En la playa la bandera roja ondeaba en lo alto
del mástil y a los únicos que se les permitía adentrarse en el agua
era a los intrépidos surferos con sus neoprenos y tablas, la verdad es que el tamaño de
las olas era importante.
El cuarteto lo calmó, y con señas le explicaban que se quedarían en esa zona próxima a la orilla, "jugando" y con sus particulares coreografías.
Yo que estaba viendo la escena desde cierta distancia aproveché el juego que permite un teleobjetivo medio como es el 70-200 y empecé a fotografiarlas cual "paparazzi" mientras ellas eran ajenas a mi indiscreto objetivo que las cazó en acción; de todas las imágenes que capturé, he aquí la que más me gustó, y aquí están Esther Williams y sus amigas.
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