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Aunque ya estamos metidos de lleno en plena estación invernal, estaba esperando tener el tiempo necesario para hacerle un "guiño" a los últimos días del otoño, y aquí está.
Cuando uno sale al campo en busca de bellos parajes, lugares y situaciones que fotografiar, nunca sabe con qué se va a encontrar ni en qué circunstancias; eso es quizás uno de los motivos por los que más me gusta y fascina, fotografiar naturaleza y paisajes...... "la aventura, es la aventura".
Para empezar, la climatología tiene mucho que decir y por suerte, de momento, el ser humano no incide en la misma de modo directo, que si no... y claro, por muy bonito que sea el lugar, sí las condiciones no son las mejores, lo de hacer una fotografía espectacular es misión imposible e irremediablemente uno tiene que conformarse con captar una simple imagen, bonita.
Bueno, esta es la reflexión de un aficionadillo a la fotografía como soy yo, quizás un profesional del National Geographic me diría que SIEMPRE se pueden conseguir excelente fotografías y en cualquier condición. Sin embargo y por otro lado, quizás el súper reportero del National Geographic no diría eso nunca; pienso en esto último gracias a un taller fotográfico que he realizado hace unas semanas y donde la persona que impartía el mismo, me dejo muy claro que en exteriores, no siempre es posible hacer fotografías maravillosas y por eso uno no debe frustrarse sí en determinadas circunstancias no nos quedan las fotografías tal y como las habíamos imaginado o queríamos que quedasen.... NO SIEMPRE SE PUEDE.
La verdad es que su comentario me dejó bastante aliviado porque a veces, en mi búsqueda autodidacta de reflejar con mis capturas la belleza de un lugar o un determinado momento, sentía esa leve frustración debido a que me quedaba sin ese "plus" que hace pasar una fotografía de simplemente una buena imagen, a otra que recoge realmente la belleza y la esencia de ese lugar y su entorno.
Ahora ya soy más consciente de que, la sabiduría de las técnicas fotográficas no aseguran resultados.... pero desde luego ayudan.
Ahora ya soy más consciente de que, la sabiduría de las técnicas fotográficas no aseguran resultados.... pero desde luego ayudan.
El caso es que hace unas cuantas semanas pude salir en un par de ocasiones al campo para hacer eso que tanto me encanta como es caminar por la naturaleza y captar momentos para mi recuerdo y para compartirlos con quien no puede visitar esos lugares. Los dos días que salí tuvieron de todo, frío, niebla, momentos de sol, de lluvia y esta riqueza climatológica ofrece una variedad de escenarios y elementos que suponen todo un reto.
A continuación, os dejo una selección de algunas de las fotos que más me gustaron de esa doble salida y además de dejaros los datos técnicos de las mismas, os haré un breve comentario sobre cada una de ellas.
Espero que os gusten.
Ger.
Espero que os gusten.
Ger.
El disparo
Lo bueno de madrugar y conducir por carreteras secundarias, es que en ocasiones se pueden tomar fotos que en otras circunstancias serían difíciles o al menos arriesgadas.
Iba como decía conduciendo hacía mi destino campestre cuando al pasar a la altura de un cartel de esos que ponen el nombre de la población en la que se entra, divisé una enorme tela de araña cubierta con las finas gotas de la llovizna que caía. Rápidamente maniobré y aparqué en una cuneta. La fotografía no entraña en sí dificultad pero sí que tuve que hacer diferentes pruebas desde distintos ángulos ya que para que pudiera apreciarse la tela de araña, necesitaba un fondo oscuro y la cosa estaba complicada porque en ese paraje todo era gris y el cielo tampoco ayudaba; al final y gracias a un árbol pude captar esta imagen. Para que os hagáis una idea del tamaño de la tela os diré que aproximadamente tenía unos 40cm de diámetro.
Iba como decía conduciendo hacía mi destino campestre cuando al pasar a la altura de un cartel de esos que ponen el nombre de la población en la que se entra, divisé una enorme tela de araña cubierta con las finas gotas de la llovizna que caía. Rápidamente maniobré y aparqué en una cuneta. La fotografía no entraña en sí dificultad pero sí que tuve que hacer diferentes pruebas desde distintos ángulos ya que para que pudiera apreciarse la tela de araña, necesitaba un fondo oscuro y la cosa estaba complicada porque en ese paraje todo era gris y el cielo tampoco ayudaba; al final y gracias a un árbol pude captar esta imagen. Para que os hagáis una idea del tamaño de la tela os diré que aproximadamente tenía unos 40cm de diámetro.
Cuando vi la foto en casa, lo que "vi" en esta imagen era como si hubiera fotografiado un cristal que tenía el impacto de un proyectil que lo había resquebrajado.
Eso que se ve en el suelo, son los restos de una plantación de maíz que se sembró y creció al abrigo de esta pequeña elevación que ahora muestra toda su belleza con un abanico de colores preciosos.
La zona del Collsacabra se encuentra situada en una zona de interior y posee lugares de enorme belleza. Había llegado a un pueblo donde se anunciaba como reclamo, una imponente cascada de agua. Temprano, a eso de las 8 de la mañana me dirigí caminando por un sendero resbaladizo, tanto por la lluvia de los días anteriores como por las piedras lisas sobre las que había que caminar en determinados trechos y otras sobre el barro que también jalonaba la senda. Caminaba y caminaba y por momentos me mostraba un tanto incrédulo sobre que pudiera encontrar aquella bonita estampa que se anunciaba a la entrada del pueblo.
A los pocos minutos, mi incredulidad fue desapareciendo ante el inconfundible sonido que resulta cuando hay un salto de agua o un riachuelo con buen caudal.
A los pocos minutos, mi incredulidad fue desapareciendo ante el inconfundible sonido que resulta cuando hay un salto de agua o un riachuelo con buen caudal.
¡¡¡Ooohhh!!! Impresionante espectáculo el que tenía ante mis ojos y sólo para mí. En la soledad de aquel lugar que parecía sacado de una película de Tarzán o de cualquier película de aventuras, me dispuse a disparar antes de que más gente rompiera el encanto del lugar.
Precioso descubrimiento el que hice esa mañana, de tan bello lugar.
Precioso descubrimiento el que hice esa mañana, de tan bello lugar.
Este es el nombre científico con el que en Botánica se conoce el árbol comúnmente llamado Roble. Y los robles no son ajenos a los cambios climáticos del otoño y al cambio de color en sus hojas, aquí está el mejor ejemplo.
Este título quizás un tanto extravagante obedece por mi parte al hecho de que en el momento de realizar esta fotografía estaba en el clímax de la felicidad de ese día.
El cielo se me presentaba de un azul increíble con esas nubes que ayudaban a dar profundidad a la imagen; delante y a mis pies, un pasto verde que tanto me recordaba a los campos gallegos por los que de pequeño jugaba, e igualmente, ese grupo de vacas que siempre me han sido tan familiares por lo mismo que antes comentaba; mi niñez también está ligada a los animales sobre todo a los domésticos. En fin, un conjunto de colores y un momento, que disfruté un buen rato, tanto antes como después de este disparo.
El cielo se me presentaba de un azul increíble con esas nubes que ayudaban a dar profundidad a la imagen; delante y a mis pies, un pasto verde que tanto me recordaba a los campos gallegos por los que de pequeño jugaba, e igualmente, ese grupo de vacas que siempre me han sido tan familiares por lo mismo que antes comentaba; mi niñez también está ligada a los animales sobre todo a los domésticos. En fin, un conjunto de colores y un momento, que disfruté un buen rato, tanto antes como después de este disparo.
Esta es también otra de las imágenes de la que más orgulloso me siento de mis últimas salidas al campo. Quizás puede ser un buen ejemplo de algunas de las tonalidades que es posible encontrarse en esa mágica estación.
Lejos de ser un lugar concurrido como puede pensarse por ese caminito asfaltado o por el banco de madera que puede vislumbrarse a la izquierda y que daría pie a que pensáramos que esta foto está captada en un parque o una alameda, la imagen está tomada en una montaña y para ser más exacto a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, pero es un lugar donde alguien en su día decidió hacer un santuario para honrar a una Virgen y de ahí ese camino transitable; el resto es solo silencio con las notas de los pajarillos que presagian el crepúsculo y donde destaca especialmente el canto de los petirrojos (le tengo especial cariño a estos pajarillos pues con apenas once años fueron los primeros que estudié y observe con los primeros prismáticos que cayeron en mis manos).
Poco que decir de la imagen salvo que si se presta atención, podréis ver sobre el agua las diminutas ondas circulares que generaba la incipiente lluvia que caía en ese lugar durante toda la mañana (pasé por esa zona un par de veces). De la quietud de las aguas me aproveché como no podía ser de otro modo, para utilizarla como espejo de mi juego fotográfico favorito que es el reflejo. La atmósfera era preciosa, tenía ese paisaje ante mis ojos, y lo único que se escuchaba muy bajito, casi como un murmullo, era la fina lluvia impactando sobre el agua.
El embalse no estaba precisamente rebosante de agua por lo que sí en esas circunstancias hubiera sido normal ver en esta imagen un buen chorro de agua sobrante, en este caso el agua había que retenerla por completo. En esta imagen pueden observarse sobre manera, los amarillos que se encuentran salpicados por diferentes zonas. Por cierto, la visión "in-situ" de esta toma te hace estar como a punto de saltar al abismo de un tobogán infinito.
Esto es todo lo que sentía a mi alrededor, de ahí el título, cuando hice esta captura; este día me pasé más tiempo dentro del coche esperando que el viento y sobre todo la lluvia amainaran, que no a pie de campo como yo hubiera querido. Entre otras consecuencias, cuando llegué a casa hubo que limpiar y adecentar el calzado además de parte del equipo fotográfico (trípode, cuerpo, objetivo).
Aquí puede apreciarse sólo un poquito, pero era impresionante caminar por tramos de esta carretera de montaña, sinuosa, sin ver el asfalto ni las líneas porque las hojas lo cubrían todo. Precioso, realmente precioso.
Menudo reportaje otoñal. Me voy a tener que plantear seriamente hacer una escapada de esas contigo.
ResponderEliminarSabes de sobra mi querido amigo que eso puedes hacerlo cuando quieras.
EliminarGrandes fotografías, como siempre. Me encanta la de la telaraña (yo hubiera llegado tarde, no me gusta madrugar).
ResponderEliminarHola Isita.
EliminarGracias por el piropo hacia las fotografías. A mi también me gusta especialmente la de la telaraña.
Con respecto a madrugar a mi me sucede lo contrario, me encanta; además no sabes la cantidad de cosas que uno puede ver al aparecer los primeros rayos de luz del día.
Un besote guapa y en dos meses tenemos una cita musical, acuérdate.
guapisimas las fotos ger,
ResponderEliminarespectaculares como siempre
besos guapeton
Muchísimas gracias Rosa, me alegro de que te gusten las fotos pero aclárame una cosita; tengo cinco buenas amigas con tu mismo nombre y no sé cual de ellas eres..... jajajaja
EliminarTengo una de Coruña, otra de Pontevedra, otra de Barcelona, otra de Madrid, y una quinta también de Madrid con ascendencia canaria. Cual de ellas eres?.....jajajaja
Un beso grande seas quien seas.