lunes, 22 de enero de 2018

"Otoño póstumo"

Desde la localidad de Salardú puede tomarse una pista forestal que nos lleva a Banhs de Tredós y que así mismo nos puede dejar al comienzo de la ruta de los Lagos de Colomers.

La mencionada pista transcurre paralela al curso del río Aiguamog por uno de los valles perpendiculares al Valle de Aran y que es de una belleza extraordinaria. A lo largo del valle y sueltos con sus cencerros es habitual ver ganado vacuno así como gran cantidad de caballos.
Las laderas del mencionado valle están adornados por arboleda de hoja caduca especialmente hayedos, que ponen su toque de color en la estación otoñal.


Esta es una vista panorámica formada por cinco imágenes y donde puede apreciarse por la cantidad de hojas y de color como la estación del color estaba ya llegando a su fin.

Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.


-Haz “click” sobre cualquier imagen y podrás verla a tamaño completo.



miércoles, 10 de enero de 2018

"Carreteras con encanto..."

Vista panorámica desde lo alto del “Conor Pass” el puerto de montaña más alto de Irlanda. Situado en la península de Dingle dicho paso sirve de ecuador para pasar de una orilla a la otra de la mencionada península.

Se trata de una estrecha carretera donde apenas pueden cruzarse un coche con otro por eso a lo largo de dicha carretera hay números y pequeños arcenes para que cuando dos vehículos se cruzan uno pueda echarse un poco a un lado; esto unido al mal estado de la mencionada carretera  hace que no sea una ruta muy transitada pero desde luego la recomiendo ya que su recorrido es una preciosidad y las vistas desde lo alto son toda una maravilla.


Señalar también el fuerte viento que suele hacer siempre en lo alto del puerto y que por cierto no me ayudó para la captura de las diferentes tomas con las que confeccionar esta imagen panorámica.






Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.


-Haz “click” sobre cualquier imagen y podrás verla a tamaño completo.

domingo, 7 de enero de 2018

"Oasis en la tormenta..."

El cielo se abría y se cerraba cual compuerta y cada vez que se “cerraba” aparecía la niebla y la intensidad de la lluvia que caía del cielo me obligaba a meterme en el coche con mis cámaras para ponerlas a buen recaudo. Con esa misma velocidad que nos protegíamos, salíamos también de nuestro refugio cuando los aguaceros me daban un respiro y así, como en este caso, poder capturar ese cielo encapotado, esas nubes de niebla que dejaban entrever los poblados del fondo del valle y que con la mínima luz que se filtraba daba vida a los verdes y amarillos.


Tocaba disparar deprisa y volver a guarecerse nuevamente.






Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.


-Haz “click” sobre cualquier imagen y podrás verla a tamaño completo.

jueves, 4 de enero de 2018

"La estampida..."



Amante de la naturaleza, soñador y amigo de evocar circunstancias un tanto diferentes de lo normal,  la imagen de hoy es una de esas que al primer golpe de vista mi cerebro descifró como algo onírico y poco real.

Sí uno no viniera en coche por una autovía procedente de una cordillera donde las cimas más altas alcanzan los tres mil metros y en una zona geográfica de clima suave y mediterráneo, sí no fuera por todo eso, quizás y solo quizás, habría un resquicio para la posibilidad que mi cerebro maquinaba; ese pensamiento no era otro que creer que lo que tenía delante de mí era la polvareda levantada por diez mil búfalos en plena estampida.

Evidentemente hay mucho de poético en mi pensamiento ya que ni el polvo iba a ser tan inmaculado ni el mismo tendría las texturas de estas preciosas nubes, pero como decía antes, uno es un soñador empedernido. Lo único cierto es que cada año de entre todas las fotografías que hago me quedo con un puñado de diez o doce que para mi tienen un plus extra que las hace estar en una escala superior dentro lógicamente de mi escala de valores estéticos, esta es sin duda la primera gran imagen de este recién nacido año 2018 y como toda fotografía, tiene una historia propia.

La fotografía nació mientras conducía desde el pirineo leridano regresando a Barcelona y como en un momento dado vi en el horizonte sobre el perfil del macizo montañoso de Montserrat, una especie de grupo de nubes apelmazadas a punto de estallar, visualizaba esa imagen y necesitaba “cazarla”. Esperé ansioso que algún cartel de la autovía anunciara la próxima salida de la misma y cuando así fue tomé la misma para dirigirme, no sabía a dónde, pero al menos a algún lugar donde pudiese aparcar el coche mínimamente bien y perpetuar la estampa antes de que el viento o cualquier otra circunstancia me borrara aquel panorama.

El coche lo dejé en el extremo de una rotonda pero desde donde no tenía visión del macizo montañoso ni de las nubes; con ese panorama no me lo pensé mucho, puse la cámara a la espalda y me dediqué a trepar por uno de esos taludes que hay en la autovías y autopistas, agarrándome a esa red plástica que se utiliza para evitar el pequeño derrame de piedras o elementos que puedan llegar a  la calzada. Tras la breve ascensión, ahora ya tenía mejor visibilidad, sólo me quedaba meter el objetivo de la cámara entre el dibujo de la verja que separa los aledaños de la vía impidiendo el acceso de peatones y/o animales.

Por fin ya pude recrearme durante cinco minutos tomando diferentes imágenes, aunque sin posibilidad de jugar mucho con el encuadre, tenía únicamente esta perspectiva.
Al final de entre todas aquellas fotografías me quedé con esta por un hecho diferencial; cuando estás disparando y abarcando grandes superficies uno intenta captar una escena, un momento, pero hay pequeños o diminutos detalles que pasan desapercibidos, es a posteriori cuando descargas las imágenes y las visualizas con calma en el ordenador donde te llevas en ocasiones alegrías extras o también pequeñas decepciones. En el caso de esta imagen hubo algo que me pasó desapercibido cuando la tomé, y que luego he podido observar y sobre lo que os llamo la atención, se trata de un avión del que puede apreciarse su silueta sobre las nubes en la parte derecha de la imagen, encima de las piedras y el cual muy posiblemente estaba realizando la maniobra de aproximación para aterrizar en el aeropuerto de Barcelona.


Esta sería la breve crónica de esta imagen que me ha gustado dejar en blanco y negro para que la misma gane en dramatismo y fuerza, espero que sea de vuestro agrado, personalmente yo la considero ya mi primer gran imagen de este 2018.

Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.


-Haz “click” sobre cualquier imagen y podrás verla a tamaño completo.

martes, 19 de diciembre de 2017

Cuál es el precio del amor?

- La música nunca estorba pero para la historia de hoy creo que la banda sonora ideal que acompañe su lectura debe de ser, esta preciosidad, pincha AQUÍ.


"Entrada al bosque de Carlac"
Hace cuatro años me enteré de un suceso acontecido hace poco más de cien años y este no habría sido más que otra hermosa historia de amor si no fuera por las connotaciones que giraron a su alrededor y el triste final de la misma.

En las profundidades del Valle de Aran, a principios del siglo XX en el diminuto pueblo de Bausen una joven de nombre Teresa se enamoró; hasta ahí, todo normal salvo por el detalle anecdótico, y ante mis ojos, insignificante, de que ese amor intenso que profesaba Teresa era hacia su primo Sisco.

En el diminuto pueblo los vecinos eran cómplices de las miradas y los bellos sentimientos entre los dos jóvenes y veían con naturalidad la relación de ambos, bueno, todos menos de uno (el cura).  Es curioso como un miembro de una religión que se jacta y presume de hablar a sus fieles, del AMOR, fuese tan hipócrita para poner en tela de juicio los sentimientos de una pareja de enamorados, pero así lo hizo, hasta el punto de negarse a casarlos.
Esto no supuso un problema para Teresa y Sisco que sacaron adelante su amor y lo consagraron con los dos hijos que tuvieron ambos. 

"La tumba de Teresa, con errata incluida"
Los que me conocen saben de mi antipatía hacia la iglesia católica y en general hacia las religiones, básicamente  por alimentar creencias y comportamientos que en muchos casos están alejados del sentido común más básico; y son hechos como los que os relato, los que  me  corroboran más en mi manera de pensar. Es increíble que a estos trabajadores de la "fe" se les llenen la boca hablando de la palabra y el sentimiento  AMOR para luego en un ejercicio mayúsculo de hipocresía, se lo quieran negar a quienes lo sienten.

Esa hipocresía eclesiástica de la que hablo se pone de manifiesto en algo que jamás he podido entender, y es como el dinero puede servir para “lavar” determinados pecados.
Veamos, un pecado supongo que es  siempre pecado por las normas que rigen unas determinadas formas de conducta o simplemente por unas creencias que se tienen; pero el dinero, que yo sepa, no debería servir para limpiar esos pecados, no debería limpiar ese "mea culpa", y sin embargo estos vividores lo permiten ¿cómo? a través de las dispensas y bulas por ejemplo.

Sí Teresa y su marido hubieran pagado una cierta cantidad de dinero al párroco, este entonces no habría tenido problema en casarlos a pesar del parentesco, y algo parecido sucede en esos días de Semana Santa donde la iglesia "prohíbe" comer carne e incita al ayuno. En este último caso si se pagaban las bulas, ya todo estaba permitido….menudo despropósito. 

Pues bien, parece ser que nuestros protagonistas decidieron no pagar aquella cantidad, bien fuera por suponerle un gravamen excesivo a su humilde economía, o bien por creer, como un servidor, que para que dos personas que se aman puedan vivir en paz y armonía, no necesitan de la autorización de una tercera.

"Una visión desde el portal por el que se accede al recinto"
Y así pasaron unos cuantos años hasta que la desgracia se cebó en nuestra protagonista; una neumonía acabó con su vida cuando apenas contaba 33 años. La desgracia del fallecimiento de su mujer, de su  amada, no vino sola para Sisco, el mismo capellán que se negó a casarlos años atrás le negaba ahora a Teresa el descanso eterno en el cementerio del pueblo ya que había sido una "pecadora", una madre con hijos que no había pasado por el altar.

No resulta difícil imaginar el disgusto del joven viudo al que se le sumaba además de la pérdida de su ser más querido, el repudio de la autoridad religiosa al negarle la sepultura con lo que todo parecía indicar que a la pobre Teresa le esperaba, como a algunos colectivos marginales, ser enterrada en un agujero en cualquier lugar.

Sin embargo sus vecinos no estaban dispuestos a que esto sucediera y del mismo modo que no lo habían hecho durante la vida de ambos, tampoco ahora le darían la espalda a Sisco y Teresa,  y así en una sola noche levantaron el que es el cementerio más pequeño de España. Un cementerio civil apartado apenas unos centenares de metros de la última casa de este pequeño pueblo aranés y que no podría haberse erigido en un lugar con más gusto y sensibilidad. Un paraje con unas vistas maravillosas, rodeado de paz, naturaleza y escarpadas cumbres.

"Vista del diminuto cementerio y el hermoso lugar entre montañas"
Los vecinos de Teresa hicieron una morada donde nunca faltan flores y a la que a menudo van a visitar sus bisnietos. Un muro de piedras en forma rectangular rodea y aísla la única tumba del lugar y cuyo acceso a la misma ha de realizarse a través de un portal de hierro cerrado siempre para evitar que los curiosos se adentren en aquel lugar representativo como pocos, del amor de una pareja así como del amor de un pueblo hacia dos de sus vecinos.

Visitar el Valle de Arán no es como ir a hacer turismo a alguna de nuestras hermosas ciudades, ni tampoco es un lugar de paso habitual para ir a algún lugar concreto pero.... a los que no conozcáis este paraje maravilloso del Pirineo leridano os diría que si alguna vez venís "al Valle" apuntaros como excursión ineludible acercarse a la morada de Teresa y lo digo sin el más mínimo morbo. Lo digo desde el ejercicio de contemplar algo romántico, bello y consecuencia de una pequeña rebelión de unos habitantes hacia aquel que velaba por sus almas. 

Pero no solo eso, Bauman además de este cementerio único, tiene algo también de una belleza y un valor natural incalculable, su centenario bosque de hayas conocido como "El bosque de Carlac", un lugar por el que se accede desde muy cerca del cementerio de Teresa y que puede visitarse en su totalidad siguiendo una ruta circular por donde nos encontraremos un precioso bosque que no hace falta que diga que la mejor época para visitarlo es en la estación Otoñal.

En la red es posible encontrar más información acerca de esta bella relación, como que Sisco acabó viviendo en Francia y falleció con más de noventa años.

Hasta aquí la historia de Teresa, una joven que vivió y luchó por su amor...


"Un hermoso Tilo, precede la llegada al coqueto cementerio"




Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.


-Haz “click” sobre cualquier imagen y podrás verla a tamaño completo.






miércoles, 15 de noviembre de 2017

"Un lugar para morir..."


Morirse no es una elección, es algo a lo que estamos predeterminados desde el mismo instante en que somos concebidos y no tener muy presente esta realidad creo que es lo que en ocasiones nos hace sufrir más de la cuenta e impidiendo que disfrutemos realmente de la vida, del aquí y del ahora.

Dicho esto, nunca es buen momento para morir pero lo que si tengo claro es que hay lugares, donde desaparecer, donde decir adiós a este mundo,  son casi una obra de arte y en los cuales la belleza natural unida a la paz del lugar, y a esa soledad que en ocasiones anhelo y disfruto, hacen de ellos, rincones difícilmente explicable con palabras.

Irlanda me ha cautivado por muchos y diferentes motivos destacando sobremanera la belleza prácticamente virgen e inmaculada de su geografía costera; recorrimos cientos de kilómetros de la costa oeste de Irlanda pero este rincón que os ilustro con la imagen de hoy, fue quizás el que por un cúmulo de circunstancias  me gustó más.

Continuábamos jalonando la ruta de la “Wild Atlantic Way”,  a estas alturas ya en el condado de Claire; el día no había comenzado muy bien climatológicamente hablando, (fue  el peor de los seis,  por la lluvia que nos acompañó durante toda la mañana) y es que tuvimos que cancelar nuestra visita a los acantilados de Moher de lo malo que hacía (como si no tuviéramos bastantes motivos para volver a Irlanda, los dichosos acantilados ahí han quedado…) , sin embargo la tarde comenzaba a dar mejores síntomas y es que al menos no llovía.


La lluvia no me disgusta,  más bien al contrario  pero claro, cuando tienes poco tiempo para conocer un lugar puede ser un condicionante importante; en cualquier caso, Irlanda como mis queridas  Galicia y Normandía, no serían nunca lo que son sin ese goteo incesante que adorna muchos de los días del año.

La carretera, llena de curvas y estrecha, propiciaba no ir demasiado rápido  eso sin contar la belleza del paisaje y que apenas llevaba un día conduciendo por la izquierda (enseguida te aclimatas a ello), y por todo ello queríamos paladear cada kilómetro que avanzábamos, lentamente, muy lentamente. En muchos tramos de la citada ruta litoral, es prácticamente imposible encontrar un arcén o un lugar donde parar un instante así que a la que vi un claro me detuve sin contemplaciones.

Las fotografías se agolpaban en mi cabeza, pero no las que podía hacer desde la cercana carretera secundaria, esas no eran las que yo quería; y así no dudé en traspasar una propiedad vallada que era un enorme pasto donde el ganado vacuno pacía en la más absoluta tranquilidad, yo quería imágenes desde el borde de los abismos y allí se intuían imponentes vistas….

Tras la lluvia de toda la mañana y una hierba que me alcanzaba  las rodillas, llegué a las lindes del terreno vallado con los pantalones mojados y los pies a buen recaudo gracias a la previsión de llevar calzado con "goretex" (imprescindible, da igual la época del año que se vaya a Irlanda). Y allí estaba yo, al borde de un precipicio con unas vistas preciosas y majestuosas; el cielo plomizo dejaba una luz perfecta y suave aunque la ventolera era todo un incordio incluso para el trípode. El contraste entre el verde intenso de la hierba y el gris cielo me resultaba precioso pero lo de los tonos turquesa del agua era ya de nota, la guinda perfecta. Me sorprendió ese color del mar tan intenso, ya no el resto de los que vi en los días sucesivos donde me di cuenta que aquel color era de lo más habitual.

En fin, era una atmósfera preciosa, como de un cuento intemporal y con un escenario ideal para que cualquier desdichado se quitara la vida lanzándose al vacío.

Nunca es buen momento para morir, pero abandonar esta vida contemplando tan sencilla y exuberante belleza no sería un mal final.



En algún lugar del condado de Claire, Irlanda….



Esta imagen, es una fotografía panorámica formada por seis fotos verticales.



Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.


-Haz “click” sobre cualquier imagen y podrás verla a tamaño completo.




miércoles, 8 de noviembre de 2017

"Enseada do Trece"

Es sin duda uno de mis tramos de costa favoritos de la costa gallega por su casi todavía virginidad, su soledad y lo agreste del lugar.

Quizás la fotografía que hoy os traigo no es la que podría haceros entender que este es posiblemente el lugar de costa más mortal de toda la península ibérica, y es que aquí precisamente nació el topónimo de “Costa da Morte”.

El término no fue acuñado originalmente por los gallegos sino por nuestros vecinos británicos, dados los muchos naufragios de sus barcos que encallaron y fueron victima de la bravura del mar en días de tormenta.

Una de las característica de esta ensenada como puede apreciarse en la fotografía es la cantidad de arena que por el viento que sopla a todas horas, se mueve entre otras cosas para generar esa especie de tobogán gigante que es una lengua de arena de más de 150 metros.


Os dejo con la belleza y la esencia de esta “Costa da Morte” representada de modo magnifico por esta Enseada do trece.


Esto es todo, besos y abrazos.
Ger.


-Haz “click” sobre cualquier imagen y podrás verla a tamaño completo.




Vivir con riesgos

E stá claro que uno puede tener una vida "cómoda", adjetivo que por cierto daría para un buen debate si pensamos en lo que esa pal...