viernes, 23 de mayo de 2014

Amigo Félix...

Suelo dejaros siempre al principio de cada post un enlace para que el que quiera lo pinche y escuche una melodía que he escogido para sonar de fondo mientras se realiza la lectura de lo que tengo que contaros en esa ocasión. Hoy quiero hacer especial hincapié en que escuchéis la música que os dejo AQUÍ, para que sirva de fondo a lo que voy a narraros ya que creo os puede poner perfectamente en situación




ISO 1000      200 mm      f/  2.8       1/320 seg.     Sin flash     Sin trípode

Desde que tengo uso de razón siempre he tenido un gran sentimiento de amor  y de cariño por la naturaleza y por los animales que en ella viven, sin embargo hay dos hechos que indudablemente intensificaron este amor y mi voluntad de adquirir mayor conocimiento sobre la fauna que habita en dicha naturaleza, y especialmente sobre el mundo de las aves.


El primer factor que ejerció en mí una gran influencia fue algo común a muchos otros españoles de la época así como a generaciones posteriores, me estoy refiriendo a los maravillosos y educativos programas llevados a cabo por el Dr. Félix Rodríguez de la Fuente.

Mi recuerdo se desvanece cuando yo tenía aproximadamente 8 años y me quedaba embobado viendo en aquella televisión en blanco y negro que había en casa, los episodios de la serie "El Hombre y la Tierra"; con la inconfundible banda sonora de Antón García Abril de fondo, uno esperaba ansioso las formidables sorpresas y documentos que nos traía en cada episodio de tan legendaria serie,  Félix y su equipo de colaboradores.
Aquel programa, auténtico bombazo en la televisión de los años setenta no sólo en España si no en infinidad de televisiones de todo el mundo (ha sido el programa de televisión producido en España que a mas países se ha vendido) nos ofrecía por primera vez una cercanía absoluta a los animales, gracias en algunos casos  a técnicas innovadoras  que permitían la cercanía del gran público a especies animales y a muchos comportamientos desconocidos por tantos y tantos de los espectadores que seguían la serie en la pequeña pantalla..
Otro aspecto fundamental de la serie era la impronta de Félix en su trabajo, en el rigor, en el entusiasmo que ponía en aquello que hacía,  y como ese amor por lo animal lo transmitía a todos los que le veíamos y escuchábamos. Me quedo también, cómo no, con su voz y aquel peculiar timbre con la que  narraba de manera magistral los documentales que nos ofrecía...  de mi pensamiento nunca se borrará sobre todo por las muchas imitaciones que hago de ello, de aquella frase mítica que decía:  "Queridossss  amigossss de la fauna ibérica....".

Me marcó, ya lo creo que me marcó y hasta qué punto que lo he tenido y tengo como uno de mis tres grandes ídolos de todos los tiempos. Todavía tengo fresco como si fuera hoy,  cuando con aquellos trece años que tenía yo por entonces, mi padre me dijo que Félix había tenido un accidente de helicóptero y se había muerto,   lloré desconsoladamente por alguien.... que no conocía personalmente, pero que desde hacía años era como un profeta para mí.


Os hablaba al principio de dos aspectos que me marcaron, ya os he comentado uno de ellos, lo relacionado con la vida y obra de Félix; el segundo aspecto crucial en mi vida fue descubrir un otoño allá por el año 1981, unos prismáticos en casa de mis abuelos.... aquello fue el detonante de mi amor por las AVES.
En la  “carpeta” de imágenes que tiene mi cerebro están  perfectamente claras aquellas que se grabaron durante tardes otoñales en las que yo escudriñaba con la ayuda de los binoculares, a una enorme cantidad de pajarillos, pero sobre todo a unos de una especie que además inundaban el crepúsculo con su bello canto, hablo de los petirrojos.
Ahí nació mi ilusión y mi pasión por la observación de las aves;  lo demás fue acumular horas y  horas de paseos solitarios por los campos, por los montes, con la única compañía de un preciado regalo que me hicieron mis padres (unos pequeños prismáticos que por cierto todavía conservo en perfectísimo estado).
Los fines de semana  sólo me faltaba dormir con ellos o tenerlos colgados mientras comía, eran casi como una prolongación de mi cuerpo; eso y una pequeña libreta para tomar notas y dibujar eran mis compañeros de ruta por senderos, bosques y riachuelos.  Los vecinos y conocidos se acostumbraron pronto a mis salidas y excursiones viéndome en todo momento pegado a los pequeños binoculares y aquellas caminatas en las que en alguna ocasión se unía mi “primo” Carlos, el hijo de unos vecinos que somos casi como de la familia.


ISO 500    200 mm     f/2.8     1/125
Por aquella época recuerdo  la insistencia de muchos amigos para acompañarlos al cine y a las primeras salidas a discotecas (lugar este último que nunca me ha gustado y apenas he frecuentado a lo largo de mi vida); mi respuesta era siempre la misma y en forma de negativa, tenía mejores maneras de pasar las horas, echarme al monte y empezar a identificar todas las especies de aves por sus cantos, su modo de volar, su plumaje, etc; bueno, era eso o quedarme encerrado en casa escuchando Ópera (así sé que me gané cierta fama de “tío raro”;  pero y lo que yo disfrutaba,  a mí me daba lo mismo igual que ahora, lo que pensaran de mis gustos, los demás).  
Mi especial interés por estos animales me incentivo al poco tiempo para incorporarme y hacerme socio durante algunos años de la SEO (Sociedad Española de Ornitología).
Con el paso de los años, las responsabilidades, y sobre todo la disminución del tiempo libre, hizo que la dedicación al mundo de las Aves como de algunas otras cosas, se minimizara.
Pero estos conocimientos adquiridos en aquellos años de pubertad y juventud unidos a mi experiencia, me sirven todavía a día de hoy para instruir y animar, sobre todo a los más jóvenes, a que disfruten y conozcan alguna que otra cosa de estos animales que encontramos permanentemente en las ciudades y por su puesto en los ambientes rurales.




Las fotos.

El Herrerillo común, pasa por ser una de las aves más atractivas que podemos encontrar  en toda Europa. Diría que su belleza se debe en mayor grado a su plumaje en general pero sobre todo por la presencia de un color que no es de los más habituales en el mundo animal, el azul.
Perteneciente a la familia de los páridos, este pajarillo de tamaño inferior a un gorrión, tiene unos movimientos gráciles y rápidos ofreciéndonos en ocasiones posturas de lo más inverosímiles en las delgadas ramas donde se posan. 
Me encontraba en una pequeña zona boscosa disfrutando de la paz y la belleza del lugar, incluyendo los cantos y trinos de los pajarillos cuando de repente reparé como unas de estas pequeñas aves se introducían en un agujero de un árbol no muy lejano de donde yo me encontraba. Fue un descubrimiento de lo más casual y enseguida me puse con la mejor predisposición para poder hacer alguna foto al mencionado protagonista. Estaba claro que allí dentro había un nido y además con polluelos pues tanto el macho como la hembra se afanaban en una búsqueda continua de alimento para saciar el hambre de la prole. En un ir y venir permanente, los dos miembros de la  pareja iban llegando al nido con pequeños invertebrados en el pico, sobre todo gusanos, como el que podemos ver en una de estas dos fotos que hoy os muestro. 

Intenté acercarme todo lo que podía al árbol donde la pareja había decidido “instalar” su nido de amor, pero siempre con prudencia  pues a medida que me acercaba, notaban mi presencia  y eran mucho más cautelosos en lo que a entrar en el nido se refiere y es que seguramente intentaban preservar la intimidad del lugar donde se encontraban sus indefensas criaturas; apenas los incordié unos minutos, pronto me retiré, para poder sacar unas cuantas fotos, por cierto harto complicadas, dada la rapidez de movimientos de estos pajarillos y lo que eso supone para conseguir que aparezcan perfectamente enfocados en las imágenes.


De entre todas las modalidades de fotografía, la captura de imágenes de animales en libertad pasa por ser una de las más difíciles y complicadas ya que estos no "posan" para nosotros. Hay que armarse de mucha paciencia y eso que hoy en día la tecnología facilita mucho a los fotógrafos estas capturas (disparadores remotos, conexiones inalámbricas, enfoques y modalidades de disparo por detección de movimiento, etc....). Pero toda la paciencia que uno pueda echarle, normalmente tiene su recompensa en un bonito recuerdo en forma de imagen de alguna especie tras la que íbamos detrás.

Yo os dejo estas dos imágenes del Herrerillo, próximo a su nido, mientras en mi cabeza rememoro las fabulosas historias que Félix contaba.

Hasta pronto.
Besos y abrazos.

Ah!!! y hacer respetar a vuestros hijos, amigos, conocidos, etc... a las plantas, árboles y toda esa infinidad de animales que conviven en este mundo con nuestra especie; seremos más inteligentes pero no los dueños exclusivos de este hermosísimo planeta.

Ger.


2 comentarios:

  1. Excelente entrega, querido amigo. A mí me has transportado a esa niñez en la que disfrutábamos con poca cosa, con la inocencia, la imaginación y la ilusión de poder hacer algo parecido a lo que veíamos en la tele. Yo también era seguidor del Dr. Félix, quizás no tanto como tú, pero lo que sí anda por casa es la canción que le dedicaron Enrique y Ana ( Mi amigo Félix : https://www.youtube.com/watch?v=AVnvCMvKmxs ) .
    Gracias por regalarnos esos recuerdos.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Juan Pedro, eso es lo que tiene que seamos casi de la misma "quinta" que vimos practicamente los mismos programas televisivos, en aquella televisión de los setenta y ochenta donde tan solo teníamos dos canales con lo que la oferta estaba muy limitada.
      Gracias por la visita y respecto a la cancioncita de Enrique y Ana la recuerdo por supuesto aunque era un tanto "ñoña" siendo un poco benévolo.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar

Pensando en el Amor

E n mi día a día, uno de los momentos en que mi cerebro se evade y en el mismo afloran pensamientos y recuerdos de todo tipo es cuando condu...