escudriñar baldíamente mis
ojos, más allá de esas aguas verdosas y esas preciosas nubes que me deleitaron
este bonito momento jugando con los rayos del sol.
Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.
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