La ciudad me ahoga,
es cierto que somos una especie animal tremendamente adaptables y ya no
digamos cuando las circunstancias mandan, pero aún así no me he adaptado y por ello
siempre que puedo me voy al campo a la
montaña, a introducirme en la naturaleza, mi hábitat natural.
No soy carne de asfalto, me horrorizan las grandes concentraciones
de gente y por tanto no os extrañará que
las multitudes me produzcan cierta
alergia.
Eso en el campo es diferente, es más, agradeces no
encontrarte con nadie y sentir esa inmensa sensación de parecer que estás solo
en este mundo.
Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.
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