Una música que rememora momentos de amor y ternura y que forma parte de la banda sonora de una bellísima película es la que he escogido para contar esta historia, hacer "click" AQUÍ para que os sirva de fondo para la lectura de este post.
Encarna, la verdadera protagonista de esta historia y de este post |
E stamos acostumbrados a que las grandes historias de amor sean aquellas
que vemos en la televisión, en el cine, las que se reflejan en la prensa del
corazón y por supuesto las que los cuentos han divulgado a lo largo de la
historia.
Sin embargo yo no vengo a hablaros de ninguna de esas historias que para mi quedan tan lejanas por no conocerlas de primera mano; lo que ahora os voy a relatar es una historia de carne y hueso, pero anónima, casi como todas las historias de amor de nosotros y nuestros conocidos, y es que ese anonimato es propio de aquellos que no tenemos ni "sangre azul", ni fama, ni gloria que nos eleve a un estatus diferente al de los simples mortales.
Gracias a mi segunda profesión (la de masajista), en estos diez años que llevo dedicándome a las terapias manuales, son muchas las personas maravillosas que se han cruzado en mi vida y ello me ha dado grandes satisfacciones y un ejemplo es la persona de la que vengo a hablaros en el día de hoy.
Encarna, que es como se llama la protagonista de esta historia y que me ha autorizado para hablar de ella, es una mujer de ochenta y..... tantos años (como mujer que es, también ella es coqueta por lo que no revelaré exactamente su edad) a la que conozco desde hace justo un año.
Una vez por semana voy a su casa y además de trabajar sus maltrechas piernas y espalda, hablamos de nosotros, de la vida, de sus recuerdos, nos contamos chistes (tiene un sentido del humor fantástico) y alguna vez incluso le he cantado..... algún bolero.... jajajajaja.
Como suele ser habitual y esto es algo que me he encontrado más de una vez en estos años, las personas además de esa terapia física necesitan conversación, cariño, compañía y esto es lo que hago yo por ella, además con muchísimo gusto pues siempre he sentido muchísimo afecto, afinidad y cariño hacia nuestros mayores.
Reconozco que así como no soy muy niñero, si que me encantan los abuelos, que por otro lado están muchas veces igual de desvalidos e indefensos que los niños; sin duda, se trata de los dos grandes conjuntos de seres indefensos en las sociedades occidentales, sobre todo el de los mayores, puesto que a los niños aun se les presta atención pero esto es algo que brilla por su ausencia en lo que se refiere a nuestros padres y/o abuelos, es por ello que aprecio y valoro aquellos clanes, pueblos y sociedades que veneran, respetan y dan todo su protagonismo a los mayores, forjadores de esos pueblos y sus familias.
Quizás todos los que desprecian y dejan de lado a sus mayores no son conscientes o no asumen, que todos, ellos inclusive, vamos caminando también hacia esos años, esa edad, en que generalmente volvemos a perder un poco, o un mucho, de la autonomía de la que gozamos desde la juventud hasta la edad madura.
Reconozco que así como no soy muy niñero, si que me encantan los abuelos, que por otro lado están muchas veces igual de desvalidos e indefensos que los niños; sin duda, se trata de los dos grandes conjuntos de seres indefensos en las sociedades occidentales, sobre todo el de los mayores, puesto que a los niños aun se les presta atención pero esto es algo que brilla por su ausencia en lo que se refiere a nuestros padres y/o abuelos, es por ello que aprecio y valoro aquellos clanes, pueblos y sociedades que veneran, respetan y dan todo su protagonismo a los mayores, forjadores de esos pueblos y sus familias.
Quizás todos los que desprecian y dejan de lado a sus mayores no son conscientes o no asumen, que todos, ellos inclusive, vamos caminando también hacia esos años, esa edad, en que generalmente volvemos a perder un poco, o un mucho, de la autonomía de la que gozamos desde la juventud hasta la edad madura.
No voy a utilizar ningunas de las palabras y eufemismos que a Encarna no le gustan, pero desde hace dos años ella vive sola, el que fue su pareja, su marido, su amor y su compañero durante ¡¡60 años!! se "fue", y esto es algo que ella lleva fatal de ahí que en estos últimos doce meses y por la intercesión de su hijo (amigo mío) yo le dedico un poco de mi tiempo.
Desde las primeras semanas fue la nuestra una relación muy tierna hasta el punto de que a día de hoy nos hemos encariñado mucho el uno con el otro.
Os contaré una pequeña anécdota:
Después de las primeras veces que fui a su casa, Encarna le dijo a su hijo muchas cosas de mi y una de ellas que.... - este chico no tiene manos, tiene plumas de ángel que me acarician-, que graciosa, y desde entonces ella nunca me llama ni me nombra por mi nombre, yo para ella soy "ángel", el suyo y que por lo visto le enviaron desde algún lugar para que mire por ella.
Alguna de esas cartas de amor escritas hace más de medio siglo |
Como la confianza iba en aumento, un día me enseñó algo que me dejó boquiabierto y perplejo; tenía perfectamente ordenadas y guardadas las cartas de amor que se enviaban ella y su novio cuando él estaba haciendo el servicio militar allá por el año 1951. Efectivamente lleva conservando todos estos años las cartas de amor que ella y su José Luis intercambiaban con la ternura y el cariño que cualquiera a esa cándida edad de los veinte años habría escrito... o quizás no.
Nunca dejé de tener presente todo esto que encarna me había comentado y relatado ella en primer persona como sí le hubiera sucedido hace apenas unos días; lo tenía y lo tiene siempre presente, a su José Luis.
A su "chico" lo conoció en un baile de aquella época y casi de casualidad; su hermana le insistió para que la acompañara a ella y a una amiga a bailar, y Encarna lo hizo a regañadientes pues ese ambiente de los bailes de aquella época no le gustaba nada pero fue.... y ella relata cómo estando ya dentro del local y en un lugar elevado vio entrar a un grupo de chicos jóvenes entre los cuales se encontraba uno alto y con bigote; allí mismo le dijo a su hermana que aquel, sería su marido..... y así fue.
Menudo ojo el de Encarna, donde puso la vista encontró un marido, pero antes hubo un periodo de noviazgo que empezó con una mentirijilla del prometido a su amada; le comentó al conocerse que el ya había hecho la mili y nada más lejos de la realidad con lo que a los pocos meses de empezar a salir el se fue a cumplir con sus "obligaciones" castrenses y mientras Encarna, a esperar que regresara.
Es en esta época, a principios de la década de los 50 es cuando se fragua su relación epistolar, con cartas llenas de amor, de dulzura, de esperanza y de ilusión por los planes de futuro a realizar juntos. También en estas cartas puede verse como ya entonces era de lo más normal, dibujarse corazones y todo tipo de simbología que muchos podrían pensar que solo se hace en nuestra época, para nada, nuestros abuelos y los anteriores y los demás atrás ya sabían de sobra plasmar todo ese conjunto de sensaciones y emociones que lo tienen a uno en una permanente nube y en un estado de felicidad único que a nada más puede compararse... en definitiva eso es a lo que llamamos AMOR.
Esa etapa finalizó, pero las cartas que se enviaban lejos de caer en el olvido Encarna se encargó de guardarlas con mimo y con el mismo amor con el que habían sido escritas.
Ella cree que nadie da valor a estas cosas pero enseguida me apresuro a decirle que todo lo contrario, que se trata de una muestra detallista de cómo conservar para siempre lo que podría calificarse como la semilla de una gran vida en común.
La buena de Encarna lleva mal, lleva fatal la pérdida de su amor, de un compañero que se fue hace apenas dos años después de llevar juntos la friolera de seis décadas.
Yo como no puede ser de otro modo le digo que puedo entenderla, pero ese recuerdo permanente no tiene que ser algo que le proporcione únicamente pena y tristeza, que tiene que invertir también los términos y pensar lo afortunada que fue estando todos esos años al lado de su "chico".
¿Cuantas parejas llegan a semejante cifra de años de convivencia en común? Sinceramente no cuento con datos estadísticos pero no creo que sean más de un 20% de las parejas que empiezan una relación, y esto siendo generoso, muy generoso.
¿Cuantas parejas llegan a semejante cifra de años de convivencia en común? Sinceramente no cuento con datos estadísticos pero no creo que sean más de un 20% de las parejas que empiezan una relación, y esto siendo generoso, muy generoso.
Encarna, tú sigue contándome y rememorando para mi momentos de aquellos años maravillosos y mientras así lo hagas tanto para mí como para ti sola, él jamás abandonará tu corazón y siempre estará a tu lado, y es que la personas es ahí dentro donde viven permanentemente para nosotros, en nuestro corazón y en los recuerdos que de ellos tenemos.
Besos y más besos por tu cariño, tu aprecio y amor hacia mí y por contarme todas esas cosas bonitas.
Eres una ¡¡¡ GRANDÍSIMA MUJER !!!
P.D.
Las fotos las he realizado yo mismo hace unos días y es curioso comprobar cómo los labios de Encarna cubiertos de carmín y con los que luego ella besaba algunas de las cartas que escribía, han permanecido casi inalterados y con idéntico color sobre el papel que enviaba a principios de la década de los 50 del siglo pasado.
Quiso que nos hiciéramos una foto juntos y para mí no fue un problema complacerla, al contrario |