Está claro que uno puede tener una vida "cómoda", adjetivo que por cierto daría para un buen debate si pensamos en lo que esa palabra significa para cada uno de nosotros, el caso es que otros no conciben su existencia sin correr ciertos riesgos y aquí es donde cada uno debe conocer sus propios límites, supongo.
No hace mucho recordaba que la máxima altura en la que he pisado tierra es a 3.800 metros de altura, concretamente en los Alpes Franceses, es un lugar precioso llamado "Aiguille du Midi" y desde el que se tienen unas vistas espectaculares y por supuesto, siempre y cuando la niebla no haga acto de presencia. Fresquito también hace un rato pero eso a un servidor no le importa tanto, estábamos en Mayo y la temperatura era soportable, es cuestión de ir bien abrigado.
Hasta donde yo sé y no soy experto en alpinismo, hay cuatro rutas para llegar al "techo" de Europa que son los 4.808 metros de altura que tiene el Montblanc; pues bien, una de esas rutas parte de este lugar y por ello puedes apreciar perfectamente lo que significa acometer desde aquí los mil metros de desnivel que hacen falta salvar, para coronar esa cima. Cuando estás en lugares de semejante magnitud es importante tener referencias para hacerse una idea mejor del entorno, aquí hay algunas referencias pero la mejor, sin duda, es la de las diferentes "cordadas" (es así como se llama al grupo de personas que van unidas por una cuerda para ascender o descender una montaña) cuando las observas sobre la inmaculada nieve como diminutos puntos tal que hormigas sobre ese blanco tapiz.
Es este un
reto que personalmente no me atrae lo más mínimo y no nos engañemos cierto
riesgo conlleva, ya sea una mala caída, un alud y cualquier imprevisto que surja en
esas altitudes. Pero no es ese riesgo el que me echa hacia atrás, no, es
simplemente que no me motiva buscar esas cimas. Sin embargo sí que otras
veces yo asumo otra clase de riesgos, por ejemplo muy cerca de ahí en Chamonix,
me subí por segunda vez en un parapente
y sobrevolé la localidad, el valle y vi frente a frente, glaciares y esas
cumbre con una perspectiva que de otro modo resultaría imposible. La sensación
de "volar" es única y si bien con esta actividad podría producirse algún
accidente, no pienso en ello, de lo contrario dejaría de hacer muchas cosas simplemente por
pensar… "Y si".
Este es un pequeño grupo, una cordada como os explicaba antes, en este caso de tres componentes, que salían a por su aventura particular hacia esa cima del Montblanc.
"Bon
voyage".
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