miércoles, 24 de febrero de 2021

El curioso fenómeno

Hoy traigo una fotografía que encierra algo curioso, fijaros bien en ella por si veis algo raro y luego os explico de qué se trata.

Hace unos años conseguí reproducir esto mismo y es que se trata de algo que no siempre se puede fotografiar, depende sobre todo de condiciones climatológicas y sobre todo de lo limpia que se encuentre la atmósfera.

Veréis, esta imagen la tomé hace tres semanas concretamente el 30 de Enero a las 7:49 de la mañana cuando me encontraba fotografiando el amanecer tras el barrio barcelonés de "El Carmelo". Hasta aquí todo normal, parte de ese barrio está todavía en la penumbra a esas horas de la mañana pero detrás puede verse ya los hermosos tonos cálidos de esas primeras luces y....... hay algo más, ¿lo habéis visto?

Yo no me di cuenta en el mismo instante de hacer la foto pero si cuando llegué a casa y descargué las imágenes ¡¡Sorpresa!!

Se ve Mallorca y su Sierra de Tramontana, está  en el lado izquierdo de ese rincón donde se ve el mar. En otras dos ocasiones ya había plasmado una imagen similar  pero nunca con la nitidez de esta ocasión seguramente por las lluvias y los fuertes vientos de los días previos que dejaron la atmósfera muy, muy limpia. Para que os hagáis una idea, desde donde estaba haciendo yo la fotografía y hasta esa Sierra tramontana que está situada en el noroeste de la isla mallorquina, hay más de 180 kilómetros en línea recta.

Y esto se debe a un efecto denominado "Fata Morgana", que es una expresión italiana y hace referencia a una hada, el hada Morgana hermanastra del Rey Arturo. La explicación de este efecto que hoy comparto aquí es que debido a una inversión de temperatura se produce un espejismo y los objetos se alargan con la consiguiente sensación de que los mismos se encuentran más cerca de lo que realmente están.

El que tenga más curiosidad por este fenómeno que busque en internet Fata Morgana y verá ejemplos curiosos así como más información sobre el mismo. 


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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lunes, 15 de febrero de 2021

Los caldos fotográficos

El título de la fotografía de hoy está justificado con el simple dato que voy a daros, la misma está realizada en diciembre de 2016 y no fue hasta ayer que la revelé. Dicho esto, igual que hay vinos y licores  que conscientemente se dejan madurar y envejecer para que los mismos ganen en propiedades y favorezcan su mayor disfrute, en la fotografía sucede algo similar.

 

Digo similar, pero únicamente por el transcurso del tiempo en el que fue concebido hasta que se muestra el resultado. Una fotografía ni pierde ni gana calidad con el paso del tiempo (me refiero a los archivos fotográficos no a una imagen impresa en papel) pero es bastante recurrente o al menos yo conozco bastantes casos, de aficionados y profesionales que desde que toman una fotografía hasta que deciden revelarla por unos u otros motivos, pueden dejar pasar días, semanas, meses, e incluso años hasta su “degustación”.

 

El de hoy es un buen ejemplo para ilustraros lo que os cuento.

 

Tenemos una amiga madrileña (María José) que hace unos años decidió dar un cambio  a su vida y dejó atrás la capital para instalarse en un diminuto núcleo habitado apenas a unos diez kilómetros de Reinosa. Desde entonces han sido unas cuantas las veces que nos ha agasajado con su hospitalidad y hemos ido a pasar algunos días en su compañía. No muy lejos de donde vive se encuentra la única estación de esquí existente en la comunidad Cántabra, la estación de Alto Campoo. El caso es que siempre que vamos a verla yo me guardo un madrugón para irme a lo alto de dicha estación invernal y vivir desde allí el amanecer ¿Qué raro verdad? jajajajaja.

 

A la hora que llegué aquella mañana, por supuesto era de noche, lo más incómodo era el viento que hacía y eso teniendo en cuenta que era ya invierno, se traducía en un "fresquito" considerable. Puse yo mi trípode con la cámara a la espera del milagro de la luz en un sitio icónico y muy especial del que no me voy a extender hablando pero que en alguna ocasión traje ya  hasta aquí, el pico "Tres mares".  Su nombre se debe a que de este lugar fluyen las aguas de tres ríos que cada uno de ellos desemboca en una vertiente diferente de la península: el río Nansa desemboca en el Cantábrico, el Hijar-Ebro lo hace en el Mediterráneo y finalmente el Pisuerga que se une al Duero para verter sus aguas en el Atlántico ¿Curioso verdad?

 

Pues bien, lo primero que comencé a divisar desde tan maravilloso lugar fueron unos bancos de niebla que poco a poco danzaban movidos por ese importante viento del que hablaba. Y entonces en breve surgió la magia, esa luz baja y lateral proyectó color en el cielo e iluminó la niebla así como el contorno de esas formas redondeadas donde destaca ese solitario molino de viento moderno.

Pues este maravilloso instante (a mí me lo parece) llevaba guardado más de cuatro años y hoy ve la luz por primera vez, espero que os guste.

 

Por cierto y aprovechando el lugar donde hoy nos hemos ido en este paseo fotográfico de cada mañana, quiero enviar un cariñosísimo abrazo y saludo a todos esos amigos cántabros que por fortuna tengo.

 

Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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domingo, 7 de febrero de 2021

El baile de las nubes

Así como si de un vals se tratara, este sábado pasado en un bonito rincón montañés, el cielo y concretamente las nubes me ofrecieron este espectáculo de danza.

Salí al campo en una zona con muchas hayas para palpar como estaba el ambiente de los árboles, en qué estado se encontraban las hojas y si el Otoño iba a ritmo normal, con adelanto o incluso si lleva retraso.

 

De momento está todo bastante verde y yo calculo que le quedan bien (sí el tiempo meteorológico se mantiene igual) unas tres semanas para que esos árboles y sus ramas rompan en color para ofrecer el gran espectáculo de esta estación.

Y mientras eso no sucede, siempre es bueno levantar la cabeza por si podemos disfrutar de otros espectáculos, como estas nubes en movimiento, por ejemplo. 


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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La alta cascada

Hace unos días me comentaba una buena amiga de ya cierta edad, los muchos lugares que estaba conociendo gracias a mis fotografías y a que ahora mismo su situación física y económica no se lo permiten.

 

Más allá de estas últimas consideraciones que me dieron cierta pena, me hizo ilusión el ser sabedor que llevo de viaje en mi mochila fotográfica a muchas personas ya que mi turismo no suele ser el habitual de ciudades y museos. Los escaparates que me gusta admirar son mayoritariamente los que nos ofrece la naturaleza y que a menudo retrato para conservarlos y poder refrescar mi memoria cuando ha pasado tiempo sin verlos.

 

La de hoy es la visión que se tiene de la cascada de Cotatuero con sus más de 200 metros de caída y que en aquellos días de Octubre mostraba ese caudal mientras los tonos ocres así como el bosque de la parte inferior nos deja bien claro la época del año en la que nos encontramos.


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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El río azul

Después de que el día anterior nuestra excursión estuviera literalmente pasada por agua de toda la lluvia que había caído, para la nueva jornada el destino era el valle de Bujaruelo y no sabíamos muy bien que nos íbamos a encontrar. Para no perder las buenas costumbres, yo me adelanté al grupo y me levanté de madrugada quería antes de comenzar la marcha, hacer un par de fotos en sendos lugares con los que me iba a entretener un poco. La idea era hacer esas fotos, volver al bungalow para desayunar y a continuación realizar ya la ruta que nos habíamos programado.

El sitio le sonará a muchos o al menos a la gran mayoría de los que son habituales del parque de Ordesa pero por si acaso os ubico. Nada más cruzar el puente de los navarros y girar a la izquierda en dirección al camping de San Nicolás de Bujaruelo  a unos trescientos metros y en una curva, sobresale una enorme roca que sirve de parapeto para resguardarse bajo ella en caso de lluvia por ejemplo pues allí es donde aparqué el coche.

 

La noche era todavía oscura y no se atisbaba todavía la más mínima sombra ni claridad, entonces salí del coche y alcé la vista hacia arriba, un hermoso paisaje de estrellas brillaban en el cielo de un modo resplandeciente supongo que sobre todo gracias a esa atmosfera despejada y limpia que había dejado toda la lluvia del día anterior. Me volví al coche mientras el ruido de fondo era un río Ara que yo presumía debía llevar bastante agua por culpa precisamente de aquellas precipitaciones.

Algunos se preguntarán por qué irme de noche allí, y la respuesta es sencilla, o hacía la fotografía con las primeras luces lo cual entre otras cosas me permitirían tener una luz uniforme en todo lo que quería "cazar" o de lo contrario a la que ya hubiera asomado, aunque fuera tímidamente el sol, se producirían importantes contrastes entre zonas de luz y otras de sombra.

 

Así que esperé recostado en el asiento del coche, a ratos escuchando música a ratos adormilándome con el sonido relajante del agua del río; dada mi facilidad para dormir en cualquier sitio y en cualquier circunstancia, me iba poniendo alarmas para no sucumbir a los encantos de Morfeo y perderme así lo que había ido a fotografiar. 

 

Y así llegó tímidamente ese despertar del día, lo que en un principio era toda una mancha negra, pronto empezó a mostrar sombras y algo de textura, muy pero muy poco a poco comencé ya a ver los árboles y los tonos de color que presentaban, volví a bajar del coche y lo primero que hice fue observar sí el estruendo del río se correspondía con el agua que aparentemente parecía que llevaba, y efectivamente ya lo creo que llevaba agua.

Pero lo mejor en el agua estaba por llegar, con el recuerdo fresco de lo que había contemplado el año anterior, aquellas aguas seguro que cuando empezara a realizar acto de presencia la luz mostrarían un característico y hermoso tono azulado.

Después de recorrer un poquito el emplazamiento para ver en qué lugar me iba a poner, coloqué el trípode donde me pareció el sitio más adecuado para realizar algunas fotografías. Como en ese tramo donde me encontraba el cauce del río hace una pequeña curva me decidí por hacer cinco fotografías que abarcaran todo ese tramo (ese recodo incluido) y así mostraros el discurrir del río. Esas fotografías acabaron componiendo una imagen panorámica que es la que aquí traigo y que fue el resultado de aquel comienzo de jornada.

 

Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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El plano inclinado

Te encuentras haciendo fotografías en un bonito lugar con un grupo de amigos y cada uno danza a sus anchas por la montaña buscando ángulos y lugares con los que recoger lo más espectacular de ese sitio.

 

Muchos estábamos en la ladera de una montaña que si te dejabas rodar te haría llegar hasta un frondoso bosque que había montaña abajo; y así en un momento dado vi a mi compañero David con este pose, trípode en mano, en ese plano inclinado y ya quedó retratado para la posteridad, me gustó el resultado.


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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Sosiego

Aunque alguno pueda pensar que ya vio esta fotografía solamente aclarar que no es así, y lo digo desde la certeza de que nunca repito imagen, las que voy mostrando se quedan archivadas. Lo que si es cierto es que recordaréis o habréis visto otras similares y eso es debido a que cuando algún lugar o entorno me gusta especialmente  realizo lo que se denomina una "serie"; este término se refiere a un conjunto de fotografías de un mismo motivo pero realizadas desde ángulos y/o con encuadres diferentes o también en circunstancias de luz y/o climatológicas distintas.

 

El lugar es reconocible seguramente para muchos, se trata del faro de Cabo Vilán en plena "costa da morte", un lugar muy especial para mí y al que siempre me gusta volver.

 

Estamos hablando de un punto geográfico donde es habitual ver la fiereza del mar en días de temporal y cuando las borrascas atlánticas hacen acto de presencia sin embargo este no era el caso en ese día. 

 

La fotografía corresponde a una plácida mañana de verano donde el cielo apareció nublado y el mar en una calma casi absoluta para lo que suele ser habitual en este agreste paraje.


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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Pensando en el Amor

E n mi día a día, uno de los momentos en que mi cerebro se evade y en el mismo afloran pensamientos y recuerdos de todo tipo es cuando condu...