Ahora que los bosques comienzan a teñirse de esos colores únicos y exclusivos de esta época, no todos sus miembros son protagonistas. Cómo en cualquier representación teatral o largometraje hay también actores secundarios, quizás menos importantes sí, pero necesarios como complemento y contrapunto de lo que es ese motivo principal.
En el maravilloso entorno de Ordesa, junto a las zonas más próximas al cauce del río Arazas y también en lugares donde todavía las hayas y otros caducifolios pudieron crecer, se desarrolla esa metamorfosis que lo cambia todo hasta crear un ambiente de cuento, casi onírico, y como salido de cualquier sueño infantil; un mundo de colores.
Y mientras todo eso sucede, desde las alturas, desde mucho más arriba, ellos que aguantan las gélidas temperaturas, la nieve, la lluvia y el azote del viento en ramas y hojas, permanecen impertérritos con la mirada hacia la parte baja del valle mientras sus tonalidades verdosas de coníferas, permanecen fiel a su naturaleza. No han pagado entrada pero sin duda ocupan las mejores butacas para presenciar lo que se avecina….
¡¡Que comience el espectáculo!!
Esto es todo, besos y abrazos.
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