jueves, 30 de enero de 2025

El niño de los charcos...

Venecia con sus canales, puentes y palacios rezuma encanto por todas partes; Roma es historia viva de lo que fue un imperio grandioso y toda ella monumental pero... ambas ciudades se quedarían postergadas, da igual el orden, a un segundo y tercer lugar entre mis ciudades italianas favoritas. El ranking lo encabeza, desde el mismo instante que la conocí, la ciudad de los Medici y cuna del Renacimiento, Florencia.

Más recogida que las otras dos ciudades que he nombrado, uno paseando por la ciudad florentina tiene la sensación de estar recorriendo un parque temático de excelsas obras de arte tanto a nivel arquitectónico como escultórico. Rincones y más rincones de enorme belleza donde uno comprende perfectamente lo que le sucediera en su día a Stendhal y que daría origen al síndrome que lleva su nombre.


Sin duda uno de los lugares que más aprecio y gusta, en esta preciosísima ciudad, es el denominado Palacio "Vecchio" situado en la plaza de la señoría.

Fue en una de las visitas que realicé a la capital de la región toscana, cuando aproveché que los días previos había llovido, para llevar a cabo una de las cosas que más me gusta realizar a nivel de fotografía, jugar con los reflejos en charcos. De este modo aprovechando uno de aquellos charquitos de agua retraté la fachada de tan bello palacio que sin duda gran parte de su belleza se debe a la sencillez de formas que posee el mismo y a esa torre que lo corona.

  



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