miércoles, 18 de septiembre de 2013

Lisboa antigua...

El título de hoy es el que nos servirá para poner fondo musical, pincha AQUÍ.

En todas las imágenes incluso en las que aparecen más pequeñas, hacer "click" sobre ellas y podréis verlas en un tamaño mayor.


La célebre Torre de Belem

Hace un par de meses he descubierto una ciudad fascinante, una ciudad con una luz preciosa, esa ciudad se llama LISBOA.

La luz, esa esencia imprescindible para los que nos gusta la fotografía adquiere aquí unas tonalidades hermosas; parte por el sol  parte por los colores de las edificaciones muchas de ellas de colores alegres y vivos donde predominan sobre todo amarillos y rosas.
En una visión general de Lisboa, ésta me recordó en muchos aspectos a Roma... es una ciudad decadente, bastante dejada e incluso sucia en algunos barrios, pero aun así,  atractiva, bella,  e igual que Roma, llena de encanto.


Parece salir de la catedral



Varios son los barrios que constituyen esta ciudad pero los realmente indispensables para callejear y conocer son los de su trazado más antiguo, barrios como Alfama, el barrio Alto, a Baixa o Chiado por citar los más emblemáticos. De carácter primordialmente sencillo y también humilde, las viviendas de estos barrios clásicos rezuman nostalgia, supervivencia,  pero con un carácter que sabe alternar y conjugar,  penas con alegrías.
Sus adoquines pueblan la gran mayoría de las calles y suelos, lo que caminar o conducir por esas calles te traslada a un pasado no muy lejano allá por las décadas centrales del siglo XX donde el asfalto estaba todavía en sus albores. 



Una de las cosas que más me ha sorprendido de Lisboa es su gran tamaño en extensión aunque no la recorrí toda,  mi visita se centró fundamentalmente en esos barrios populares que antes mencioné  y en algunas salidas puntuales a otros lugares de interés fuera de lo que es propiamente el centro. 
Mirador de Santa Justa

Uno de esos lugares  alejados del centro pero de visita obligada  es  el paseo por una de las orillas del Tajo donde hay un bonito trayecto desde la Torre de Belem hasta el monumento a los descubridores pasando un poco más  hacia el interior por el Monasterio de los Jerónimos.
Lo más sencillo para acercarse a esta zona sí no se quiere invertir mucho tiempo caminando desde el centro, es montarse en uno de los modernos tranvías que circulan casi paralelos al río así como por algunas otras zonas de la urbe; dichos vehículos, con tecnología actual conviven con los vetustos y pintorescos que circulan por la parte antigua de la ciudad y que evocan en uno sentimientos bohemios de épocas pretéritas. Estos antiguos "artefactos" mitad hierro,  mitad madera,  además de suponer una atracción turística en si misma le permiten a sus usuarios desplazarse por calles y callejuelas estrechas salvando muchas veces desniveles importantes para los menos acostumbrados a los esfuerzos físicos o simplemente para la gente mayor o incluso el que no quiera caminar.


Fuente en la plaza del Rossio

 Entre todos esos antiguos tranvías uno se lleva la palma y la fama; es  el número 28  y es que  tiene un trazado por algunos de los lugares más emblemáticos y de ineludible visita, de la ciudad. El transporte en Lisboa no es barato por lo que tanto como turista como si se es oriundo  de la ciudad, conviene comprarse los diferentes bonos que existen ya que se amortizan muy pronto.

¿Pero que ver en Lisboa? 


El monumento a los descubridores

Cualquier guía os diría la docena de lugares típicos e indispensables pero como en tantos otros lugares éstos no siempre coinciden con los gustos de este viajero. Claro que hay cosas ineludibles, la Torre de Belém,  el también monumento a los Descubridores, el elevador de Santa Justa, etc... Pero hay otros que yo obvié como el Monasterio de los Jerónimos por el que solo pasee a su lado; tampoco entre en el castillo de San Jorge y ni tan siquiera fui a degustar alguna de las múltiples formas de cocinar el bacalao por parte de los portugueses.
Sin embargo me subí a la terraza del mausoleo nacional no antes  de ver en este mismo edificio donde yacen portugueses ilustres, la tumba de la reina de esa música que tanto me gusta y que es el fado; me estoy refiriendo a Amalia Rodrigues  a la que también rendimos pleitesía  visitando  su fundación con sede en la que fue su casa en los últimos 30 años y que en la actualidad es un museo de la artista,  donde todos los amantes del fado hacemos de esa visita una parada obligada. 


Asamblea nacional

 No pude evitar como en todas las ciudades donde sé que hay un teatro de ópera dejar de visitar el de Lisboa; en este caso se trata del Teatro  Sao Carlos, el cual tiene el honor de haber sido el único teatro de ópera del mundo donde cantaron juntos el mejor tenor y la mejor soprano del siglo XX, me refiero lógicamente a Maria Callas y Alfredo Kraus que protagonizaron una versión de La Traviata en marzo de 1958 que ya ha quedado para los anales de todos los aficionados a la lírica.
Cuenta también Lisboa con algunas plazas hermosas y en muchos casos casi descomunales por el tamaño de las mismas... me viene a la cabeza la Plaza del Comercio, lindante con una  de las orillas del Tajo; de forma rectangular está presidida por un arco espectacular que sirve de puerta para la calle que sale del mismo y bajo el cual también circulan los antiguos tranvías de los que os hablaba antes. 
Tranvías y bullicio en la calle

Pero sin duda lo que más me gusta hacer en las ciudades que visito y Lisboa no es una excepción, es callejear lo cual me parece que es la mejor manera de empaparse y tomar el pulso a una ciudad. Gracias a esto pude comprobar también la gentileza y atenciones que te brindan los lisboetas,  incluso a los españoles, a pesar de la fama de animadversión que parece ser tienen nuestros vecinos portugueses hacia nosotros los españoles. Yo particularmente no estoy de acuerdo con esto y como digo siempre,  hay gente mejor y peor en todas partes y en todos los lugares sin que ninguno tenga la exclusividad en ningún caso.
Finalmente os sugeriría tres sitios fuera de Lisboa ciudad, aunque eso sí,  uno de ellos requeriría el haberse acercado a esta ciudad en coche o en su defecto alquilar uno; os estoy hablando del Cabo da Roca un precioso accidente geográfico con hermosos acantilados y coronado por un bello faro. Otro lugar es la vecina ciudad de Alama al otro lado del Tajo y donde puede verse una réplica casi exacta de la estatua del Cristo redentor que hay en Rio de Janeiro, además de esta atracción puede verse una bella vista de Lisboa desde el "otro lado" y admirar al mismo tiempo el Puente colgante del 25 de septiembre  que hay que cruzar para salvar el río y de aspecto muy similar al célebre Golden Gate que adorna la bahía de San Francisco. Finalmente la localidad de Sintra es de visita obligada y más su Castillo da Pena.

Dicho todo esto, en mi caso fueron cuatro días pero puede ser uno más y creo que con cuatro o cinco días uno puede hacerse una idea relativamente buena de lo que es.......  LISBOA.

Besos y abrazos.

Ger.



Faro en el Cabo da Roca con sus bellos acantilados



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