lunes, 26 de agosto de 2024

Vuelvo a las andadas

Hacía bastante tiempo que no madrugaba en fin de semana para captar un amanecer en la ciudad y ya tenía ganas, pero también me apetecía buscar nuevas localizaciones para no repetir lugares ya habituales. Así este pasado viernes en cuanto salí de trabajar y con un sol de justicia, que apretaba lo suyo, me fui a explorar una zona de la parte alta de la ciudad desconocida para mí, con el fin de encontrar alguna localización que me ofreciera una vista de la salida del sol, diferente.

Y la encontré, aunque la misma es mejorable (tengo que seguir explorando la zona); de este modo al día siguiente sábado madrugué como un día normal de trabajo y a las 5:30 de la mañana ya estaba yo en danza con mis bártulos. La hora prevista de salida del sol no se iba a producir hasta bien pasadas las siete de la mañana pero no me gustan las prisas, y prefiero llegar a los lugares con suficiente antelación por posibles contratiempos. Cuando llegué con el coche al lugar donde el día anterior vi que era un buen lugar para aparcar todavía era de noche, pero el cielo ya dejaba ver que poco a poco la luz lo inundaría todo por lo que agarré el trípode y la mochila para cubrir en unos quince minutos la distancia que caminando me separaba de mi nueva atalaya.

A esas horas no me topé con nadie y eso es uno de los motivos principales por los que me gustan los madrugones y los amaneceres, es como si me pertenecieran solamente a mí. La falta de presencia humana estaba sin embargo compensada por pequeñas criaturas que a esas horas todavía se movían antes de que el sol y el calor tomaran fuerza. Así me crucé con un pequeño sapo y sobre todo con una gran cantidad de murciélagos que me sobrevolaron durante gran parte de la sesión.

De este modo y ya con la posición tomada apareció él y lo hizo sobrevolando uno de los iconos del skyline de Barcelona y su área metropolitana, las tres chimeneas de la antigua central térmica de Sant Adrià del Besós.

 

Feliz lunes y semana con este tímido sol que tardaría poco en desperezarse para brillar con fuerza. 

 


Ger.

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jueves, 22 de agosto de 2024

Paraísos gallegos

Ellas están ahí, impertérritas, pero acogiendo a todos aquellos que a lo largo de la historia han ido en busca de refugio o mayoritariamente de reencontrarse con la belleza natural de este archipiélago.

Las islas Cíes forman una barrera natural que resguarda a su ría, la de Vigo, de todos esos temporales con los que el Atlántico azota las costas gallegas tan a menudo.

"Ir a Cíes", sobre todo en los días estivales, forma parte de la cultura popular de aquellos que hemos nacido y vivido en el sur de la comunidad gallega, pero la belleza de estas islas no se encuentra únicamente dentro de ellas, así por ejemplo desde una de las playas urbanas más grandes y  hermosas del territorio español (la playa de Samil), son muchos los atardeceres mágicos en los que el astro rey dibuja la silueta de este grupo de islas que forman ya parte de Parque Nacional de las islas Atlánticas de Galicia.

 

Yo soy de esos que salvo circunstancias muy justificadas, sí piso la playa tengo que darme al menos un baño, y hacerlo en estas islas, independientemente de la belleza intrínseca de sus aguas turquesas y cristalinas, puede suponer un reto para más de uno por la frialdad de sus aguas. Sí no estás acostumbrado a esa temperatura del líquido elemento,  es cuestión de tomárselo con calma y permitir una cierta aclimatación, pero también puede ser que en dicho proceso, dejes de "sentir" las piernas; siempre podrás decir que al menos lo has intentado.... jajajaja., nadie dijo que fuera fácil disfrutar de una belleza casi virginal.



Ger.

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Pensando en el Amor

E n mi día a día, uno de los momentos en que mi cerebro se evade y en el mismo afloran pensamientos y recuerdos de todo tipo es cuando condu...