Mientras en el Mediterráneo seguimos de manga corta y con bermudas "sufriendo" este clima veraniego que no desea irse, en otras latitudes de la península, el otoño, por no decir ya el invierno, muestra alguna de sus caras más espectaculares.
Estos días la borrasca -Beatrice- golpea con fuerza la comunidad gallega con fuertes precipitaciones y rachas de viento que han llegado en algunos lugares a sobrepasar los 100 km/h y que en el mar se han traducido por olas de más de siete metros de altura.
No quiero, o si, imaginarme ese espectáculo desde un lugar privilegiado como el que hoy traigo en esta fotografía; en ese tramo de costa coruñesa conocida como "Costa da morte" y que a lo largo de la historia ha sido devastadora con infinidad de barcos que han naufragado, estas inclemencias se hacen, si cabe, más palpables.
En la imagen, una panorámica de cinco tomas verticales que tomé este pasado mes de septiembre, puede verse la silueta de Cabo Vilán y su imponente faro, vigilante de esta costa desde 1896 siendo el primer faro eléctrico de todos los que recorren el litoral español. El antiguo faro de 1854 puede apreciarse a la izquierda en otra pequeña elevación, pero que siempre desde su creación, tenía una acción limitada por no cubrir las necesidades que el peligroso paraje requería. La tragedia del buque-escuela inglés -Serpent- en una noche de 1890 y que dejaría 170 muertos, agilizó la construcción del nuevo faro para evitar en la medida de lo posible, más hechos luctuosos.
Así de fiera puede ser en ocasiones la naturaleza y concretamente el mar, y eso es lo que me falta por fotografiar en este tramo de costa, una imponente tormenta donde las olas, la lluvia y el viento muestran su cara más espectacular. Viviendo lejos de esta zona será complicado conseguirlo pero nunca se sabe, quizás algún día, cuando las obligaciones laborales me lo permitan es posible que pueda dedicarme a "perseguir" borrascas como Beatrice, por la costa gallega.
Esto es todo, besos y abrazos.