Nada mejor para estos soldados que poner esta música, pincha AQUÍ.
A las afueras de Florencia se encuentra uno de los muchos cementerios repartidos por Europa, donde es posible visitar a los soldados estadounidenses que perecieron durante la Segunda Guerra Mundial.
Este en concreto, lo encontramos por casualidad, y también quiso que la casualidad nos llevara hasta este magnífico jardín, en una fecha tan señalada, el Memorial Day; este día es la fecha en la que anualmente se rinde honores a los soldados americanos caídos en combate y la fecha es siempre la misma, el último lunes de Mayo.
Este cementerio florentino no es el de Arlington en Washington, o tan siquiera el de Colleville-sur-Mer en Normandía (el cual conozco), pero aun así tiene su encanto, en todos los sentidos, incluyendo el estético.
Estaba el cementerio engalanado, soldados de uniforme, un cielo espectacular, y en general un día demasiado bonito como para que yo dejase pasar la oportunidad de fotografiarlo, por lo que hice una serie desde diferentes ángulos y esta es una de las que más me gustaron.
Silencio, un soldado ha caído...
jueves, 31 de enero de 2013
viernes, 25 de enero de 2013
Meditación
La música de hoy no podía ser otra, más que la que es... el título del post coincide con este fragmento de Thaïs de Jules Massenet. Haz click AQUÍ y entenderás el porqué de esta música.
Serenidad, calma, tranquilidad o paz pueden formar parte intrínseca de la personalidad de una persona o pueden buscarse cuando en ocasiones uno necesita de esos estados de ánimo.
Hay maneras y maneras de buscar dichas sensaciones: escuchar música, pasear, meditar, leer, ir de compras (nunca se me ocurriría), hacer deporte, etc... cada cual busca su camino para ello y con el paso de los años consigue conocerse mucho mejor para saber, sin tener que hacer muchas elucubraciones, que es lo que mejor y más conviene a sí mismo para buscar esas sensaciones de relax.
Serenidad, calma, tranquilidad o paz pueden formar parte intrínseca de la personalidad de una persona o pueden buscarse cuando en ocasiones uno necesita de esos estados de ánimo.
Hay maneras y maneras de buscar dichas sensaciones: escuchar música, pasear, meditar, leer, ir de compras (nunca se me ocurriría), hacer deporte, etc... cada cual busca su camino para ello y con el paso de los años consigue conocerse mucho mejor para saber, sin tener que hacer muchas elucubraciones, que es lo que mejor y más conviene a sí mismo para buscar esas sensaciones de relax.
Desde luego en el cambio de ánimo influye muy mucho las percepciones de nuestros sentidos, muchísimo, y uno de ellos es la vista, indudablemente.
Hace unas semanas, con un grupo de amigos que compartimos la común afición por la fotografía, sugerimos fotografiar "algo" que de algún modo transmitiera esas sensaciones de bienestar que son muchas en una, paz, serenidad, tranquilidad, relax.
Este bodegón ha sido una de mis propuestas. No estoy muy acostumbrado a disparar en interiores y a trabajar con luces "artificiales", en este caso unas velas, por lo que he estado "jugando" con la diminuta luz que proporcionan las mismas para conseguir un resultado bello y mínimamente convincente.
El resultado no está mal, pero siempre es mejorable, para ello la experiencia en determinados aspectos fotográficos es fundamental y ahí estoy, aprendiendo poco a poco nuevas posibilidades hasta ahora poco explotadas por mí, del arte de fotografiar.
En cualquier caso espero que os guste la fotografía.
En cualquier caso espero que os guste la fotografía.
ISO 800 50 mm f/8 1/2 seg. Sin flash Con trípode |
A propósito de esta entrada, me gustaría en el día de hoy dedicar el presente post a un amigo, lejano en la distancia ahora mismo, y que resulta increíble como después de más de quince años conociéndonos, está siendo ahora cuando más hablamos y por ende, mejor nos conocemos.
Ese amigo es Guiller, muy buena GENTE tanto el como su encantadora familia, y además un EXCELENTE fotógrafo del que yo tengo la suerte y el privilegio de aprender mucho.
Ese amigo es Guiller, muy buena GENTE tanto el como su encantadora familia, y además un EXCELENTE fotógrafo del que yo tengo la suerte y el privilegio de aprender mucho.
Os recomiendo su blog La luz del tiempo, un deleite para la vista gracias a las maravillosas e impresionantes fotografías que acostumbra a compartir.
¡¡Va por ti MAESTRO!!
lunes, 14 de enero de 2013
En el punto de mira
He de reconocer que no soy muy amante ni de los coches ni
tampoco de las motos, sin embargo hay ocasiones en las que a pesar de esto, me
resulta casi imposible, como a cualquiera, no pararme y contemplar aquello
que habitualmente no nos resulta fácil de observar o cuanto menos, familiar.
Así sucede cuando vemos por una carretera o aparcado, un super último modelo, con la última tecnología y con un diseño de lo más agresivo; pero en igual medida o yo diría que incluso más, me sucede algo parecido cuando veo un coche de época.
Así sucede cuando vemos por una carretera o aparcado, un super último modelo, con la última tecnología y con un diseño de lo más agresivo; pero en igual medida o yo diría que incluso más, me sucede algo parecido cuando veo un coche de época.
Esto es lo que me sucedió mientras íbamos paseando por
Sitges y me encontré con esta preciosidad.
La ciudad bonita y costera de Sitges tiene una vinculación
muy especial con los coches de época pues
no en vano cada año se celebra un conocido Rally de coches antiguos entre Barcelona y la mencionada localidad costera famosa también por su célebre festival de cine fantástico.
Sea como fuere, me detuve un rato a contemplar esta
“máquina” sacada casi de otra época, y al mismo tiempo le iba dando vueltas en la
cabeza a como hacer una foto diferente del coche que no fuese la típica estampa de perfil
o frontal.
Al final un pequeño detalle me ayudó; en el morro, justo donde acaba la chapa que recubre el motor, hay un artilugio en el que se muestra la temperatura del mismo. Curioso, muy
curioso el artefacto este que más bien parece un punto de mira por donde ver desde la posición del conductor, a una posible "presa" ...jajajaja...
La foto está hecha desde el morro del coche hacia atrás y jugando con la profundidad de
campo para que se vea todo desenfocado excepto el indicador de temperatura del que os hablo.
Al fondo se pueden adivinar unas siluetas que pertenecen a dos personas y
prestando un poco más de atención veréis en la parte derecha unos pequeños
puntos de reflejo que son propiciados por los últimos rayos de sol antes de
desaparecer en el crepúsculo.
Me gusta esta foto, y me gusta básicamente por el punto de
vista, diferente, al que habitualmente estamos acostumbrados a ver las cosas y concretamente a un coche.
Aquí os dejo esta imagen que hoy he querido compartir con
mis amigos.
Ger.
ISO 400 33 mm f/5,6 1/200 seg. Sin flash Sin trípode
miércoles, 9 de enero de 2013
Hasta la próxima, Otoño
Esta es la música que propongo para leer el post de hoy, pincha aquí.
Aunque ya estamos metidos de lleno en plena estación invernal, estaba esperando tener el tiempo necesario para hacerle un "guiño" a los últimos días del otoño, y aquí está.
Cuando uno sale al campo en busca de bellos parajes, lugares y situaciones que fotografiar, nunca sabe con qué se va a encontrar ni en qué circunstancias; eso es quizás uno de los motivos por los que más me gusta y fascina, fotografiar naturaleza y paisajes...... "la aventura, es la aventura".
Para empezar, la climatología tiene mucho que decir y por suerte, de momento, el ser humano no incide en la misma de modo directo, que si no... y claro, por muy bonito que sea el lugar, sí las condiciones no son las mejores, lo de hacer una fotografía espectacular es misión imposible e irremediablemente uno tiene que conformarse con captar una simple imagen, bonita.
Bueno, esta es la reflexión de un aficionadillo a la fotografía como soy yo, quizás un profesional del National Geographic me diría que SIEMPRE se pueden conseguir excelente fotografías y en cualquier condición. Sin embargo y por otro lado, quizás el súper reportero del National Geographic no diría eso nunca; pienso en esto último gracias a un taller fotográfico que he realizado hace unas semanas y donde la persona que impartía el mismo, me dejo muy claro que en exteriores, no siempre es posible hacer fotografías maravillosas y por eso uno no debe frustrarse sí en determinadas circunstancias no nos quedan las fotografías tal y como las habíamos imaginado o queríamos que quedasen.... NO SIEMPRE SE PUEDE.
La verdad es que su comentario me dejó bastante aliviado porque a veces, en mi búsqueda autodidacta de reflejar con mis capturas la belleza de un lugar o un determinado momento, sentía esa leve frustración debido a que me quedaba sin ese "plus" que hace pasar una fotografía de simplemente una buena imagen, a otra que recoge realmente la belleza y la esencia de ese lugar y su entorno.
Ahora ya soy más consciente de que, la sabiduría de las técnicas fotográficas no aseguran resultados.... pero desde luego ayudan.
Ahora ya soy más consciente de que, la sabiduría de las técnicas fotográficas no aseguran resultados.... pero desde luego ayudan.
El caso es que hace unas cuantas semanas pude salir en un par de ocasiones al campo para hacer eso que tanto me encanta como es caminar por la naturaleza y captar momentos para mi recuerdo y para compartirlos con quien no puede visitar esos lugares. Los dos días que salí tuvieron de todo, frío, niebla, momentos de sol, de lluvia y esta riqueza climatológica ofrece una variedad de escenarios y elementos que suponen todo un reto.
A continuación, os dejo una selección de algunas de las fotos que más me gustaron de esa doble salida y además de dejaros los datos técnicos de las mismas, os haré un breve comentario sobre cada una de ellas.
Espero que os gusten.
Ger.
Espero que os gusten.
Ger.
El disparo
Lo bueno de madrugar y conducir por carreteras secundarias, es que en ocasiones se pueden tomar fotos que en otras circunstancias serían difíciles o al menos arriesgadas.
Iba como decía conduciendo hacía mi destino campestre cuando al pasar a la altura de un cartel de esos que ponen el nombre de la población en la que se entra, divisé una enorme tela de araña cubierta con las finas gotas de la llovizna que caía. Rápidamente maniobré y aparqué en una cuneta. La fotografía no entraña en sí dificultad pero sí que tuve que hacer diferentes pruebas desde distintos ángulos ya que para que pudiera apreciarse la tela de araña, necesitaba un fondo oscuro y la cosa estaba complicada porque en ese paraje todo era gris y el cielo tampoco ayudaba; al final y gracias a un árbol pude captar esta imagen. Para que os hagáis una idea del tamaño de la tela os diré que aproximadamente tenía unos 40cm de diámetro.
Iba como decía conduciendo hacía mi destino campestre cuando al pasar a la altura de un cartel de esos que ponen el nombre de la población en la que se entra, divisé una enorme tela de araña cubierta con las finas gotas de la llovizna que caía. Rápidamente maniobré y aparqué en una cuneta. La fotografía no entraña en sí dificultad pero sí que tuve que hacer diferentes pruebas desde distintos ángulos ya que para que pudiera apreciarse la tela de araña, necesitaba un fondo oscuro y la cosa estaba complicada porque en ese paraje todo era gris y el cielo tampoco ayudaba; al final y gracias a un árbol pude captar esta imagen. Para que os hagáis una idea del tamaño de la tela os diré que aproximadamente tenía unos 40cm de diámetro.
Cuando vi la foto en casa, lo que "vi" en esta imagen era como si hubiera fotografiado un cristal que tenía el impacto de un proyectil que lo había resquebrajado.
Eso que se ve en el suelo, son los restos de una plantación de maíz que se sembró y creció al abrigo de esta pequeña elevación que ahora muestra toda su belleza con un abanico de colores preciosos.
La zona del Collsacabra se encuentra situada en una zona de interior y posee lugares de enorme belleza. Había llegado a un pueblo donde se anunciaba como reclamo, una imponente cascada de agua. Temprano, a eso de las 8 de la mañana me dirigí caminando por un sendero resbaladizo, tanto por la lluvia de los días anteriores como por las piedras lisas sobre las que había que caminar en determinados trechos y otras sobre el barro que también jalonaba la senda. Caminaba y caminaba y por momentos me mostraba un tanto incrédulo sobre que pudiera encontrar aquella bonita estampa que se anunciaba a la entrada del pueblo.
A los pocos minutos, mi incredulidad fue desapareciendo ante el inconfundible sonido que resulta cuando hay un salto de agua o un riachuelo con buen caudal.
A los pocos minutos, mi incredulidad fue desapareciendo ante el inconfundible sonido que resulta cuando hay un salto de agua o un riachuelo con buen caudal.
¡¡¡Ooohhh!!! Impresionante espectáculo el que tenía ante mis ojos y sólo para mí. En la soledad de aquel lugar que parecía sacado de una película de Tarzán o de cualquier película de aventuras, me dispuse a disparar antes de que más gente rompiera el encanto del lugar.
Precioso descubrimiento el que hice esa mañana, de tan bello lugar.
Precioso descubrimiento el que hice esa mañana, de tan bello lugar.
Este es el nombre científico con el que en Botánica se conoce el árbol comúnmente llamado Roble. Y los robles no son ajenos a los cambios climáticos del otoño y al cambio de color en sus hojas, aquí está el mejor ejemplo.
Este título quizás un tanto extravagante obedece por mi parte al hecho de que en el momento de realizar esta fotografía estaba en el clímax de la felicidad de ese día.
El cielo se me presentaba de un azul increíble con esas nubes que ayudaban a dar profundidad a la imagen; delante y a mis pies, un pasto verde que tanto me recordaba a los campos gallegos por los que de pequeño jugaba, e igualmente, ese grupo de vacas que siempre me han sido tan familiares por lo mismo que antes comentaba; mi niñez también está ligada a los animales sobre todo a los domésticos. En fin, un conjunto de colores y un momento, que disfruté un buen rato, tanto antes como después de este disparo.
El cielo se me presentaba de un azul increíble con esas nubes que ayudaban a dar profundidad a la imagen; delante y a mis pies, un pasto verde que tanto me recordaba a los campos gallegos por los que de pequeño jugaba, e igualmente, ese grupo de vacas que siempre me han sido tan familiares por lo mismo que antes comentaba; mi niñez también está ligada a los animales sobre todo a los domésticos. En fin, un conjunto de colores y un momento, que disfruté un buen rato, tanto antes como después de este disparo.
Esta es también otra de las imágenes de la que más orgulloso me siento de mis últimas salidas al campo. Quizás puede ser un buen ejemplo de algunas de las tonalidades que es posible encontrarse en esa mágica estación.
Lejos de ser un lugar concurrido como puede pensarse por ese caminito asfaltado o por el banco de madera que puede vislumbrarse a la izquierda y que daría pie a que pensáramos que esta foto está captada en un parque o una alameda, la imagen está tomada en una montaña y para ser más exacto a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, pero es un lugar donde alguien en su día decidió hacer un santuario para honrar a una Virgen y de ahí ese camino transitable; el resto es solo silencio con las notas de los pajarillos que presagian el crepúsculo y donde destaca especialmente el canto de los petirrojos (le tengo especial cariño a estos pajarillos pues con apenas once años fueron los primeros que estudié y observe con los primeros prismáticos que cayeron en mis manos).
Poco que decir de la imagen salvo que si se presta atención, podréis ver sobre el agua las diminutas ondas circulares que generaba la incipiente lluvia que caía en ese lugar durante toda la mañana (pasé por esa zona un par de veces). De la quietud de las aguas me aproveché como no podía ser de otro modo, para utilizarla como espejo de mi juego fotográfico favorito que es el reflejo. La atmósfera era preciosa, tenía ese paisaje ante mis ojos, y lo único que se escuchaba muy bajito, casi como un murmullo, era la fina lluvia impactando sobre el agua.
El embalse no estaba precisamente rebosante de agua por lo que sí en esas circunstancias hubiera sido normal ver en esta imagen un buen chorro de agua sobrante, en este caso el agua había que retenerla por completo. En esta imagen pueden observarse sobre manera, los amarillos que se encuentran salpicados por diferentes zonas. Por cierto, la visión "in-situ" de esta toma te hace estar como a punto de saltar al abismo de un tobogán infinito.
Esto es todo lo que sentía a mi alrededor, de ahí el título, cuando hice esta captura; este día me pasé más tiempo dentro del coche esperando que el viento y sobre todo la lluvia amainaran, que no a pie de campo como yo hubiera querido. Entre otras consecuencias, cuando llegué a casa hubo que limpiar y adecentar el calzado además de parte del equipo fotográfico (trípode, cuerpo, objetivo).
Aquí puede apreciarse sólo un poquito, pero era impresionante caminar por tramos de esta carretera de montaña, sinuosa, sin ver el asfalto ni las líneas porque las hojas lo cubrían todo. Precioso, realmente precioso.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Pensando en el Amor
E n mi día a día, uno de los momentos en que mi cerebro se evade y en el mismo afloran pensamientos y recuerdos de todo tipo es cuando condu...
-
E l de hoy es un post bastante ligado al mundo del tren así que haz click AQUÍ para escuchar la música que he escogido en esta ocasión. ...
-
Ópera de La Bastilla (París) E l de hoy vuelve a ser un post en el que el protagonismo no es para la fotografía, en este caso es para ...
-
A mitad de camino entre Oporto y Lisboa siguiendo la costa atlántica de nuestros vecinos portugueses, uno puede encontrarse con pueblos y...