Ayer la imagen era la de una vaca paciendo tranquilamente en un pasto mientras unas hermosas nubes ponían el fondo a una imagen bastante idílica, lo que hoy traigo sería más o menos como el polo opuesto.
De las dos horas que aproximadamente pasé esta pasada Semana Santa en Benidorm no saqué ninguna conclusión positiva, todo me agobiaba, esos enormes edificios, hoteles la mayoría, la muchedumbre de gente y el ruido ya de buena mañana en las terrazas donde la gente bebe y vocifera como si fuera su último día de vida.
Visto lo visto, fuimos en busca de uno de los miradores más conocidos que tiene la ciudad para traerme un "recuerdo" y que ahora comparto aquí. Quizás esta imagen y alguna más que saqué sea lo que vuelva a ver en el futuro de este rincón de la costa alicantina donde prácticamente nada cuajó en mí. En su día tuve la oportunidad de ir a Nueva York y decidí que no, cosa que algunos amigos y conocidos no entendieron, pero no me arrepiento, con lo vivido en un lugar como Benidorm no me imagino el agobio que me habría entrado en la "Gran manzana"; yo soy rural y no me atrae el asfalto, el hormigón, el cristal, las sirenas y el ruido en general; no veo belleza en todo eso y lo siento por los que sí lo ven pero como siempre digo, está bien que exista variedad en los gustos del ser humano.
Muy buenos días y feliz jueves, ya con olor a fin de semana.
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