lunes, 13 de enero de 2014

Las "medas" de maíz...

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ISO 250
    85 mm      f/ 2,8       1/ 180 seg.      Sin  trípode


Es curioso y realmente complejo el funcionamiento del cerebro humano y su memoria; increíble como con una percepción a través de cualquiera de nuestros sentidos, un olor, un sonido o como en este caso, una imagen,  puede dispararse el procesado por parte de nuestro cerebro de miles de recuerdos, momentos, lugares, e infinidad de cosas imposibles de verter en un texto como el que aquí os traigo o incluso en una charla.
Viene a cuento esto por algo que me sucedió en mi penúltima visita a Galicia. Me dediqué una tarde a pasear por caminos rurales tal y como había hecho de niño y de joven; me deleita el simple caminar disfrutando de todo aquello que pueden apreciar mis sentidos; árboles meciéndose con el viento, campos cultivados con esmero y arduo trabajo, las pequeñas aves que endulzan el paisaje con sus trinos, sus vuelos y su simple presencia, etc.

Varias veces he comentado como mi desarrollo como persona ha sido en un entorno  de campo y naturaleza, por eso tengo muchas veces presente las vivencias de mi juventud y que mi memoria rememora de cuando en cuando, pero es imposible recordarlo todo y por eso a veces se producen resortes que llevan a la mente a explorar rincones de nuestra memoria más escondidos que otros.

Así sucedió cuando durante aquel paseo pude ver después de muchísimos años, un grupo de "Medas" de maíz;  Fue verlas y por mi mente pasó el proceso completo del cultivo de este cereal en la Galicia rural, desde la siembra con arados tirados por bueyes que hacían surcos en la tierra e iban depositando diminutos granos de color amarillo hasta que meses más tarde serían  recogidos por sus sembradores y multiplicados por varios cientos y miles de granos.
Sin embargo la siembra de este productivo cereal no es exclusiva de Galicia, se produce en muchísimos lugares del planeta, lo que desconozco es si tras la cosecha de las espigas, lo que queda, se trabaja y almacena como aquí puede verse y como yo no recordaba, ni veía desde hacía varios lustros.

Efectivamente una vez que la planta de maíz se hace grande y las espigas están repletas de granos listos para recolectar, ¿que sucede con la planta...? Pues lo que siempre se ha hecho en el entorno donde yo me he criado es decir, se aprovecha el tronco y hojas de la planta como forraje para los animales y he aquí donde sale a relucir el ingenio del campesino.
El agricultor no siempre tiene sitio físico para guardar y almacenar la planta seca del maíz ya cortada con lo que la única posibilidad es agruparla en estas formas similares a las conocidas tiendas de los indios americanos. Almacenándolas de este modo se asegura que durante una temporada el ganado podrá consumir este forraje; los troncos más externos acaban poniéndose malos y negruzcos debido a la humedad de las persistentes lluvias que suelen producirse en los inviernos gallegos, pero el resto de plantas permanecen perfectamente conservadas para el uso en que se pensó.

Y estas formas son las que reciben en gallego el nombre de "medas"; esta palabra fuera de este entorno solo lo había conocido como el nombre propio de unas islas que hay en plena Costa Brava y en plural, las Islas Medas; un diminuto archipiélago pero de una enorme riqueza biológica.
Ahora ya sabéis algo más sobre el significado de esta palabra y que se usa no solo para la forma en que se amontona la planta del maíz tras su recogida sino muchos más cereales como pueden ser el trigo o el centeno.

Espero que esta breve lección de cultura campesina os resultara interesante.
Hasta otra, besos y abrazos.

Ger.

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