En un principio iba a ser una imagen bastante minimalista, un cielo repleto de nubes y una garita, ya está, pero cuando eso era lo que se había posicionado en mi cerebro, aparecieron ellos y me dije: "estupendo, algo de factor humano para relativizar el lugar".
La parejita se puso a realizar fotografías con el teléfono pero enseguida el chico se metió en el interior de la garita y yo quería que en la imagen aparecieran los dos. Al rato entró ella también en ese minúsculo reducto pensado para un centinela pero imaginé que saldrían enseguida, iluso yo.
Como diez minutos de reloj tardó la parejita en salir del habitáculo, es cierto que previamente habían existido arrumacos y carantoñas pero ¿diez minutos dentro de semejante lugar?
Me pareció un lugar bastante reducido y un tiempo demasiado corto para que se dedicaran a “fabricar” un hijo pero en lugares más inverosímiles aplacamos muchas veces los humanos esos calentamientos de la entrepierna. Fuera como fuese, aquello ya era cabezonería por mi parte, necesitaba a los dos protagonistas de nuevo sobre la muralla para así clicar en el disparador de la cámara; primero salió ella y a los pocos segundos él y no lo hicieron con calma no, parecía que tuvieran que huir del lugar con lo que apenas pude hacer un par de fotografías, esta es la que más me gustó.
Por cierto, el lugar es la Seu vella de Lleida hace unos días y donde no estaba desde mi época de opositor allá por el 1989..... había vuelto a pasar en innumerables ocasiones por las proximidades de la capital leridana pero sin entrar en la ciudad y esta vez quise rememorar aquellos dos veranos calurosos que pasé en una ciudad entonces mucho más pequeña y descuidada que la que me encontré hace una semana.