martes, 12 de noviembre de 2019

El bosque en llamas

Dejando volar mi imaginación y como si de un cuento se tratara, da la impresión de que el bosque estuviera ardiendo y todos esos colores otoñales representan a unas voraces llamas que quisieran  arrasar todo a su paso. Sin embargo tendremos un final feliz gracias a la hermosa cascada de Cotatuero que con sus gélidas aguas sofocará ese incendio y nos permitirá seguir disfrutando de este espectáculo de color cada estación otoñal.

La verdad es que este fue uno de los puntos donde más tiempo pasé admirando la grandeza de lo que tenía ante mis ojos mientras discurría por la senda de los cazadores. Un espacio, el que tenía ante mí,  que da la sensación de que es pequeño pero que tiene realmente unas dimensiones colosales como lo es este  Circo de Cotatuero,  y allí,  en medio, toda esa orgía de color. 

Muchos otros excursionistas pasaron, pasasteis, por delante de mí y de mi cámara,  mientras yo estaba allí, embobado ante un espectáculo como este que me tenía inmovilizado y al mismo tiempo me hacía sentir afortunado por la posibilidad de estar en esas coordenadas de espacio y tiempo.

Para los que no pudieron estar  y para los que no pueden acceder a estos rincones, aquí dejo  esta pequeña muestra, que no es lo mismo que observarlo con tus propios ojos pero puede daros una idea aproximada de lo que es Ordesa cuando el otoño la acaricia.

Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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El valle vecino

La semana pasada antes de adentrarme en el mundo de "Ordesa" pasé por tierras de su vecino y casi podríamos decir primo valle deHecho. Situado más hacia el Oeste, este valle junto a la Selva de Oza conforman un entorno precioso y además con el aliciente de que su popularidad es menor que la de otros valles con lo que la tranquilidad y las posibilidades de apenas encontrarte con otros excursionistas es muchísimo mayor que en otras zonas de la cordillera pirenaica.

Como corresponde a la época y antes de que aparecieran la recientes nieves, la zona estaba espectacular con sus amarillos, naranjas, ocres y todo ello como preámbulo para encontrar un valle perpendicular a este que aquí os muestro, de un verde intenso espectacular, hablo de Aguastuertas.


Dicho valle sería el que queda a mis espaldas justo desde donde he realizado esta fotografía panorámica formada por siete imágenes verticales. Al fondo de la imagen, todavía en tierras aragonesas pueden vislumbrarse algunas cumbres como el Pico Petraficha, el Guimboa o el Chinebral de Gamueta, todos ellos por debajo de los tres mil metros y que sirven casi de frontera natural del pirineo aragonés con respecto al navarro.

Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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jueves, 7 de noviembre de 2019

A solas en Soaso

Esta fotografía es justo de hace una semana es decir del pasado jueves  31 de Octubre, había llegado la noche anterior a Broto procedente del  Valle de Hecho y lo primero que tenía planificado hacer en Ordesa es una de las rutas más espectaculares que pueden hacerse en el parque, la que de manera circular pasa por: Pradera de Ordesa-Senda de los cazadores-Faja Pelay-Cola de Caballo-Gradas de Soaso-Pradera de Ordesa.
Tenía por delante 20 kilómetros para goce y disfrute de la vista, y de los sentidos en general, eso sí, todo ello con un pequeño hándicap y es que debido al cambio horario de la semana pasada era consciente de que iba a ir justito de luz para acabar la ruta y que no fuera de noche.
 Debido a esta afición mía por la fotografía, siempre que preparo una ruta sea por el campo, la montaña o un acantilado, tomo las referencias de tiempo para hacer la misma, simplemente como anecdóticas y es que normalmente suelo emplear casi siempre, o al menos en  ocasiones, el doble tiempo en hacerla “por culpa” de pararme a buscar encuadres, rincones, etc, y conseguir fotografías que ilustren lo mejor posible mi paso por un determinado lugar.
Así fue como aproximadamente empecé la ruta sobre las 7 de la mañana en la pradera y con un cielo encapotado que amenazaba agua,  cosa que  finalmente sucedió en pequeños intervalos mientras ascendía la Senda de Cazadores; tampoco duró mucho y  en cuanto comencé a caminar por la faja Pelay desaparecieron  por completo  las nubes y el resto del día me acompañó un sol fantástico  sobre un bonito cielo azul.
A medida que avanzaba  el resto de gente que ese día iba a realizar la misma ruta que yo, me iban adelantando  uno tras otro a pesar de haber comenzado lógicamente mucho más tarde que yo,  pero es lo que tiene llevar a la espalda 15 kg de material fotográfico incluido un hermoso  trípode.  Aun así tenía que contenerme, de lo contrario cada diez pasos estaría parando para volver a realizar otra foto, similar quizás a la anterior pero con algún detalle ínfimo que la hacía diferente.
 Finalmente llegué a la cola de caballo sobre las 18:00 y cuando me iba aproximando  había perdido ya de vista cualquier persona que fuera de bajada hacia la pradera. Las únicas personas con las que coincidí ya el resto de la tarde-noche, fueron dos chicos que habían llegado a ese mismo punto que yo pero desde las gradas de soaso y que estaban haciendo una breve parada para continuar camino del refugio de Góriz.
Yo como no, me recree haciendo algunas fotos en la mítica Cola de Caballo aprovechando que la tenía toda enterita para mi sin nadie más en los alrededores.  Me entretuve también  porque buscaba la foto que hoy os muestro, y que no era otra que mostrar como el sol dejaba sus últimos rayos sobre lo alto del circo de Soaso. Ahí como puede apreciarse, mi única compañía eran las vacas que seguían pastando en esa zona donde acostumbran a encontrarse. El momento fue único con esa penumbra ya sobre mí y esa luz dorada que iluminaba en lo alto.  Hice la fotografía pero cuando ya empezaba a bajar con cierta ligereza hacía la cascada principal de las Gradas de Soaso tuve que volver a pararme. En esta época están en celo los Sarrios, (también conocidos como Isards o Rebecos)  y aquello era todo un espectáculo hasta que detectaron mi presencia; persecuciones, saltos, y los machos (como no) alardeando para ser  vistos por las hembras  llamando su atención y así hasta que desaparecieron.
Al final llegué justito a esa cascada de Soaso, hice mi última foto y guardé las cámaras en la mochila, los que conocen  bien Ordesa saben  que desde ese punto hasta el aparcamiento  de coches en la pradera hay prácticamente dos horas de caminata y eso fue lo que tuve que hacer totalmente a oscuras.
Bueno como era conocedor de ello tampoco me preocupé más de la cuenta ya que conmigo y desde hace dos años llevo una “señora” linterna, de bolsillo pero de lo mejorcito que hay en el mercado (para el que tenga curiosidad se trata de una Ledlenser MT14) y que me iluminó durante esa hora y media larga por en medio del  bosque. Era una sensación extraña, ir solo y con el único sonido de las aguas del río Arazas que en paralelo al camino discurrían vertiginosamente. Cuando el  camino se alejaba un poco más del cauce del río entonces el único sonido eran mis pasos, el de alguna lechuza y el de las pisadas y resquebrajar de alguna rama por algún mamífero que por allí merodeaba.
El broche final final a semejante día de ensueño tuvo lugar cuando por fin llegue al coche, sin una sola luz y con contaminación lumínica cero, no solo vi un maravilloso cielo estrellado sino la mismísima Vía Láctea.

En fin, un día para enmarcar.
Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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martes, 22 de octubre de 2019

En la Quinta...


En la localidad portuguesa de Sintra se encuentra una finca conocida como “Quinta da Regaleira” en la que se encuentran un gran palacio, grutas, hermosos jardines y todo un conjunto que le ha permitido ser clasificado por la Unesco como Patrimonio Mundial.

A nivel botánico hay especies difíciles de encontrar en estas latitudes de la Europa Occidental y hay algunos árboles de dimensiones inusuales que son dignos de retratar, y ya puestos para realzar más la imagen, me permití invitar a ese sol que estaba en aquella tarde dando sus últimos coletazos antes de ponerse por el horizonte.


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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jueves, 17 de octubre de 2019

La iglesia de Carlos

Tras la peste que azotó Viena a principios del siglo XVIII el emperador austríaco por aquel entonces, decidió erigir un templo en honor de San Carlos Borromeo quien por lo visto fue el gran héroe de la epidemia de peste que azotó Milán en 1576.

Esta iglesia, la segunda en tamaño de la capital vienesa tras la catedral de San Esteban, tardó apenas veinte años en levantarse si bien el arquitecto original no pudo ver finalizada su obra por haber fallecido antes; el proyecto lo finalizaría el hijo de este.

El templo a la luz del día, y para mi gusto particular, pasa un tanto desapercibido y diría incluso que es un tanto soso a pesar de los diferentes estilos arquitectónicos que conviven en esta gran obra. Sin embargo, de noche gana en espectacularidad y más con ese enorme estanque que tiene delante y que para los amantes como yo de la fotografía, da muchísimo juego como puede aquí apreciarse.

Era una noche tranquila y sin apenas una brisa que produjera algún movimiento en el agua y de este modo ha salido este reflejo casi perfecto.


Esto es todo, besos y abrazos.

Ger.

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jueves, 3 de octubre de 2019

Dos pasiones en una...

La última noche en Viena, esperé a ese instante mágico que es para nosotros “la hora azul” y así retratar ese icono de la vida cultural Vienesa, europea y mundial como es la Stastsoper.

Un momento mágico donde la larga exposición deja esas estelas creadas por los coches que pasan frente la fachada del majestuoso edificio.

Mis dos pasiones juntas nuevamente, ópera y fotografía.

Esto es todo, besos y abrazos.



Ger.


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domingo, 29 de septiembre de 2019

La Biblioteca

En el itinerario de nuestra reciente visita a Viena estaba incluido entrar a ver con nuestros propios ojos la Biblioteca Nacional de Austria, y eso que nosotros somos poco dados a la visita de museos e interiores de recintos civiles. Pues la visita no defraudó, ya lo creo, mis ojos estaban maravillados de tanto arte en forma de madera, de escultura, de pintura de arquitectura y del trabajo de encuadernación de todos los libros que allí se custodiaban. El valor económico de los libros que allí reposaban no era baladí y es que durante nuestra visita coincidí con un grupo de turistas españoles que llevaban guía y la misma les explicaba entre otras cosas que parte de una colección privada que allí había, se adquirió por un valor superior a lo que había costado levantar el mismísimo palacio Belvedere.
Allí dentro el ambiente es seco y con una temperatura más alta de la que mi termostato interno considera como “cómoda”, supongo que son las mejores condiciones para guardar esos tesoros escritos; pero lo más característico de la gran sala es el olor en el ambiente a papel rancio y con abolengo.
La Sala Imperial de la Biblioteca Nacional Austriaca es su estancia principal; se trata de una imponente sala con más de setenta metros de largo y veinte de altura. Una cúpula adornada con obras de Daniel Gran, reconocido pintor de la corte, corona la Sala Imperial con unos frescos bellísimos y llenos de color. Las estanterías de esta sala, hechas de madera de castaño, resguardan libros que datan de los años 1500 a 1850, estamos ante una impactante colección de más de doscientos mil libros.
Nada más entrar, un caballero de corte sobrio me dijo que podía hacer fotos pero sin flash (perfecto pensé yo) y entonces aproveché la coyuntura y le señalé el trípode que llevaba junto a la cámara para preguntarle si podía usar el mismo, pero al momento ladeó la cabeza de lado a lado con lo que la cosa quedaba clara.
Sin embargo una vez dentro me di cuenta que había varios lugares donde quizás podría apoyar la cámara y hacer una exposición larga con la que captar toda la luz necesaria para una buena exposición sin tener que “tirar” de ISO. Y como ejemplo esta imagen, el trípode inusual para hacer esta foto fue mi cartera, como si de un caballete se tratara, y en la que apoyé el objetivo para que durante un segundo y medio el sensor de la captara parte de la belleza allí encerrada.
Desde luego sí alguna vez vais por Viena, no dejéis de ver con vuestros propios ojos este fascinante lugar.
Esto es todo, besos y abrazos.




Ger.


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miércoles, 11 de septiembre de 2019

Castellammare del golfo




En el noroeste de Sicilia se encuentra un hermoso y coqueto pueblo marinero al que se accede por una serpenteante carretera que va bordeando las pequeñas montañas que sirven de abrigo a esta localidad de nombre “Castellammare del golfo”.

Desde un lugar de su puerto realicé esta imagen para poder captar así parte de la belleza de este tranquilo y recogido rincón de una Sicilia que dejó en mi retina, claros y también algunos “oscuros” pero que dejan sin duda un puerta abierta para que vuelva a visitarla, eso sí, esta vez en Primavera; el calor veraniego en la isla me resulta bastante desagradable.


Esto es todo, besos y abrazos.




Ger.


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lunes, 2 de septiembre de 2019

El puente de la Ría


Es para mi gusto una de las fotografías de este verano,  “jugaba” yo en casa ya que conozco el lugar y todo el entorno como la palma de mi mano, sólo faltaba que las condiciones acompañaran, y un día gris y nublado en pleno mes de Agosto ayudó, ya lo creo.

La Ría de Vigo, mi ría, tiene en el puente de Rande uno de sus iconos desde que allá por 1981 fuera inaugurado para el tráfico rodado. Hoy parece inconcebible ver el perfil de la ría y no ver esa obra de ingeniería que en su día fue todo un acontecimiento a nivel de arquitectura e ingeniería y que diariamente recorren 50.000 vehículos.

Tengo fotografías del puente en su diseño original pero quería material nuevo desde la ampliación del mismo que se ha realizado en los últimos tres años y aunque en mi última visita a   Galicia las obras ya habían terminado, todavía quedaban andamios y material colgando de la estructura que me negaba a que saliera en las fotos por lo que he ido posponiendo las mismas.

Y aquí está, majestuoso, sobre unas aguas que cuentan, guardan en sus profundidades tesoros de una célebre batalla naval acontecida en este estrecho, “La Batalla de Rande”.

Esto es todo, besos y abrazos.



Ger.


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La cuna de Portugal



Guimaraes, tiene el honor de ser considero el lugar donde nació Portugal. Se trata de una pequeña ciudad, con un casco histórico muy coqueto y lleno de lugares muy bonitos; este concretamente es la entrada principal por la que se accede a dicho recinto histórico.

Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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miércoles, 31 de julio de 2019

Los Paraísos

Cuando hablamos de paraísos cada uno tiene un concepto diferente de lo que es eso pero es indudable de que hay algunos denominadores comunes en los que la gran mayoría podemos coincidir, y  la fotografía de hoy es un pequeño ejemplo.

La fotografía de paisaje tiene en las primeras y en las últimas horas de luz de cada día, el mejor aliado para captar mejor la belleza de los lugares que se fotografían sin embargo hay algunos aspectos del paisaje  que necesitan para ser fotografiados y que "luzcan", que el sol esté más arriba, es decir en las horas de más luz. Desde luego de no ser así,  esta fotografía que hoy traigo no podría verse de este modo, ni las nubes saldrían tan blancas ni ese color turquesa del agua sería apreciable.

Dejando de lado estos aspectos un poco más técnicos, lo que se ve, es un paraje que para mí si resulta paradisíaco, un trocito de la costa bretona.
Cuando te mueves en una ruta visitando faros,  hay puntos intermedios que también tienen un enorme atractivo,  y así en este caso preferí disfrutar de este trocito de costa que no tanto del faro que iba a visitar. El faro de Milier casi puede verse en esta imagen pero queda tapado, el mismo está en esa casa que puede verse al fondo sobre el acantilado, es una casa peculiar ya que dicho faro forma parte de la estructura de la casa y está encarado al mar.

Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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sábado, 27 de julio de 2019

Il Capo

Esta imagen no tiene mucho de particular pero al mismo si lo tiene, me explico. Hacer fotografías en el interior de un templo religioso sea cual sea la divinidad a la que le profesen su fe los seguidores de la misma,  siempre es complicado. Se pueden hacer fotos sí, pero en unas condiciones que lógicamente dificultan enormemente el que dichas fotografías puedan realizarse de manera que se obtengan con buena calidad; ojo, no me estoy refiriendo a que la imagen sea bonita o no, que tenga un buen encuadre o que sea original. No,  no me estoy refiriendo a eso, me refiero a que no sea una imagen realizada con un ISO demasiado alto que añada “grano” a la fotografía o que incluso la misma salga movida, por citar sólo algunos defectos que puede tener una imagen siempre que los mismos no sean buscados de ese modo, a propósito.
Todas estas cosas pueden suceder en  un recinto de estas características  en los que habitualmente  uno no puede hacer exposiciones medias o largas para conseguir la luz adecuada, y es que  claro, para ello la cámara tiene que estar absolutamente estable en algún lugar y no me refiero en nuestras manos…
Después de un par de encontronazos con gente “oficial” durante mi periplo Siciliano por culpa  de mi trípode, decidí extremar un poco las precauciones para que nadie se sintiera ofendido. La noche anterior a la toma de esta imagen, habíamos dormido casi pared con pared, en un apartamento que está junto  a este que es el Duomo de Módica. De Módica os hablé en su momento por diferentes aspectos pero sobre todo por uno (muy goloso por cierto) y es el de la elaboración  de su famoso  y reconocido chocolate siguiendo la misma técnica que usaban siglos atrás  cuando los españoles  introdujeron el chocolate en  Sicilia.
Como decía, esa noche anterior estando literalmente al lado del Duomo, aproveché para hacer algunas fotografías nocturnas de su imponente fachada y al día siguiente tras desayunar entramos a admirar el interior del templo. Como era temprano, todavía no había mucha gente en el interior con lo que la visita podíamos realizarla sin muchos agobios. Había un hombre vestido de modo "normal",  y con esto me refiero a que no llevaba hábitos de ninguna clase, ni tenía  aspecto alguno de ser el clérigo, pero que sin embargo  parecía que era quién allí  "cortaba el bacalao".  Además del italiano, hablaba en inglés y francés con cualquiera que le realizaba alguna consulta referente al edificio, su historia y el arte que allí se encerraba. Probé entonces con dirigirme a él empuñando la cámara fotográfica y con el trípode en la otra mano, para preguntarle si podía hacer fotos; su respuesta no pudo ser más rotunda y soltó un “por supuesto” que no me dejó lugar a dudas. 
Había un par de personas más, “vigilando" el interior del templo y que en ningún momento me dijeron nada mientras yo me movía por allí con el equipo fotográfico aunque  la verdad es que  me habría dado lo mismo, sí hubiera habido algún problema los habría enviado sencillamente a que hablaran con el "capo" que me había dado permiso para fotografiar.
Probé a realizar fotos desde distintos lugares y con resultados dispares,  y fue este el que más me gustó, una fotografía casi simétrica del precioso altar mayor del Duomo de Módica y que realicé con una exposición de 13 segundos.
Además de la sillería que lo rodea,  puede observarse ese enorme retablo pintado de gran belleza y todo ello enmarcado por esas paredes blancos que de algún modo reflejaban la poca luz que hay dentro del lugar.
Tras moverme con soltura por la planta de la catedral, mi acompañante me comentó que por un simple €uro podía subirse al campanario, así que me dirigí nuevamente al “anfitrión” y le pregunté si era él a quien debía comprarle el ticket que daba acceso al mencionado campanario; me contestó afirmativamente y además me dijo que si si, que subiera que tendría unas bonitas vistas para hacer fotos. Le hice caso, y una vez más allí estaba yo en las alturas, en medio de unas enormes campanas divirtiéndome con la cámara.
Hasta aquí la parte que a mí me concierne y con la que ya nos disponíamos a decir adiós al  templo.
Bajo del campanario y cuando estaba apenas a tres metros de la entrada principal viendo la posibilidad de hacer una última fotografía a contraluz, observo que por la puerta acceden, un hombre algo más mayor que yo y un jovencito que parecía ser su hijo; mientras tanto en la puerta se quedaba la mujer del mismo sin llegar a entender por qué no entraba pero enseguida me di cuenta del motivo, llevaba una camiseta de asas, una de esas prendas indecorosas a los que la iglesia por lo visto le tiene pavor, supongo que por si alguien dentro de la iglesia ve unos hombros y se pone cachondo…. argggg.
Hay costumbres estúpidas y también estúpidas costumbres..... supongo que muchos habréis comprobado igual que yo, como en muchos (por no decir en la inmensa mayoría) de los templos religiosos está prohibido entrar mostrando los hombros, al menos en el caso de las mujeres, y es por ello que en el interior de esos recintos religiosos siempre hay algún "bendito" que le sugiere a la mujer de turno que se ponga algo sobre los mencionados hombros o como muchas veces también sucede, ellos mismos tienen unas pequeñas capas para prestar  y que de ese modo las féminas puedan darles uso con el fin de acceder sin mayor problema al "santo lugar".
Me resulta complicado, muy complicado razonar y encontrar sentido a cuál es la falta de respeto que representa que una mujer muestre parte de su piel en un lugar así y más cuando ello queda a juicio de esa calaña retrógrada y perversa que es la iglesia,  más allá de que entre sus miembros pueda haber (que no lo dudo) gente que merezca la pena. Sin embargo yo me quedo con esas manzanas podridas que viven dentro de esa organización y que incluso son protegidos dentro de la misma.
En fin que la mujer se quedó justo en la puerta de entrada apoyada en el marco de la misma mientras el marido y el hijo paseaban por el interior; nuestro protagonista entonces que por allí estaba, atendió gustosamente una consulta de la mujer sobre, creo recordar, algo relacionado con las fechas en las que se construyó la catedral y ya enlazaron con más temas mientras yo por allí seguía intentando ver que foto final iba a realizar.
Fue entonces cuando sucedió algo que me encantó, el hombre sugirió a la mujer que no se quedara en la puerta y entrara al interior para observar más de cerca lo que desde allí contemplaba con tanto interés y entonces ella le señaló con uno de sus dedos índices como sus hombros estaban desnudos y que no podía entrar. 
Con el rostro bastante serio el hombre se la quedó viendo y le dijo...: "Aquí mando yo, y si yo le digo que puede entrar es que puede entrar y no hay más que decir...”.  Y así fue como la mujer entró en el edificio y fue al encuentro de su marido e hijo "enseñando" unos morenos hombros dentro de aquella iglesia.
¡Olé! una vez más por aquel pragmático personaje que ajeno a costumbres o creencias estúpidas, ejercía de un modo fantástico  su cometido, de atender a todos los curiosos que nos allegábamos a disfrutar de la belleza de aquel lugar que es la principal atracción de la ciudad de Módica.
Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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jueves, 25 de julio de 2019

Faros que asustan


Realmente no es que asusten, pero te das cuenta como en un día de condiciones atmosféricas ideales como la del día que tomé esta imagen, la que se monta… no quiero imaginarme (o si) como serán lugares como este o similares en días de temporal, tormentas y olas de más de diez metros de alto.
El lugar es conocido como “Punta de Raz”, un cabo geográfico en pleno Finisterre francés que como creo haber contado en alguna ocasión, es el territorio con mayor concentración de faros y balizas del mundo. Este último dato creo que es bastante significativo, son costas llenas de parajes preciosos, abruptos y en algunos parece incluso que nadie los hubiera pisado pero cuando el mar muestra toda su bravura la cosa se pone seria con lo que hay que hacerse ver ante los ojos de todos los navegantes que realizan sus singladuras por esta zona de la costa Atlántica.
La foto, corresponde a unos de los muchos faros que en esta costa bretona fueron alzados en el mismo mar sobre rocas, con lo que el mar te rodea a todas horas. Para hacer esta foto tuvimos que resguardarnos tras unas rocas que nos servían de parapeto, de lo contrario habría sido imposible, no solo hacer la foto sino incluso mantenerse en pié, del viento tan fuerte que soplaba. Como ejemplo podéis ver todas esas crestas en el mar productos de ese viento del que os hablo.
Estar ahí, en pleno temporal, eso sí que tiene que ser un espectáculo sobrecogedor.

Lo que puede verde tras el faro es la diminuta Isla de Sien que como puede apreciarse también cuenta con su propio faro, como casi todas las islas e islotes de esta recortada franja costera.
Deseando volver….

Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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viernes, 31 de mayo de 2019

Una casa entre piedras

Cuando preparaba meses atrás el viaje de hace unas semanas a Bretaña, tenía para el segundo día, un lugar de visita obligada, Había visto el lugar algunas veces en fotografías pero no sabía la ubicación de dicho lugar hasta hace bien poco y cuando lo supe, para allí que nos fuimos.

El norte de Bretaña lejos de ser una costa perfectamente recortada, cuenta con muchos kilómetros donde se suceden diferentes accidentes geográficos como cabos, ensenadas, , pequeñas penínsulas, bahías, islotes, etc.…
Y es ahí, en una pequeña península, por cierto un poco difícil de encontrar, donde alguien a mediados del siglo XIX decidió construir su casa, teniendo como parapeto dos enormes rocas que le sirven de protección natural contra las tormentas y los muchos días de viento y lluvia por los que la zona se ve asolada.

A día de hoy, la nieta del primer dueño de semejante casa, sigue viviendo aquí y seguramente seguirá contemplando como a varios centenares de metros casi todos los días vienen curiosos, como yo, a ver esa genial osadía de su abuelo por levantar ahí una casa.
Aquí va una imagen panorámica formada por varias tomas verticales de este lugar tan singular donde por cierto, mientras yo hacía esta fotografía, un grupo de abuelos pintaban sobre sus lienzos tan inusual vivienda.

Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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Pensando en el Amor

E n mi día a día, uno de los momentos en que mi cerebro se evade y en el mismo afloran pensamientos y recuerdos de todo tipo es cuando condu...