domingo, 7 de febrero de 2021

El baile de las nubes

Así como si de un vals se tratara, este sábado pasado en un bonito rincón montañés, el cielo y concretamente las nubes me ofrecieron este espectáculo de danza.

Salí al campo en una zona con muchas hayas para palpar como estaba el ambiente de los árboles, en qué estado se encontraban las hojas y si el Otoño iba a ritmo normal, con adelanto o incluso si lleva retraso.

 

De momento está todo bastante verde y yo calculo que le quedan bien (sí el tiempo meteorológico se mantiene igual) unas tres semanas para que esos árboles y sus ramas rompan en color para ofrecer el gran espectáculo de esta estación.

Y mientras eso no sucede, siempre es bueno levantar la cabeza por si podemos disfrutar de otros espectáculos, como estas nubes en movimiento, por ejemplo. 


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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La alta cascada

Hace unos días me comentaba una buena amiga de ya cierta edad, los muchos lugares que estaba conociendo gracias a mis fotografías y a que ahora mismo su situación física y económica no se lo permiten.

 

Más allá de estas últimas consideraciones que me dieron cierta pena, me hizo ilusión el ser sabedor que llevo de viaje en mi mochila fotográfica a muchas personas ya que mi turismo no suele ser el habitual de ciudades y museos. Los escaparates que me gusta admirar son mayoritariamente los que nos ofrece la naturaleza y que a menudo retrato para conservarlos y poder refrescar mi memoria cuando ha pasado tiempo sin verlos.

 

La de hoy es la visión que se tiene de la cascada de Cotatuero con sus más de 200 metros de caída y que en aquellos días de Octubre mostraba ese caudal mientras los tonos ocres así como el bosque de la parte inferior nos deja bien claro la época del año en la que nos encontramos.


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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El río azul

Después de que el día anterior nuestra excursión estuviera literalmente pasada por agua de toda la lluvia que había caído, para la nueva jornada el destino era el valle de Bujaruelo y no sabíamos muy bien que nos íbamos a encontrar. Para no perder las buenas costumbres, yo me adelanté al grupo y me levanté de madrugada quería antes de comenzar la marcha, hacer un par de fotos en sendos lugares con los que me iba a entretener un poco. La idea era hacer esas fotos, volver al bungalow para desayunar y a continuación realizar ya la ruta que nos habíamos programado.

El sitio le sonará a muchos o al menos a la gran mayoría de los que son habituales del parque de Ordesa pero por si acaso os ubico. Nada más cruzar el puente de los navarros y girar a la izquierda en dirección al camping de San Nicolás de Bujaruelo  a unos trescientos metros y en una curva, sobresale una enorme roca que sirve de parapeto para resguardarse bajo ella en caso de lluvia por ejemplo pues allí es donde aparqué el coche.

 

La noche era todavía oscura y no se atisbaba todavía la más mínima sombra ni claridad, entonces salí del coche y alcé la vista hacia arriba, un hermoso paisaje de estrellas brillaban en el cielo de un modo resplandeciente supongo que sobre todo gracias a esa atmosfera despejada y limpia que había dejado toda la lluvia del día anterior. Me volví al coche mientras el ruido de fondo era un río Ara que yo presumía debía llevar bastante agua por culpa precisamente de aquellas precipitaciones.

Algunos se preguntarán por qué irme de noche allí, y la respuesta es sencilla, o hacía la fotografía con las primeras luces lo cual entre otras cosas me permitirían tener una luz uniforme en todo lo que quería "cazar" o de lo contrario a la que ya hubiera asomado, aunque fuera tímidamente el sol, se producirían importantes contrastes entre zonas de luz y otras de sombra.

 

Así que esperé recostado en el asiento del coche, a ratos escuchando música a ratos adormilándome con el sonido relajante del agua del río; dada mi facilidad para dormir en cualquier sitio y en cualquier circunstancia, me iba poniendo alarmas para no sucumbir a los encantos de Morfeo y perderme así lo que había ido a fotografiar. 

 

Y así llegó tímidamente ese despertar del día, lo que en un principio era toda una mancha negra, pronto empezó a mostrar sombras y algo de textura, muy pero muy poco a poco comencé ya a ver los árboles y los tonos de color que presentaban, volví a bajar del coche y lo primero que hice fue observar sí el estruendo del río se correspondía con el agua que aparentemente parecía que llevaba, y efectivamente ya lo creo que llevaba agua.

Pero lo mejor en el agua estaba por llegar, con el recuerdo fresco de lo que había contemplado el año anterior, aquellas aguas seguro que cuando empezara a realizar acto de presencia la luz mostrarían un característico y hermoso tono azulado.

Después de recorrer un poquito el emplazamiento para ver en qué lugar me iba a poner, coloqué el trípode donde me pareció el sitio más adecuado para realizar algunas fotografías. Como en ese tramo donde me encontraba el cauce del río hace una pequeña curva me decidí por hacer cinco fotografías que abarcaran todo ese tramo (ese recodo incluido) y así mostraros el discurrir del río. Esas fotografías acabaron componiendo una imagen panorámica que es la que aquí traigo y que fue el resultado de aquel comienzo de jornada.

 

Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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El plano inclinado

Te encuentras haciendo fotografías en un bonito lugar con un grupo de amigos y cada uno danza a sus anchas por la montaña buscando ángulos y lugares con los que recoger lo más espectacular de ese sitio.

 

Muchos estábamos en la ladera de una montaña que si te dejabas rodar te haría llegar hasta un frondoso bosque que había montaña abajo; y así en un momento dado vi a mi compañero David con este pose, trípode en mano, en ese plano inclinado y ya quedó retratado para la posteridad, me gustó el resultado.


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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Sosiego

Aunque alguno pueda pensar que ya vio esta fotografía solamente aclarar que no es así, y lo digo desde la certeza de que nunca repito imagen, las que voy mostrando se quedan archivadas. Lo que si es cierto es que recordaréis o habréis visto otras similares y eso es debido a que cuando algún lugar o entorno me gusta especialmente  realizo lo que se denomina una "serie"; este término se refiere a un conjunto de fotografías de un mismo motivo pero realizadas desde ángulos y/o con encuadres diferentes o también en circunstancias de luz y/o climatológicas distintas.

 

El lugar es reconocible seguramente para muchos, se trata del faro de Cabo Vilán en plena "costa da morte", un lugar muy especial para mí y al que siempre me gusta volver.

 

Estamos hablando de un punto geográfico donde es habitual ver la fiereza del mar en días de temporal y cuando las borrascas atlánticas hacen acto de presencia sin embargo este no era el caso en ese día. 

 

La fotografía corresponde a una plácida mañana de verano donde el cielo apareció nublado y el mar en una calma casi absoluta para lo que suele ser habitual en este agreste paraje.


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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domingo, 15 de noviembre de 2020

Mañanas de agua y de color

Comienzas una jornada de senderismo matutino en pleno mes de Octubre en un entorno precioso de montaña, las temperaturas frescas de la mañana hacen que tu aliento sea cual una chimenea humeante y el mismo se funde con la ligera bruma del ambiente,  propia de esta época del año y más en un entorno húmedo próximo a un río.

 

El río Arazas caudaloso  por las recientes precipitaciones pone la música, y la danza...... la danza la ponen los millones de hojas de colores en todos esos  árboles que jalonan el cauce del río para darle ese toque mágico de belleza.

 

Uno se queda embelesado por estos espectáculos naturales donde pareciera que el tiempo se queda en pausa y del que uno toma consciencia tras disfrutar del momento y del lugar durante un buen rato.

 

Toca proseguir, más maravillas me esperan durante el resto de la jornada.



Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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sábado, 7 de noviembre de 2020

El tobogán

Cada uno nace con una naturaleza, la mía es la de tomarme las cosas con calma, como diría mi madre "con mucha pachorra". Hay gente que vive de manera eléctrica, su vida es un puro nervio y actúan con rapidez ante cualquier cosa o circunstancia y eso no es ni bueno ni malo; pero yo soy todo lo contrario, me gusta vivir despacio, muy despacio y por eso muchas veces hay quien cree que pierdo el tiempo pero es que a mí me gusta observar, escuchar e incluso tomar decisiones,  con lentitud, y un ejemplo es la imagen de hoy.

 

Como si de un tobogán se tratara hace unos días, una vez que elegí captar este riachuelo rodando por la piedra de esas losas, me senté a observar simplemente como el agua pasaba ante mis ojos y sin más preocupación que ver el agua correr mientras el tiempo permanecía como parado y yo absorto.

 

Yo y mi pachorra.


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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Vivir con riesgos

E stá claro que uno puede tener una vida "cómoda", adjetivo que por cierto daría para un buen debate si pensamos en lo que esa pal...