jueves, 5 de mayo de 2016

"El placer de regalar...."

Habíamos terminado de comer y paseábamos tranquilamente a orillas de las pequeñas playas y calas del pueblo costero al que nos acercamos a comer; el cielo poco a poco, lentamente pero sin pausa, comenzó a nublarse de manera sutil y difuminándolo todo con lo que donde antes lucía un hermoso cielo azul, ahora campaban a sus anchas toda la gama de grises posibles y de este modo, ofrecían otra luz, apagando un poco los colores saltones que hasta entonces podían observarse a nuestro alrededor.

Ese momento, en plena digestión de unas ricas viandas, suscitaba cierta quietud, tranquilidad y ciertamente casi como si el tiempo transcurriera a la mitad de velocidad, iba yo con una de las cámaras buscando encuadres, jugando con diferentes elementos, muchos de ellos marinos, mientras contemplaba el lento paseo de otras muchas personas.

Fijé entonces mi mirada en una joven familia que se habían descalzado y jugaban a recorrer algunas rocas que se adentraban en el agua a modo de pequeños farallones. Me dedicaba simplemente a observarlos como parte de aquel momento de tranquilidad tanto por el lugar y como por el momento. Sin embargo pronto comencé a atisbar la posibilidad de "jugar"​ con ellos en aquel sitio donde se encontraban.

El detonante que me hizo disparar la primera fotografía es la que hoy os traigo; la madre se encaramó a lo alto de una roca y mientras, más abajo, su pareja estaba al tanto de lo que pudieran hacer  las  niñas,  las cuales por cierto, he tenido suerte en esta toma, estaban de espaldas.

Acabé haciéndoles una media docena de fotografías y entonces esperé pacientemente a que volvieran a la arena de la playa donde ya los esperaba con intención de dirigirme al primero de los dos adultos que antes tuviera a mi alcance. Había escuchado en la distancia que entre ellos hablaban en inglés con lo que cuando la mujer estuvo relativamente cerca, me aproximé a ella  y con toda la amabilidad de mi parco inglés,  le pregunté si tendría inconveniente en darme algún email puesto que les había estado haciendo unas fotos y querría enviárselas. La mujer al percatarse de mis "orígenes" me respondió en español aunque con un acento inconfundible, la expresión "es usted muy amable" y efectivamente accedió a darme un email. 

A los dos días le envié las fotografías y poco tardo en responderme en el mismo tono cordial con el que me había saludado el primer día. Estaban encantados ella y su marido pues me decía que siempre que salen, como deben estar pendientes de las peques, prácticamente no tienen fotos todos juntos.


Yo me quedé encantado de contribuir con mi pequeño regalo a que tuvieran un recuerdo de ese día y en ese lugar.


Besos y abrazos.
Ger.



-Haz “click” sobre cualquier imagen y podrás verla a tamaño completo. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pensando en el Amor

E n mi día a día, uno de los momentos en que mi cerebro se evade y en el mismo afloran pensamientos y recuerdos de todo tipo es cuando condu...