miércoles, 31 de julio de 2019

Los Paraísos

Cuando hablamos de paraísos cada uno tiene un concepto diferente de lo que es eso pero es indudable de que hay algunos denominadores comunes en los que la gran mayoría podemos coincidir, y  la fotografía de hoy es un pequeño ejemplo.

La fotografía de paisaje tiene en las primeras y en las últimas horas de luz de cada día, el mejor aliado para captar mejor la belleza de los lugares que se fotografían sin embargo hay algunos aspectos del paisaje  que necesitan para ser fotografiados y que "luzcan", que el sol esté más arriba, es decir en las horas de más luz. Desde luego de no ser así,  esta fotografía que hoy traigo no podría verse de este modo, ni las nubes saldrían tan blancas ni ese color turquesa del agua sería apreciable.

Dejando de lado estos aspectos un poco más técnicos, lo que se ve, es un paraje que para mí si resulta paradisíaco, un trocito de la costa bretona.
Cuando te mueves en una ruta visitando faros,  hay puntos intermedios que también tienen un enorme atractivo,  y así en este caso preferí disfrutar de este trocito de costa que no tanto del faro que iba a visitar. El faro de Milier casi puede verse en esta imagen pero queda tapado, el mismo está en esa casa que puede verse al fondo sobre el acantilado, es una casa peculiar ya que dicho faro forma parte de la estructura de la casa y está encarado al mar.

Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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sábado, 27 de julio de 2019

Il Capo

Esta imagen no tiene mucho de particular pero al mismo si lo tiene, me explico. Hacer fotografías en el interior de un templo religioso sea cual sea la divinidad a la que le profesen su fe los seguidores de la misma,  siempre es complicado. Se pueden hacer fotos sí, pero en unas condiciones que lógicamente dificultan enormemente el que dichas fotografías puedan realizarse de manera que se obtengan con buena calidad; ojo, no me estoy refiriendo a que la imagen sea bonita o no, que tenga un buen encuadre o que sea original. No,  no me estoy refiriendo a eso, me refiero a que no sea una imagen realizada con un ISO demasiado alto que añada “grano” a la fotografía o que incluso la misma salga movida, por citar sólo algunos defectos que puede tener una imagen siempre que los mismos no sean buscados de ese modo, a propósito.
Todas estas cosas pueden suceder en  un recinto de estas características  en los que habitualmente  uno no puede hacer exposiciones medias o largas para conseguir la luz adecuada, y es que  claro, para ello la cámara tiene que estar absolutamente estable en algún lugar y no me refiero en nuestras manos…
Después de un par de encontronazos con gente “oficial” durante mi periplo Siciliano por culpa  de mi trípode, decidí extremar un poco las precauciones para que nadie se sintiera ofendido. La noche anterior a la toma de esta imagen, habíamos dormido casi pared con pared, en un apartamento que está junto  a este que es el Duomo de Módica. De Módica os hablé en su momento por diferentes aspectos pero sobre todo por uno (muy goloso por cierto) y es el de la elaboración  de su famoso  y reconocido chocolate siguiendo la misma técnica que usaban siglos atrás  cuando los españoles  introdujeron el chocolate en  Sicilia.
Como decía, esa noche anterior estando literalmente al lado del Duomo, aproveché para hacer algunas fotografías nocturnas de su imponente fachada y al día siguiente tras desayunar entramos a admirar el interior del templo. Como era temprano, todavía no había mucha gente en el interior con lo que la visita podíamos realizarla sin muchos agobios. Había un hombre vestido de modo "normal",  y con esto me refiero a que no llevaba hábitos de ninguna clase, ni tenía  aspecto alguno de ser el clérigo, pero que sin embargo  parecía que era quién allí  "cortaba el bacalao".  Además del italiano, hablaba en inglés y francés con cualquiera que le realizaba alguna consulta referente al edificio, su historia y el arte que allí se encerraba. Probé entonces con dirigirme a él empuñando la cámara fotográfica y con el trípode en la otra mano, para preguntarle si podía hacer fotos; su respuesta no pudo ser más rotunda y soltó un “por supuesto” que no me dejó lugar a dudas. 
Había un par de personas más, “vigilando" el interior del templo y que en ningún momento me dijeron nada mientras yo me movía por allí con el equipo fotográfico aunque  la verdad es que  me habría dado lo mismo, sí hubiera habido algún problema los habría enviado sencillamente a que hablaran con el "capo" que me había dado permiso para fotografiar.
Probé a realizar fotos desde distintos lugares y con resultados dispares,  y fue este el que más me gustó, una fotografía casi simétrica del precioso altar mayor del Duomo de Módica y que realicé con una exposición de 13 segundos.
Además de la sillería que lo rodea,  puede observarse ese enorme retablo pintado de gran belleza y todo ello enmarcado por esas paredes blancos que de algún modo reflejaban la poca luz que hay dentro del lugar.
Tras moverme con soltura por la planta de la catedral, mi acompañante me comentó que por un simple €uro podía subirse al campanario, así que me dirigí nuevamente al “anfitrión” y le pregunté si era él a quien debía comprarle el ticket que daba acceso al mencionado campanario; me contestó afirmativamente y además me dijo que si si, que subiera que tendría unas bonitas vistas para hacer fotos. Le hice caso, y una vez más allí estaba yo en las alturas, en medio de unas enormes campanas divirtiéndome con la cámara.
Hasta aquí la parte que a mí me concierne y con la que ya nos disponíamos a decir adiós al  templo.
Bajo del campanario y cuando estaba apenas a tres metros de la entrada principal viendo la posibilidad de hacer una última fotografía a contraluz, observo que por la puerta acceden, un hombre algo más mayor que yo y un jovencito que parecía ser su hijo; mientras tanto en la puerta se quedaba la mujer del mismo sin llegar a entender por qué no entraba pero enseguida me di cuenta del motivo, llevaba una camiseta de asas, una de esas prendas indecorosas a los que la iglesia por lo visto le tiene pavor, supongo que por si alguien dentro de la iglesia ve unos hombros y se pone cachondo…. argggg.
Hay costumbres estúpidas y también estúpidas costumbres..... supongo que muchos habréis comprobado igual que yo, como en muchos (por no decir en la inmensa mayoría) de los templos religiosos está prohibido entrar mostrando los hombros, al menos en el caso de las mujeres, y es por ello que en el interior de esos recintos religiosos siempre hay algún "bendito" que le sugiere a la mujer de turno que se ponga algo sobre los mencionados hombros o como muchas veces también sucede, ellos mismos tienen unas pequeñas capas para prestar  y que de ese modo las féminas puedan darles uso con el fin de acceder sin mayor problema al "santo lugar".
Me resulta complicado, muy complicado razonar y encontrar sentido a cuál es la falta de respeto que representa que una mujer muestre parte de su piel en un lugar así y más cuando ello queda a juicio de esa calaña retrógrada y perversa que es la iglesia,  más allá de que entre sus miembros pueda haber (que no lo dudo) gente que merezca la pena. Sin embargo yo me quedo con esas manzanas podridas que viven dentro de esa organización y que incluso son protegidos dentro de la misma.
En fin que la mujer se quedó justo en la puerta de entrada apoyada en el marco de la misma mientras el marido y el hijo paseaban por el interior; nuestro protagonista entonces que por allí estaba, atendió gustosamente una consulta de la mujer sobre, creo recordar, algo relacionado con las fechas en las que se construyó la catedral y ya enlazaron con más temas mientras yo por allí seguía intentando ver que foto final iba a realizar.
Fue entonces cuando sucedió algo que me encantó, el hombre sugirió a la mujer que no se quedara en la puerta y entrara al interior para observar más de cerca lo que desde allí contemplaba con tanto interés y entonces ella le señaló con uno de sus dedos índices como sus hombros estaban desnudos y que no podía entrar. 
Con el rostro bastante serio el hombre se la quedó viendo y le dijo...: "Aquí mando yo, y si yo le digo que puede entrar es que puede entrar y no hay más que decir...”.  Y así fue como la mujer entró en el edificio y fue al encuentro de su marido e hijo "enseñando" unos morenos hombros dentro de aquella iglesia.
¡Olé! una vez más por aquel pragmático personaje que ajeno a costumbres o creencias estúpidas, ejercía de un modo fantástico  su cometido, de atender a todos los curiosos que nos allegábamos a disfrutar de la belleza de aquel lugar que es la principal atracción de la ciudad de Módica.
Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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jueves, 25 de julio de 2019

Faros que asustan


Realmente no es que asusten, pero te das cuenta como en un día de condiciones atmosféricas ideales como la del día que tomé esta imagen, la que se monta… no quiero imaginarme (o si) como serán lugares como este o similares en días de temporal, tormentas y olas de más de diez metros de alto.
El lugar es conocido como “Punta de Raz”, un cabo geográfico en pleno Finisterre francés que como creo haber contado en alguna ocasión, es el territorio con mayor concentración de faros y balizas del mundo. Este último dato creo que es bastante significativo, son costas llenas de parajes preciosos, abruptos y en algunos parece incluso que nadie los hubiera pisado pero cuando el mar muestra toda su bravura la cosa se pone seria con lo que hay que hacerse ver ante los ojos de todos los navegantes que realizan sus singladuras por esta zona de la costa Atlántica.
La foto, corresponde a unos de los muchos faros que en esta costa bretona fueron alzados en el mismo mar sobre rocas, con lo que el mar te rodea a todas horas. Para hacer esta foto tuvimos que resguardarnos tras unas rocas que nos servían de parapeto, de lo contrario habría sido imposible, no solo hacer la foto sino incluso mantenerse en pié, del viento tan fuerte que soplaba. Como ejemplo podéis ver todas esas crestas en el mar productos de ese viento del que os hablo.
Estar ahí, en pleno temporal, eso sí que tiene que ser un espectáculo sobrecogedor.

Lo que puede verde tras el faro es la diminuta Isla de Sien que como puede apreciarse también cuenta con su propio faro, como casi todas las islas e islotes de esta recortada franja costera.
Deseando volver….

Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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viernes, 31 de mayo de 2019

Una casa entre piedras

Cuando preparaba meses atrás el viaje de hace unas semanas a Bretaña, tenía para el segundo día, un lugar de visita obligada, Había visto el lugar algunas veces en fotografías pero no sabía la ubicación de dicho lugar hasta hace bien poco y cuando lo supe, para allí que nos fuimos.

El norte de Bretaña lejos de ser una costa perfectamente recortada, cuenta con muchos kilómetros donde se suceden diferentes accidentes geográficos como cabos, ensenadas, , pequeñas penínsulas, bahías, islotes, etc.…
Y es ahí, en una pequeña península, por cierto un poco difícil de encontrar, donde alguien a mediados del siglo XIX decidió construir su casa, teniendo como parapeto dos enormes rocas que le sirven de protección natural contra las tormentas y los muchos días de viento y lluvia por los que la zona se ve asolada.

A día de hoy, la nieta del primer dueño de semejante casa, sigue viviendo aquí y seguramente seguirá contemplando como a varios centenares de metros casi todos los días vienen curiosos, como yo, a ver esa genial osadía de su abuelo por levantar ahí una casa.
Aquí va una imagen panorámica formada por varias tomas verticales de este lugar tan singular donde por cierto, mientras yo hacía esta fotografía, un grupo de abuelos pintaban sobre sus lienzos tan inusual vivienda.

Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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lunes, 25 de marzo de 2019

"Por allí los mallos"

"Los Mallos de Riglos"



Lo que hoy os propongo es una imagen a lo grande, y nunca mejor dicho, se trata de una panorámica formada por 11 imágenes verticales para poder así abarcar los prácticamente tres kilómetros en línea recta que hay desde la punta más destacada por el lado izquierdo llamada “No importa” hasta  la que encontramos más a la derecha y denominada  Punta turol”.

La imagen la tome a una distancia de dos kilómetros y medio de esos impresionantes peñascos, concretamente desde el vecino pueblo de Murillo de Gallego.

La imagen está  tomada sobre las diez de la mañana  para que esas primeras luces acentuaran más la belleza del color rojizo de la piedra, en contraste con el verde de la vegetación del lugar y por supuesto del blanco nuclear de las casitas del pueblo que da nombre a este paraíso de los escaladores.

El resto de la mañana la invertí en hacer una ruta circular sobre los Mallos más destacados, realmente a sus pies te sientes empequeñecido ante semejantes moles y más todavía cuando consigues divisar alguno de esos diminutos puntos que conforman sobre sus paredes, los valerosos escaladores.
Es sin duda un paraje ciertamente espectacular que bien merece al menos una visita para absorber la magia del lugar.

Esto es todo, besos y abrazos.


Ger.


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martes, 8 de enero de 2019

A vista de roedor


Los que crecimos a la sombra de aquel mítico programa televisivo que era "El hombre y laTierra", aprendimos mucho de fauna, de flora, y en general aprendimos a valorar un poco más, si cabe,  la naturaleza.

Gracias al bueno de FélixRodríguez de la Fuente descubrí,  en uno de aquellos capítulos, a un pequeño roedor llamado Lirón careto y cuya simpática cara y graciosos movimientos me traen todavía el recuerdo de aquellos momentos familiares frente al televisor en las décadas de los 70 y 80.

Hoy he querido infiltrarme yo en el bosque como si fuera uno de aquellos lirones. En fotografía va bien cambiar los ángulos y las perspectivas para no tomar siempre las mismas imágenes; cuando hacemos por ejemplo fotos a niños, va bien arrodillarse o sentarse a su altura para que no se vean siempre las imágenes realizadas desde arriba y siempre con esa misma perspectiva.

Y hoy, he decidido tirarme cuerpo a tierra para tener una visión similar a la que tendría nuestro amigo roedor. De este modo uno puede avanzar entre la hojarasca y encontrarse de repente con una incipiente y bonita seta que puede servir tanto de refugio para algunos insectos como de comida para otros animales del húmedo ecosistema.




Esto es todo, besos y abrazos.






Ger.


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domingo, 16 de diciembre de 2018

Una visita al San Carlo





En mi reciente visita  a la ciudad de Nápoles mi prioridad absoluta era visitar y conocer en persona el interior del teatro de ópera más antiguo del mundo todavía en activo y dotado a su vez de una belleza resplandeciente, el  teatro  San Carlo.

Elegí una visita guiada en italiano para recorrer las interioridades del teatro pero he de reconocer que poca atención le prestaba a nuestra agradable guía,  yo me dedicaba  más bien a buscar ángulos, encuadres, etc… para ir sacando fotos  y todo ello esquivando a otros turistas cámara o móvil en mano, con el fin de que en mis fotografías no saliera personaje humano alguno.

Era un viernes y ese mismo día por la tarde apenas una hora después de que se cerraran las puertas del teatro para los curiosos y visitantes tendría lugar el ensayo general de la ópera con la que dos días más tardes  se inauguraría la temporada lírica napolitana. Y como si de una premonición se tratara ese mismo viernes al mediodía me crucé en plena calle con uno de los napolitanos ilustres de nuestros días y uno de los más renombrados directores de orquesta del mundo, el inconfundible Riccardo Muti que precisamente abriría la citada temporada.

El teatro San Carlo, construido en apenas nueve meses y que fue inaugurado en 1737, ha sido el modelo a seguir por el resto de teatros líricos que a lo largo de los siglos XVIII y XIX  fueron levantados. Entre las muchas curiosidades que presenta este coliseo napolitano destacaría la presencia en todos sus palcos de un gran espejo cuya principal funcionalidad era que con su orientación el monarca pudiera ver desde su palco la cara de todos los asistentes a las pertinentes funciones, y lógicamente a la inversa pero con una particularidad importante y es que los asistentes a los diferentes eventos no podían  aplaudir si previamente no lo había hecho ya el monarca.

Al final, de la colección de imágenes cazadas aquel día me quedo con esta, una visión diferente desde la parte trasera y de acceso al palco real.

Esto es todo, besos y abrazos.





Ger.


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Vivir con riesgos

E stá claro que uno puede tener una vida "cómoda", adjetivo que por cierto daría para un buen debate si pensamos en lo que esa pal...