Ellas están ahí, impertérritas, pero acogiendo a todos aquellos que a lo largo de la historia han ido en busca de refugio o mayoritariamente de reencontrarse con la belleza natural de este archipiélago.
Las islas Cíes forman una barrera natural que resguarda a su ría, la de Vigo, de todos esos temporales con los que el Atlántico azota las costas gallegas tan a menudo.
"Ir a Cíes", sobre todo en los días estivales, forma parte de la cultura popular de aquellos que hemos nacido y vivido en el sur de la comunidad gallega, pero la belleza de estas islas no se encuentra únicamente dentro de ellas, así por ejemplo desde una de las playas urbanas más grandes y hermosas del territorio español (la playa de Samil), son muchos los atardeceres mágicos en los que el astro rey dibuja la silueta de este grupo de islas que forman ya parte de Parque Nacional de las islas Atlánticas de Galicia.
Yo soy de esos que salvo circunstancias muy justificadas, sí piso la playa tengo que darme al menos un baño, y hacerlo en estas islas, independientemente de la belleza intrínseca de sus aguas turquesas y cristalinas, puede suponer un reto para más de uno por la frialdad de sus aguas. Sí no estás acostumbrado a esa temperatura del líquido elemento, es cuestión de tomárselo con calma y permitir una cierta aclimatación, pero también puede ser que en dicho proceso, dejes de "sentir" las piernas; siempre podrás decir que al menos lo has intentado.... jajajaja., nadie dijo que fuera fácil disfrutar de una belleza casi virginal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario