jueves, 22 de febrero de 2024

La dama y su escolta

Hay ciudades que merece la pena conocerlas y recorrerlas con calma a pie de calle, son esas ciudades que rezuman belleza en su arquitectura y en general en su urbanismo.

Barcelona es una de esas ciudades, y es que hay auténticas obras de arte en forma de edificios, muchos de ellos pertenecientes a ese estilo artístico del modernismo catalán, en donde muchas veces hasta los más pequeños detalles han sido pensados para llamar la atención del transeúnte, o de aquel que vive en su interior.

Pero esta belleza no radica sólo en los edificios propiamente, lo son también sus complementos, tales como puertas y balcones de forja donde ahí cada pieza es única, por no hablar de las porterías de muchos de estos inmuebles que merecen un capitulo a parte, algo así como una galería de arte en miniatura.

Por todo esto y más, ciudades con estas joyas arquitectónicas se merecen que uno eleve la vista más allá de lo que sus ojos atisban a primera vista y viendo al frente; yo lo hago a menudo y más de una vez he estado a punto de tropezar con peatones y elementos del mobiliario urbano... jajajaja.

A propósito de todo lo dicho, sí uno le añade un poco de imaginación, entonces pueden salir historias como la que hoy os traigo en esta imagen. Se trata de una fotografía de este pasado fin de semana mientras mi mujer y yo paseábamos por el centro de la ciudad; no llevaba mis dos cámaras réflex encima pero sí la pequeña de la familia que ocupa un poco más que un teléfono móvil y que me está demostrando lo acertado de su compra  y el mucho juego que me da con sus prestaciones (Canon Powershot G7 X Mark III). 

En lo alto de uno de esos edificios y a modo de contraluz con el sol ya escondido, se dibujaban sobre el cielo estas cuatro figuras. La más evidente es esa estatua de una mujer ataviada con un vestido más propio de finales del XIX o principios del siglo XX, cuando probablemente se construyó este edificio en cuestión.

Vi la imagen y pensé: “debe ser alguien importante, las dos torres de delante parecen que le abren paso y mientras a su espalda la escolta su guardaespaldas más fornido y con aspecto de alfil ajedrecístico”.

Y hasta aquí lo que este loco de cabeza despejada interpreta, de un conjunto sin duda, de gran belleza.


Ger.

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lunes, 19 de febrero de 2024

Craco, ciudad fantasma

Cuando planeamos nuestro último viaje por el sur de Italia yo me apunté que una de las rutas entre dos de las poblaciones a ver pasara por la ciudad de Craco, en la región de Basilicata. Lo que había podido estudiar de esta denominada ciudad fantasma, me atraía lo suficiente como para desviarnos un poco de las vías tradicionales y concurridas, para llegar a este lugar un tanto perdido.

En lo alto de una colina y al borde de un acantilado se levanta lo que permanece todavía en pie de la pequeña localidad de Craco. Fundada allá por el siglo VI de nuestra era, vivió momentos de esplendor y también fue azotada por guerras y conflictos a lo largo de su historia. Sin embargo lo que realmente acabó por "destruir" a Craco fue su geología; levantada sobre un terreno arcilloso, el mismo carecía de estabilidad suficiente cuando se producían fuertes lluvias o pequeños seísmos, bastante frecuentes en la zona. Todo esto propiciaría a partir de finales del siglo XIX que poco a poco la población de esta localidad fuera descendiendo en un continuo goteo, y así hasta que finalmente el deterioro de las construcciones aconsejó el desalojo total.

A día de hoy el acceso al pueblo está vallado debido al riesgo que supone el posible desprendimiento de las casas, sin embargo es posible concertar una visita guiada por algunas de las calles del pueblo bajo la supervisión de guías autorizados y con casco, por supuesto.

Nosotros desdeñamos esa posibilidad de entrar a recorrer sus calles pero yo quería llevarme algún retrato de Craco ya que me pareció un lugar diferente, y con cierta magia. Metidos en un campo de olivos busqué un lugar donde poder ofrecer una perspectiva que mostrara esa estampa sobre la colina.

Por otro lado, cuando uno está de viaje no siempre se puede fotografiar lo que se quiere con la mejor luz posible, pero si quieres documentar lo que ves a tu paso toca adaptarse.

Como curiosidad de este momento fotografiando el perfil de Craco, en un principio no me di cuenta (lo hice cuando llegué a casa y descargué las fotografías) que sobre los restos del castillo lucía todavía un "trocito" de luna.


Ger.

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viernes, 16 de febrero de 2024

¿Te arrastras por el suelo?

Yo sí, pero eso no es ninguna novedad, llevo haciéndolo décadas y espero continuar mientras el cuerpo aguante.

Tener una infancia y una juventud en el campo y en un ambiente propiamente rural te hace crecer y divertirte, supongo, de un modo diferente al modo en que se viven esas etapas de la vida, en una urbe.

Yo siempre me he sentido muy orgulloso de esa vida en la que corría atravesando plantaciones de maíz, trepando a los árboles o haciendo travesuras en campos de cultivo. Fue una etapa maravillosa en la que uno se  sentía amo del universo y afortunadamente carecía de grandes preocupaciones (algo que debería ser siempre así, en la niñez).  En mi caso, alguna vez me excedí un poco en esa ausencia total de preocupaciones y falta de responsabilidad por mi parte, tal fue la desidia que ello tuvo su "recompensa" repitiendo dos cursos escolares, primero y segundo de BUP concretamente; nada grave desde luego y de lo que además no guardo trauma alguno, aquí sigo y además con una vida plenamente feliz.

En aquella época de felicidad, Carlos, mi vecino, amigo y prácticamente familia, era mi aliado en todo tipo de aventuras; así fue hasta que la pubertad y gustos por diferentes aficiones nos llevó por caminos distintos, pese a esto seguimos siendo grandes amigos ("primos" nos decimos) y siempre que regreso a Galicia procuro verlo, a él y por supuesto a la "tía Nieves", su madre.

Dicho esto, paralelamente a mi amor por la naturaleza, en estos últimos lustros se ha sumado mi pasión por la fotografía por lo que a día de hoy, no concibo salir al campo sin alguna de mis cámaras.

En mi última visita al pirineo, durante una de las excursiones, cuando ya caía la tarde, rememoré uno de aquellos instantes de juventud; y es que allí donde hay un charco, un lago o cualquier lugar con agua en quietud, casi siempre intento ir a la búsqueda de alguna fotografía que se preste a un reflejo.

En esta ocasión tenía ante mí uno de esos protagonistas que no pasan desapercibidos, y él es conocedor de ello.... lo sabe, está ahí, al otro lado de la frontera como incitando a que vayas a verlo mucho más de cerca.

Efectivamente se trata del Midi d'Ossau y que durante mi descenso de los ibones de Anayet comprobé que podría ser retratado, parcialmente reflejado. Sin embargo para conseguir la perspectiva y el encuadre que deseaba no me quedaba otro que tirarme al suelo y ahí se agolparon infinidad de recuerdos de mis días de niño, recuerdos de felicidad igual que este que hoy muestro y comparto.

 

Ger.

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domingo, 11 de febrero de 2024

Volare

Corre el año 1958 y en el festival italiano de San Remo una canción y su compositor-intérprete serían los ganadores del mismo aunque más allá de eso, "Nel blu dipinto di blu" tendría una repercusión a nivel mundial como nunca antes había alcanzado otro tema italiano.

Su compositor Domenico Modugno que entonces no era muy conocido por el gran público, al alzarse con el triunfo en San Remo ello le daba derecho a representar a Italia en el festival de Eurovisión. Con el mencionado tema acabaría en tercera posición, sin embargo el impacto de este tema ya quedaría para siempre como uno de los más destacados de la historia musical italiana. El tema ha sido versionado por infinidad de artistas de todos los géneros posibles y traducido a diferentes idiomas.

Y este verano pasado, mientras descubríamos la bella región italiana de la Puglia nos acercamos hasta el precioso pueblo donde nació Doménico Modugno (Polignano a Mare) y allí nos retratamos junto a la escultura en la que se perpetúa la figura de su hijo predilecto con esos brazos abiertos en clara referencia al célebre tema "Volare". 


Ger.

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miércoles, 31 de enero de 2024

Amanecer frustrado

Durante nuestra estancia en los Dolomitas el pasado verano, una mañana madrugué especialmente con intención de fotografiar el que podría ser un espectacular amanecer. La intención era buena,  sin embargo un cielo encapotado no dio lugar a una salida del sol “ilusionante”, (no siempre puede salirse uno con la suya). 

En la imagen puede apreciarse como muy al fondo y tras ese manto de nubes, podía atisbarse lo que pudo haber sido y no fue.  Decidí que entonces el protagonismo debía llevárselo una de esas diminutas iglesias pero llenas de encanto, que salpican la zona.

El lugar nos gustó tanto que volvimos al día siguiente para hacer aquí nuestro “picnic" y después estirarnos sobre esa hierba disfrutando de un cielo precioso.

Esos momentos que se quedan inmortalizados en la retina y en el baúl de los recuerdos, cuando uno viaja.


Ger.

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lunes, 29 de enero de 2024

La sequía

La sequía que asola Cataluña desde hace más de un año tiene su mejor termómetro en el estado de los diferentes embalses que pueblan su geografía. El pantano de Baells es uno de ellos y como sucede en estas construcciones, la falta de agua deja al descubierto los restos (en este caso patrimonio) de todo lo que el agua sepultó cuando décadas atrás se decidió embalsar las aguas del río Llobregat.

En esta fotografía panorámica compuesta por cinco imágenes verticales queda patente el estado del lecho del embalse y apreciarse en su totalidad la estructura del monasterio de San Salvador de la Vedella (S. IX).


Ger.

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jueves, 11 de enero de 2024

5 minutos...

Había sido un día fantástico con una excursión a los Ibones de Anayet, eso sí, la misma fue un poquito más complicada de lo que originalmente estaba previsto. Justo la noche anterior se produjo la primera nevada de la temporada y si bien parecía que la cosa no tendría demasiada trascendencia, a la mañana siguiente cuando comencé a subir por las pistas de la estación de Formigal no podía imaginar lo que iba  a encontrarme apenas un centenar de metros más arriba.

 Efectivamente a medida que mi ascensión iba tomando altura, la nieve era cada vez más protagonista, hasta tener en muchos puntos más de 40 cm de espesor. 

 

En esas condiciones lo más lógico hubiera sido proseguir con raquetas pero los pocos que estábamos por la zona en aquel 31 de Octubre, no nos imaginamos el calado de aquella nevada que el día anterior comenzara de manera sigilosa.

 

Con todo,  la inesperada nieve me concedió un aspecto diferente de los ibones tal y como yo me los imaginaba a finales de verano y principios de otoño. Ni que decir tiene que al ser aficionado a la fotografía,  me entretenía a cada momento con encuadres, vistas, detalles, etc, pero sabía que no podía dormirme en los laureles pues el fin de semana anterior se había cambiado la hora y por tanto contaba con menos luz solar. 

No hubo contratiempos durante el descenso y así cuando llegué donde había dejado el coche  decidí, dada la cercanía, acercarme hasta el parking del Portalet y disfrutar una vez más de esa icónica y preciosa imagen del pico Midi de Ossau. Alrededor del mismo había algunas nubes que me parecieron perfectas para poder hacer una toma de larga exposición.

Y así fue, monté el trípode​, la cámara y saqué a pasear un aliado fantástico para estas circunstancias, un cristal degradado de 10 pasos.

 

¿Resultado...?

Esta imagen con más de cinco minutos de exposición​, espero que os guste.


Ger.

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Vivir con riesgos

E stá claro que uno puede tener una vida "cómoda", adjetivo que por cierto daría para un buen debate si pensamos en lo que esa pal...