jueves, 27 de marzo de 2014

Momento holandés...

La entrada de hoy merece una música romántica, sosegada y ensoñadora... pincha  AQUÍ  para escuchar lo que he decidido traeros en este último viernes de Marzo.





ISO 250    175 mm      f/ 2,8       1/ 500 seg.      Sin  trípode




Ya estamos en plena primavera, mi estación predilecta, la estación de la vida, de la eclosión, del deshielo y del fluir frente a la calma de estos meses previos donde las bajas temperaturas ralentizan el ritmo de la vida animal y por supuesto la vegetal.

Adoro los meses de Abril y de Mayo ya que son sinónimo de esplendor en bosques y campiñas, en parques y en jardines. Son sin duda los meses de las flores y del color, flores entre las que en estas próximas semanas y para mí, hay una reina indiscutible, el Tulipán.

Hablar de esta preciosa planta es que le vengan a uno asociaciones de ideas y pensamientos… siempre lo había tenido en mente,  pero desde que los pisé en diferentes ocasiones, Tulipán es sinónimo de los llamados Paises Bajos, de kilómetros y kilómetros de llanuras con campos multicolor.
Y es que estas plantas bulbosas encuentran en tierras holandesas, su paraíso y donde se las cuida, cultiva y mima como en ningún otro lugar del mundo.

La historia de Holanda y los tulipanes es curiosa y muy interesante pero yo no os la voy a contar pues os sobra en la “red” lugares donde leerla.

Solamente permitirme deciros una cosa o mejor haceros una sugerencia tanto para los que ya conocen Ámsterdam  como para aquellos que tienen planes de visitarla.  Ninguna época más hermosa para conocerla que los meses de Abril y Mayo por cómo están esos parques y jardines, la campiña…. pero también porque SOLAMENTE en apenas esos dos meses  puede visitarse "EL PADRE" de TODOS los jardines. Un espectáculo de esos que a uno no se le olvida en toda su vida.

Quedaros con este nombre Keukenhof; todo lo demás es ver vídeos, fotos, reportajes, artículos en revistas, internet, etc, pero estar allí es…..ÚNICO.

Hasta pronto amigos y seguidores.

Besos y abrazos.

Ger.


viernes, 21 de marzo de 2014

Un estreno, único...


La música que hoy os invito a escuchar no es que esté justificada, no, es que sólo puede ser ésta.... AQUÍ os la dejo mientras avanzo en la escritura de esta entrada.

Me gusta el Cine, me gusta mucho, pero no el cine en general, no, la verdad es que soy bastante selectivo y desde luego hay por ejemplo géneros a los que no me acerco y otros por los que apenas paso de puntillas.
Eso se traduce en que no soy un devorador de películas pero si que desmenuzo y me empapo de aquellas que me gustan y con las que disfruto.
Mi altar cinematográfico tiene una cima creo que inalcanzable (bajo mi gusto y punto de vista personal, por supuesto) por ninguna otra película del pasado, presente o futuro. Seguro que más de uno ya se ha dado cuenta de que hablo de la película que le da nombre al título de este blog,
"Qué bello es vivir".
Esta obra maestra de Frank Capra que reunió a un reparto excepcional y los guió en un largometraje siempre actual y que jamás pasará de moda pues nos muestra claramente algunas de las miserias del ser humano pero también algunas de las cosas que nos hacen excepcionales. El personaje principal George Bailey interpretado por James Stewart es sin duda mi héroe cinematográfico y ello se debe básicamente a que encarna todos los valores que para mi representan a la buena gente.... solidario, cariñoso, siempre dispuesto a cuidar y ayudar a los demás, comprometido, etc...

Las innumerables ocasiones que he visto esta película me han llevado como es lógico, y sin querer, a memorizar casi en su totalidad, los diálogos de todos los personajes.
Pero hoy no he venido a hablar de esa joya cinematográfica de mediados de los 40, donde por cierto Donna Reed está para comérsela, hoy vengo a veros de mi segunda película en ese particular e imaginario escalafón que tengo cinematográficamente hablando.

Hay músicas, artistas, flores, lugares, personas..... y por supuesto películas que te hechizan y sin saber muy bien el porqué o debido a que circunstancias, simplemente te embriagan y subyugan.... esto me sucedió a mi con "El paciente Inglés".

Justo medio siglo después (1996) del estreno de Qué bello es vivir, apareció en las pantallas este largometraje de Anthony Minghella que me ha marcado para siempre.
Los gustos son muy, muy personales, y menos mal ya que si siempre coincidiéramos en todo la vida sería un poco aburrida; comento esto por que cuando hablo del "paciente" hay gente que me dice que les pareció un "tostón", otros que se aburrieron y más puntos de vista diametralmente opuestos a lo que en mi causó.

Mi película de culto por excelencia
Con anterioridad había ido al cine a ver repetidas algunas cintas que me gustaron especialmente pero con ésta batí todos mis records y no he vuelto a realizar semejante cosa. Me pilló esta película a caballo de mi primer traslado a Barcelona y es por ello que las tres primeras veces que vi a Ralph Fiennes y Juliette Binoche en la gran pantalla fue en un cine de Vigo pero las siguientes tres ya las vi aquí en Barcelona y más concretamente en un cine de culto de esta ciudad, el colosal y ya desaparecido cine Novedades que estaba en el número 1 e la calle Caspe.
En total, seis ocasiones en las que me acomodé en una butaca para ver y volver a ver esos maravillosos "flashback" que jalonan los 160 minutos que dura el largometraje. En si no podría decir una sola cosa de porqué me gusta tanto esta película, es una suma de todo lo que le confiere para mi este sentimiento tan singular: su maravillosa fotografía, una banda sonora excepcional, un reparto de actores de primerísimo nivel y una historia conmovedora. Para un servidor simplemente un cóctel ganador.

Tras aquellas veces en la sala grande, compré la película, y gracias que las tecnologías digitales no rayan los contenidos de estos nuevos soportes que sino ya estaría el DVD corroído de las veces que ha girado y vuelto a girar sobre el haz de rayo láser, de la cantidad de veces que la he vuelto a ver. También me hice con la banda sonora y no puse el cartel de la misma en casa por que..... jajajajaja.

Hace ya meses que no la veo y me ha entrado ya el gusanillo de volver a disfrutarla aunque sea a costa de derramar, como siempre, alguna lágrima sobre todo en las intensas escenas de emoción que se suceden en la parte final del film de Minguella.

Otro de los factores que me enamoraron del Paciente fue la ambientación, el desierto... ese lugar donde las noches tienen que ser únicas por la ausencia de contaminación lumínica y donde la soledad de encontrarse rodeado únicamente por arena tiene que ser toda una experiencia. Personalmente es algo que alguna vez me gustaría llevar a cabo aunque sólo fueran tres o cuatro días, tengo incluso una predilección para llevarlo a cabo, sería el desierto de Namibia ese que cuenta con algunas dunas espectaculares y donde el color rojizo de su arena lo hacen único; después siempre está el Sahara que me queda más cerca pero bueno, ya se verá si alguna vez se alinean las circunstancias necesarias para llegar a vivir una experiencia de este tipo.

Hasta pronto amantes del séptimo arte.

Besos y abrazos.

Ger.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Una barriga, de madre...

Esta es la música que he elegido para el día de hoy, AQUÍ la encontrarás.

La intimidad de un cuerpo humano y el pudor de las personas, condiciona  muchas veces, determinadas situaciones; esto viene a cuento de la imagen de hoy, la de una mujer embarazada.

Siempre me ha atraído la belleza de la mujer en ese estado, pero he de decir que sólo cuando ésta va con poca ropa o preferiblemente desnuda. Me parece un cuerpo hermoso, sin embargo los atuendos con los que a veces se visten simplemente me horrorizan, salvo honrosas excepciones.
Parto de mi idea de que cualquier mujer por el simple hecho de estar embarazada ya es bella, y es que llevar en tu interior otro semejante tiene que ser una sensación única. 
Particularmente estoy contentísimo con mi condición de hombre pero tengo claro que si hubiera nacido mujer no habría dejado pasar de largo, la oportunidad de producir ese “milagro”, el de  llevar otra vida dentro de ti. Es por este motivo que siempre he sentido y sentiré una admiración especial por las MADRES.

Hablando de fotografía, cuando uno se dedica a los retratos o bien tiene que hacer una sesión puntual, lo que he aprendido es que la química entre fotógrafo y modelo tiene que funcionar ya que de ello dependen en gran parte los resultados finales que se obtengan. No es éste, el del retrato, una variedad fotográfica que tenga muy explorada pero si lo suficiente para constatar que lo que comentaba antes suele cumplirse. Si a esto le añadimos el tener que trabajar con una o varias personas desnudas…. la cosa puede complicarse  y entonces esa “química” de la que hablaba antes, tiene que multiplicarse; eso  o simplemente que surja una normalidad tal que no exista condicionamientos de ninguna clase entre uno mismo y esa persona que va a posar para nosotros.

Esta de hoy es una imagen que pude hacerle a una amiga muy especial, Carmen. Ella es casi como una hermana y el haber estudiado juntos Shiatsu, compartir vestuario, el ser como somos muchos de los que nos dedicamos a las terapias manuales, unos "tocones", y  esa camaradería que con los años ha ido en aumento, han hecho que esa línea de la intimidad de un cuerpo desnudo, en nuestro caso prácticamente no exista.

Una tarde de verano en el transcurso de su primer embarazo y mientras descansaba en el jardín tras un remojón en la piscina, me fue imposible resistirme a "robarle" algunas fotos.
Fue algo sobre la marcha, sin preparar y por ello quizás no aproveché suficientemente aquella posibilidad de fotografiar el cuerpo casi desnudo de una belleza femenina con una hermosa barriguita.....  con la cantidad de ideas que me surgieron más tarde en cuanto a encuadres, poses, y modos de hacer.


Espero en un futuro no muy lejano que alguna amiga en situación similar, “de buena esperanza”,  me permita fotografiarla en ese estado de belleza mayúsculo.

¡¡Gracias, mi querida "muñequita" !!
Un chuchón  y un besazo del gallego "güevón"   :-)

Ger.


ISO 100    98 mm      f/ 2,8       1/ 4000 seg.      Sin  trípode



lunes, 3 de febrero de 2014

Crónica de un concierto anunciado...

Las entradas del concierto


La música de hoy es inevitable que sea la que es, y es que el protagonista de hoy es cantante y artista. Haz "click"  AQUÍ.

En este blog os traigo casi siempre crónicas de viajes, de  excursiones, referencias a fotografías.... pero el subtítulo de este sitio dice: “Compartiendo momentos de felicidad…” así que vale cualquier cosa de las que produzcan en mi tal sensación de alegría para que la comparta y os la cuente.

Sí fuera por la música, sin duda sería ésta la que más páginas llenaría en el libro imaginario de mi vida; ésta no la concibo sin melodías, sin cantos, sin ritmo y sin la belleza con la que creadores e interpretes me llenan el espíritu…… y todo gracias a eso, a la MÚSICA.

Mis incursiones lejos de la música clásica y la ópera son contadas, apenas unas cuantas cosas con las que poder dar unas pinceladas de color en el monopolio operístico que llena mi existencia. Algunas de esas pinceladas son las que han puesto y ponen determinados cantantes con un “feeling”  especial  a la hora de interpretar y hacer llegar determinados estilos musicales.
Los “crooner”  son unos de esos cantantes que también me llenan por el modo de cantar, por su voz y por supuesto por los temas que interpretan. Ni que decir tiene que con este gusto podréis imaginar que Sinatra es para mí toda una figura idolatrada. Nunca pude escucharlo en directo por eso cuando alguien me atrae lo suficiente como para verlo en vivo y en directo procuro hacerlo, y así no quedarme con la duda de si eso que me gusta es únicamente un producto que se origina en un estudio de grabación o realmente hay más fuera de éste.

Por eso y porque nos apetecía mucho ver en directo a Michael Bublé ni me lo pensé cuando me enteré que su gira pasaba por Barcelona. A pesar de la alegría que me producía ir a verlo en directo me lleve cierto “chasco” cuando me di cuenta que el día de su concierto coincidía con una representación de ópera para la que tenía entradas compradas desde hacía varios meses.  Lo tuve claro, vendí las entradas de la ópera y compré otras para días más tarde… me pareció que Bublé bien se lo merecería.

Y así fue, en una escala de 1 al 10 el concierto podríamos decir que resultó de 8,5 ó 9. Conseguir un 10 en cualquier faceta o aspecto de la vida es harto complicado pero no por ello uno debe dejar de disfrutar, sí así fuera dejaría pasar infinidad de momentos maravillosos con los que ser feliz.

Está claro que este canadiense ya universal  es algo más que un cantante, estamos hablando de un showman en toda regla, cercano al público y con  una gran facilidad para desenvolverse en los escenarios tanto por su sentido del humor como por su “labia” y eso sin contar la faceta meramente artística, la de cantar.

El show me encantó, la música, el espectáculo de luces y por supuesto la puesta en escena. Empezó el concierto con “Fever”, muy apropiado para encender ya en el público ese pequeño delirio y ponernos a tono para lo que seguiría durante la noche.

Un artista de esta magnitud es lógico que se rodee de grandes artistas y eso saltaba a la vista con los músicos que componían su banda.  Eran más de una docena y entre los mismos tomaban un claro protagonismo la sección de metal; trompetas, saxos y trombones dan un brillo diferente a la música que interpretaba toda la banda. Así mismo y como el mismo confesó, por primera vez incluía “cuerdas” en una gira y es muuuy de agradecer ya que  el fondo y el sonido de violines más cellos dan empaque, elegancia y redondean de manera bellísima cualquier canción.

Las luces fantásticas, extraordinarias, tanto éstas en sí mismas como las proyecciones de vídeos e imágenes que se sucedían sobre el escenario; no eran cargantes ni quitaban protagonismo al artista pero daban el contrapunto y complemento ideal para acompañar las actuaciones. Los colores eran alegres y vivos lo que personalmente me gustó mucho.

Al chico le gusta bailar y moverse con soltura por lo que sobre el suelo del escenario había puesto “algo” (los prismáticos no me permitieron verlo con total claridad) para que pudiera deslizarse y casi patinar sobre el mismo.
Me gustó su acercamiento hacia el público que tenía más cerca del escenario, estrechando manos, saludando, dejándose tocar… espero que tarde o mejor dicho,  nunca,  aparezcan aires de Divo en él.

Vamos con los “peros”…

He asistido a muchos conciertos de música amplificada y esta modalidad conjuga varios factores para que el sonido pueda ir de pésimo o patético hasta en el otro extremo, la excelencia. Influyen el “hardware”  es decir el equipo meramente técnico,  los técnicos o ingenieros encargados de calibrar y dar un buen uso y sacar el máximo rendimiento a esos centenares, miles de vatios musicales; y por supuestísimo influye la acústica del  lugar.

Partiendo de este último apartado, un pabellón como el Palau Sant Jordi  no está concebido para escuchar música aunque en él se hayan celebrado ya infinidad de espectáculos musicales; eso es un hándicap, pero ahí es donde entran en escena los conocimientos y la maestría de los técnicos.

Bueno, pues en general al sonido del concierto se le puede dar un notable alto. Los temas más lentos y baladas donde los decibelios eran menos exagerados todo el conjunto sonaba maravillosamente bien pero en las canciones más  “marchosas” la voz de Bublé resultaba estridente por momentos a pesar de jugar con el  micro y la distancia entre el mismo y su boca. Igualmente sonaba  estridente el piano en determinadas ocasiones pero en ambos casos fueron sólo determinados momentos  que bajo ningún concepto pueden menoscabar en el buen sonido en general. Creo ciertamente, que es literalmente IMPOSIBLE hacer que durante dos horas  el sonido amplificado de voces  e instrumentos sea perfecto. Esto se lograría si los mismos se ejecutaran siempre con la misma intensidad pero es que los “crescendo” y “diminuendo” no son exclusivos del Bel Canto y por ello los intérpretes utilizan estos recursos para hacer más dinámicas y atractivas sus interpretaciones, con el problema que ello conlleva, como explicaba anteriormente, para los que tienen que regular la potencia que debe entrar por los micros y la salida por los altavoces de turno.

Volviendo  de nuevo al concierto y a la parte meramente musical,  me quedo con muchos momentos del mismo pero sin duda con dos: el primero sería algo así como el clímax de la noche y se produjo cuando Michael y todo el público cantamos juntos el estribillo de una de mis canciones preferidas de los Beatles, el “All you need is love”;  llegué a emocionarme… el proyector dibujó sobre el fondo del escenario, cientos, miles de corazones rojos de diferentes tonalidades, cayeron desde lo alto millones de confetis y otros fueron lanzados desde el suelo con pistolas de aire y todo eso mientras la célebre canción sonaba  y todos la cantábamos al unísono acompañándola con movimientos de nuestros brazos puestos en alto…. Realmente emocionante.


El segundo momento que destacaría fueron los últimos veinte segundos de concierto…. 

Estaba ya Bublé con las propinas y concretamente cantaba el que a la postre sería el último tema  con el único acompañamiento del piano, cuando de repente el piano dejó de sonar, el  se quitó y tiró al suelo el pinganillo e hizo lo mismo con el micro…. nos deleitó con unas últimas estrofas cantando “a capela”, momento en el que en todo el  Palau Sant Jordi se hizo un silencio sepulcral para escuchar aquellas notas que llegaban desde el escenario,  diminutas comparándolas con las que habían sonado hasta entonces gracias a los vatios de potencia que allí había, pero estas eran más reales, más humanas….. fue ciertamente un broche de oro a un gran  concierto, o al menos así me lo pareció a mí.

Verdaderamente disfruté muchísimo de esas dos horas ininterrumpidas con las  que Bublé nos deleitó… espero verle y escucharlo pronto.

Recomendable…… MUY RECOMENDABLE.

Besos y abrazos.


Ger.

martes, 28 de enero de 2014

Saludos.... señor Dalí.

Uno de los grandes grupos musicales de la década de los 80 y 90 son los encargados de traernos la música de hoy. Se trata de una preciosa canción dedicada a un genio de las artes plásticas, Salvador Dalí. Para escucharla hacer "click"  AQUÍ.



ISO 100    70 mm      f/ 2,8       1/ 2500 seg.      Sin  trípode


En el día de hoy quiero hacer un breve, un brevísimo homenaje a uno de los artistas que más admiro, un catalán universal que vio el mundo con unos ojos diferentes al del resto de los mortales.
Necio sería por mi parte hablar de la obra de Dalí, de sus logros, de sus méritos... para ello hay gente con más conocimientos y sabiduría que yo.
Mi efímero homenaje pasa por traer hoy hasta aquí, un trocito de un bello pueblo marinero que cautivó desde siempre al célebre ampurdanés. Ese pueblo que parece sacado de la costa andaluza por todas esas construcciones encaladas no es otro que Cadaqués, uno de los pueblos más bellos de la Costa Brava.

¡¡ Va por usted, maestro Dalí !!


Besos y abrazos para tod@s.

Ger.

miércoles, 22 de enero de 2014

Zambullida...

Aquí la música de hoy.

El mar, siempre el mar....
Ahí parece ser que surgió todo, la VIDA. En esos mares y océanos encontramos animales bellos, feroces, diminutos, simpáticos, hermosos, espectaculares... en fin, toda una variedad.

Pero si hay uno como pocos que goza, de la admiración, de la simpatía y de la ternura de nosotros ese es otro mamífero que en el agua se mueve con una destreza, agilidad y plasticidad increíble, me estoy refiriendo a los delfines 

Algo que se me quedará grabado para toda mi vida fue ver como me miraban mientras jugaban, saltaban se zambullían y volvían a salir a la superficie durante un fin de semana que pasé a bordo de un catamarán precisamente para eso, para avistarlos y verlos de cerca.

Esa mirada de complicidad  que vi en sus ojos en pleno mar abierto me hizo estremecer y sentir como pocas veces, esa comunión que siempre debería existir entre nosotros y el resto de animales que conviven en nuestro mismo entorno.

Esta que os traigo es un momento de una de aquellas zambullidas de estos acróbatas del agua; una delicia para los ojos y para el espíritu.

Besos y abrazos.

Ger.



ISO 320    70 mm      f/ 2,8       1/ 6400 seg.      Sin  trípode


domingo, 19 de enero de 2014

Arquitectura.... en Vigo.

Música para el día de hoy,  AQUÍ.



ISO 100
    70 mm      f/ 5,6       1/ 750 seg.      Sin  trípode

Dentro de que no soy amigo de las ciudades y que me agobian bastante, lo que a mis ojos hace que algunas urbes  me gusten más que otras es la arquitectura de la misma. 
Esto hace que deteste algunas ciudades y que otras me parecen realmente muy hermosas, únicas, de una enorme belleza.... y luego está, LA CIUDAD; cada cual tiene la suya, la mía desde que la primera vez que la vi, es y será PARÍS.

Pero hoy no vengo a traer ninguna imagen de "la ciudad de la luz" pero si de arquitectura. En la mayoría de los casos caminamos por las aceras de las ciudades y no reparamos sobre lo que hay más arriba de nuestras cabezas, bellas obras arquitectónicas nacidas por circunstancias de todo tipo.

Hoy os traigo una imagen que hice de un edificio de lo más céntrico de la ciudad de Vigo, justo en la confluencia de las calles Gran Vía y Urzaiz. Se trata del edificio "Albo" del arquitecto Francisco Castro Represas.
El nombre del edificio corresponde a sus dueños, una familia procedente de Santander que pronto se hicieron un hueco en el mundo de las conserveras y cuya floreciente economía y pujanza se vio traducida en el levantamiento de diferentes edificios en la ciudad olívica siendo éste uno de los más representativos.

Los propietarios, el Ayto. de Vigo o quien quiera que fuera, tuvieron la brillante idea de poner una placa en la acera al pié del edificio, explicando algunas cosas; transcribo tal cual.

"El edificio refleja el cambio que se produce en la posguerra con el rechazo de la modernidad nacionalista y la implantación de formas eclécticas y regionalistas. El retraso de las obras, que por falta de hierro y hormigón se prolongaron de 1942  hasta 1949, favoreció la modificación de un proyecto de una ornamentación neobarroca con frontones partidos, pináculos, balaustradas, etc. En el resto prevalece un racionalismo heterodoxo, con una composición marcada por la horizontalidad de las bandas de ventanas y la verticalidad del tramo central del ángulo del edificio. En este tramo la verticalidad se refuerza con una culminación en escalonada ornamentada con una copia de la Victoria de Samotracia, del escultor Xesús Picón".

Y hasta aquí este breve apunte arquitectónico.
Besos y abrazos.

Ger.



Vivir con riesgos

E stá claro que uno puede tener una vida "cómoda", adjetivo que por cierto daría para un buen debate si pensamos en lo que esa pal...